La muerte no tiene novio porque es homosexual.
05
de Abril
de
2018
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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Hoy ando un poco revuelta, algo inquieta, pensando e intentando adivinar cual puede ser el motivo de ese desasosiego, de esa falta de calma interior, de esa zozobra en estado máximo que me ha atrapado y se niega a soltarme.He analizado el contexto de esa desazón mía que viene impresa en letra mayúscula y he llegado a la conclusión de que la puesta en escena de una Semana Santa de exaltación patria me ha agitado interiormente y sobremanera. Las penitencias, los muñecos de cartón piedra dolientes y sangrantes, las imágenes de maltrato extremo y de violencia, las cruces y las crucifixiones en vivo de gente que quiere sufrir como sufrió Jesús, los legionarios marcando paquete, unos más que otros, y cantando el novio de la muerte con el coro de la plana mayor del Gobierno de este país aconfesional que no laico, gente con cadenas en los pies que creen que hacer exhibición de la autolesión pondrá su pecadómetro a cero. Todo ello con el atrezzo de fondo de un paisaje miedoso de montones de personas que debajo de un capirote y con un velón encendido entre las manos, deambulan en procesión, en un tránsito tambaleante, lento, al ritmo de tambores o envuelto en un silencio ronco y extremo.Los curas sirviendo copas de discurso de odio impune en la “Happy Hour” de una semana de explosión de un adoctrinamiento consentido y necesariamente auspiciado y permitido, apoyado y encubierto bajo el seudónimo de “Evangelio”, cuando en realidad lo que asoma es el intacto, pero disfrazado para la ocasión, nacionalcatolicismo que nunca se marchó y que siempre ha estado, aunque envuelto en otras identidades y bajo diversas apariencias.Claman desde los púlpitos sotanas de exención rabiosa y de enfado permitido. Hábito pío de la normalización social de dos realidades enfrentadas por la opresión constante de las túnicas de Padrenuestro que atacan con furia a quienes, con nuestras vidas, ponemos en peligro la pervivencia de su sistema, de ese que como Dios manda, les mantiene en el poder y les facilita seguir viviendo de un cuento de palomas, vírgenes y un señor que bien podría haber sido el primer comunista y que era curandero.Me turba ver a mi vecino, al que saludo a diario en el bar de la esquina del barrio, alardear de un dolor de espalda inmenso y del enorme tamaño de una llaga purulenta e infecta en uno de sus hombros. Pústula ocasionada por cargar un paso que pesa tanto o más que el arrastre de un sistema político déspota, que usa la tradición y el miedo de la gente a dar la espalda a lo que entienden es un nexo identitario que nos aúna a todos en un solo corazón. Ese tronco colectivo que nos vendieron como el denominador común de una raza española a la que debes abrazarte si no quieres ser tachado de antisistema, resentido o persona violenta. Violenta porque piensas, porque transgredes con tu vida y con tus actos las imposiciones con las que pretenden controlar y controlan las vidas de todos nosotros; violenta porque la nitidez de tu mirada te permite ver como el poder en manos de los mismos de siempre utiliza las emociones en su propio beneficio para crear trincheras, orillas y fronteras separadas por abismos insalvables; violenta porque escuchas la música que suena de fondo con melodía de utilización rastrera del atontamiento de un pueblo que se mantiene muy ignorante y tiene miedo a ser libre; violenta porque constantemente te obligan a posicionarte, a tomar partido, a marcarte y etiquetarte en una de las dos categorías reinantes que son las mismas de siempre; violenta porque sabes que no es enfado sino dolor enconado, dolor de opresión, dolor de silencio, dolor de patada con bota militar en toda la boca.Para acabar y sin querer ser agorera, en mi hondo desasosiego de hoy y para ilustrar este artículo que me colocará en el bando de los violentos y de los antisistema, les dejo el mensaje de Francisco Franco a los Españoles con motivo del Año Nuevo de 1959, para que vean que nada ha cambiado, que seguimos envueltos en las mismas pugnas porque todo se quiso resolver matando, que la Semana Santa es una forma de sostener, mediante la exaltación y la aceptación colectiva, un sistema político que sigue instaurado. Que el discurso del dictador asesino es contemporáneo y podría ser el mismo que pronunciase algún novio de la muerte de esos que se emocionan tanto, tanto, cantando.“La República acrecentó y multiplicó todos estos males (la inestabilidad política, el fomento de la lucha de clases, un ambiente permanente revolucionario con menoscabo de la autoridad, el terrorismo en determinadas regiones, la decadencia espiritual y el atraso cultural de grandes sectores, el bajo nivel de vida y las enormes desigualdades sociales, el fomento libre de los separatismos y el estancamiento de nuestro progreso económico) agravándose la desintegración nacional con el pacto con los separatismos. La libertad de las conciencias con leyes perseguidoras de la religión y de la Iglesia; la defensa nacional, con la debilitación de las instituciones castrenses; el orden, con el quebranto del principio de autoridad; el trabajo, con la paralización económica, y los fundamentos de nuestra civilización occidental con el deslizamiento rápido hacia el comunismo”.Que disfruten de las restantes 51 semanas no santas camaradas.
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