La ideología política que da sustento al grupo político que aupó a la Presidencia de la Nación a Javier Milei es sumamente difusa y líquida, por lo que la necesidad de lograr acuerdos provinciales que le permitieran participar de los comicios dió lugar a la llegada a las principales candidaturas a personas que no siempre compartían algo más que llegar a ocupar un espacio de poder y acompañar la candidatura de Milei, generando una suerte de libertarismo a la carta en donde cada uno toma o deja componentes a fin de armar su propio modelo libertario.
Así entonces, con la llegada al poder con una exigua cosecha de legisladores propios, la negociación política es central a la hora de lograr consensos parlamentarios que den vía libre a las propuestas de la fuerza gobernante. Una condición mínima de esto era mantener unidos los pocos legisladores propios.
Pero la luna de miel duró poco, en la última semana tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la Nación las autoridades de los bloques oficialistas amenazaron (en el caso del Senado lo ejecutaron y en el caso de Diputados ya había habido un desgajamiento previo) con la expulsión de quienes no seguían las líneas de acción del bloque.
Como si tuvieran un ‘libertariómetro’ que permitiera medir quién merece ser parte del bloque y quien no, las autoridades de los mismos, con aval implícito del Presidente y su círculo más cercano arremetió contra la Diputada Lourdes Arrieta y el Senador Francisco Paoltroni. La Diputada osó repartir culpas, y licuar las propias, respecto a la visita de varios colegas a los genocidas presos en la cárcel de Ezeiza, y arrinconada por el accionar de la mayoría expuso toda la negociación y organización previa dinamitando su pertenencia al bloque, a quienes acusó de haberlos traicionado, y se fue solita antes que la echen.
El caso de Paoltroni es distinto. El Senador cuestionó la política llevada adelante por el asesor estrella del Presidente de la Nación, Santiago Caputo, respecto de dotar a la Secretaría de Inteligencia de fondos reservados por $ 100.000.000.000 y no alivianar la situación de jubilados y pensionados que son los grandes perdedores del inicio del gobierno libertario.
La clave es el libre pensamiento. Se dice defender las ideas de la libertad, pero se señala a quien piensa de manera libre.
Al respecto fue claro Julio Anguita, el califa rojo, sobre la importancia de las ideas de la libertad.
Como dijera Juan Manuel Serrat ‘El que no se quede quieto no sale en la foto... Quien se sale del rebaño, destierro y excomunión.’
Eso no es libertad, eso es, a penas y apenas, libertarismo a la carta.