Antonio-jerseyrojjo.jpg

La pantalla nuestra de cada día

11 de Octubre de 2018
Guardar
pantallas, moviles, tablets
Vivimos, en los últimos años, mirando pantallas. Cuando no es la de la televisión, es la del ordenador, la Tablet, el móvil, los relojes modernos con tantas funciones, y esto nos aporta información, nos comunica con los demás de las maneras más diversas. Son inventos que han cambiado la manera de vivir de los humanos.Sin embargo, se pierde conexión interior, y vigilancia a ese dialogo que tenemos con nosotros mismos que muchas veces es sensitivo y otras, reflexivo.Vivimos en la sociedad del entretenimiento, de las mil opciones de distracción, que a veces conducen a la cultura y al aprendizaje y otras a las pérdidas de tiempo más banales.Hace falta una educación en la utilización de esos medios, y, al igual que nuestros padres nos instruyeron en el uso del cuchillo, el tenedor y la cuchara, en cómo comer, y más tarde aprendimos a manejar otras herramientas, se debe aprender a saber manejar el tiempo que se les dedica a ellas, y a darle un valor prominente a los encuentros personales, porque ahí es cuando nos manifestamos más, depende del grado de intimidad y de confianza, pero logramos expresarnos más plenamente. Los emoticonos no pueden substituir una cara de sorpresa, de temor, o de simpatía, en ese caso nos expresamos a través de un medio, pero no el que la Naturaleza ha previsto que tuviéramos, con todas las implicaciones sociológicas, psicológicas y neurológicas que ello conlleva.Es probable que estemos como niños con zapatos nuevos, y no nos demos cuenta de que por muy bonitos que sean los zapatos son solo eso, zapatos.El convertir en objeto de culto, como pretenden hacernos crees, los aparatos, es mal asunto, porque suena a sugerencia de bruja en el bosque que quiere que nos comamos una manzana que nos conducirá a la excelencia, a estar de moda, a ser admirado, a ser respetado, y solo por un objeto…. Es probable que estos premios se deban impartir por cualidades y virtudes, por mérito y valor, más que por la posesión de chismes tecnológicos, que son más bien o juguetes o herramientas. Y no es que en si mismos tengan algo intrínsecamente negativo, salvo la fascinación que nos proporcionan, las sensaciones de seguridad y disfrute asociadas, que podemos empezar a substituir por las realmente humanas, como es estrecharse las manos, hablar mirándose y expresando sentimientos. Parece mentira que hayamos llegado a un punto en el que haya que escribir de esto, pero parece que sí, que es necesario.Hay que tener cuidado con la tecnología, y con la inteligencia que la mueve y promueve, para servirnos de ella, pero que ella no nos convierta en sus abnegados adoradores del Procesador de Oro, que al igual que al mítico Becerro, se le hacían todo tipo de ofrendas.Estar con uno mismo es muy útil, uno puede aprender de las cosas y de su ser, desarrolla un pensamiento reflexivo y meditativo, y en los mejores casos alcanza la paz interior sin verse perturbado por el ultimo comentario en Facebook, tener pocos Me gusta, o no tener actualizado el sistema.De siempre el hombre ha encumbrado a sus hijos, a sus creaciones, pero conviene no maleducarlas, que sepan en todo momento que están para ayudar no para perturbar y robar más tiempo del conveniente.También se huye por las pantallas, pero el destino es un campo yermo y frio, sin nada firme a lo que aferrarse. Vivamos como humanos, no como títeres de gigantes virtuales.
Lo + leído