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Lecciones de la caída de Liz Truss

02 de Noviembre de 2022
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Hace solo mes y medio, los conservadores británicos apostaron por una nueva Tatcher, y eligieron líder y primera ministra a Liz Truss. Ésta, se presentó delante del Parlamento de Westminster con una receta neoliberal, aplaudida a rabiar por toda la derecha española y por sus voceros periodísticos.

Entonces, habló Rishi Sunak: “No va a salir bien, se avecinan tiempos difíciles, hay que pagar la factura del Covid y de La guerra de Ucrania, subirán los impuestos y los tipos de interés, las hipotecas serán más caras, los sueldos permanecerán estancados, habrá huelgas, protestas y apagones eléctricos, algunos tendrán que escoger entre pagar la luz y comer”. E inmediatamente después se fue para su casa, habiendo dimitido de su puesto de ministro de economía.

Y los propios mercados se cuidaron de pegarle a Liz Trussuna estratosférica patada en el culo.

Una noticia reciente ha avalado el fin de la neoliberalidad. El pasado jueves, día de la dimisión de Liz Truss publicaba el Financial Times la siguiente noticia “En 2016 la economía de la Gran Bretaña era el 90% de la economía de Alemania; y en octubre del 2022 no llega al 70%”. Y es que hablamos de una pérdida del 20% del PIB por causa directamente imputable al Brexit.

Europa también tiene que pagar, y paga, la factura del Covid y de la guerra de Ucrania, pero el impacto en sus economías no ha reflejado la caída inglesa. Y ese 20% les va a costar mucho a los ingleses recuperarlo.

Este dato, que lógicamente, ha sido muy comentado por los medios europeos, salvo por los españoles, añadido al hundimiento absoluto del gran partido del Brexit, nos puede dar una serie de lecciones de las que vale la pena aprender.

El primero es que, de nuevo, el nacionalismo estatalista es el que lleva a la ruina a sus países. A fin de ganar un Brexit, los conservadores británicos convencieron a los votantes de que Europa era un enemigo y que los burócratas europeos se aprovechaban de los ingleses. Ahora, esos mismos políticos que renegaban de Europa y llenaban el espacio de mentiras, han de tragar con una debacle económica que, mira tú, los europeos están capeando mucho mejor. La ironía es que ahora tienen un primer ministro no es siquiera de raza blanca, y a propuesta de los mismos parlamentarios que exaltaban la “raza inglesa”.

La segunda lección, la sacamos al ver que de nada les ha servido una política sin consenso. De nada sirve una política basada en la soberbia en la que una mayoría impone un programa económico e ideológico a un país. En Europa, pese a sus muchos defectos, se ha optado, en las medidas políticas y económicas por el consenso, consenso en el que se incluyen prácticamente todas las mayorías y minorías. Y ese consenso es el que han avalado, al final, los mercados.

La tercera lección que hemos de aprender es la que, en eso de los referendums, los carga el diablo. Tanto si es el gobierno el que los propone e incita, como en el caso del Brexit, donde se buscaba ganar unas elecciones al parlamento de Londres, a la par de una posición de fuerza con la derrota moral de la UE perdiéndolo por muy poco; como si es un referéndum donde lo que se busca es cercenar las aspiraciones de libertad de una parte del territorio. Ni en Escocia ni en Cataluña, se ha solventado el problema.

En fin, fuera de la Unión Europea, de sus formas y leyes, parece que hace mucho frío.

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