Andan en la derecha mediática un tanto soliviantados. Han caído en la trampa de la coalición postmoderna (decir de izquierdas es un insulto para las personas de izquierdas) de dividir el mundo en buenos y malos. Están todos echando espumarajos por la boca en cada jugada que hace el presidente del Gobierno. Han perdido cualquier tipo de intención informativa y actúan como cualquier activista en redes, vamos como Pablo Iglesias. Si informasen a sus lectores de lo que viene haciendo Pedro Sánchez con datos, hechos y factualidades no tendrían que ponerse hechos unos energúmenos.
El problema es que además de cafres son hipócritas. Si la misma indignación que tienen con el uso del falcon la hubiesen demostrado cuando los españoles pagaban el cuidado personal y médico del padre deMariano Rajoy en Moncloa, tendrían hoy el derecho a la indignación. Pareciera que estos periodistas, columnistas, todólogos y amancebados de los medios creen válido que la derecha colonice la instituciones, gaste el dinero público en lo propio, coloque a los familiares (ni una vez se han escandalizado por la colocación de hermanos, esposas, cuñadas, primas…) y utilice el presupuesto para garantizarse la victoria en las siguientes elecciones. Pues no. Da igual quien lo haga si se tiene una moral correcta.
La reforma del delito de sedición y el de malversación es un trapicheo indecoroso del actual Gobierno. Sánchez hará casi cualquier cosa con tal de asegurarse su supervivencia personal. El resto le da igual. Miren el reguero de cadáveres que ha dejado en su propio partido. No es un golpe de Estado porque si el PP, sólo o en compañía de otros, vence dentro de un año en las elecciones podría remover las leyes que se han ido colando por la puerta de atrás. Como ha sucedido con Aznar y Rajo en otras ocasiones. Triquiñuela parlamentaria en favor de los socios. Unos socios que nadie quería, ni el propio presidente si es que hablaba con verdad, pero que le han caído por la escapada de Ciudadanos, primero, y del PP de Pablo Casado, después. Todos han mirado por salvar su trasero. Y eso es lo que viene haciendo el actual presidente del PP.
No hacer caso a la prensa no siempre es malo
Están todos los medios de derechas y Vox pidiendo a Alberto Núñez Feijóo que proponga una moción de censura para buscar 176 diputados valientes. O 176 que puedan comprar como en el tamayazo, que nunca se sabe. Una moción de censura que tendría lugar en mitad de las fiestas navideñas o en febrero. Quien lo propone no tiene inteligencia política y no hace falta explicar el porqué. El pepero sí lo tiene claro y ha decidido utilizar otro tipo de estrategia, una utilizada por José María Aznar hace años. Del “¡Márchese señor González!” al “¡Márchese señor Sánchez!”.
No lo ha expresado de esta manera, todavía, pero sus últimas declaraciones van en esa dirección. Pide a Sánchez que convoque ya elecciones porque sus políticas de cesión a los separatistas/independentistas son ilegítimas. Y lo son porque se hacen cambios en la ley de parte o para acomodar deseos de algún que otro condenado. Respecto a lo que acontece con el Poder Judicial el tema es más profundo de lo que dan a entender los chusqueros de la prensa (da igual si de un lado o de otro). Entienden en el PP, para proseguir con el adelanto electoral, que tienen los ases en su manga, con el comodín de Vox, y nada mejor que presionar a Sánchez. Un tipo que se ha garantizado ya completar la legislatura (incluso solo) y que ha demostrado anteriormente que no le echan del sillón ni con ácido.
El PP no hará nada
Además la estrategia de Aznar resultó un fracaso. Primero porque no consiguió que se marchase González, quien le ganó una nueva elección y perdió por los pelos la otra. Y segundo porque, en realidad, dio muestras de incapacidad política para derrotar a su adversario. Le pedía que se marchase ya que él no podía hacer más. Lo mismo sucede con Feijóo, quien, por un lado, hace bien en no hacer caso de los que quieren enviarle a la encerrona de la moción de censura y, por otro, da la imagen de no saber cómo meter mano a las trapacerías de Sánchez. Entre otras cosas porque, en el fondo, no piensa cambiar las leyes que ahora le parecen aberrantes. ¿Por qué?
Si alguien piensa que el PP va a cambiar todas las leyes que ha sacado adelante el Gobierno es que no conoce la historia del PP, ni conoce lo que hacen en otros lugares. Esa visión Madrid-centrista les impide ver que el PP fuera de la capital es parecido al PSOE en ciertas políticas. Las políticas lingüísticas valencianas o gallegas (feudos del PP durante décadas) fueron las mismas que se han venido implantando en Cataluña. O ¿piensan que es todo culpa de la coalición postmodernita? En los medios no señalan que en Galicia haga la misma falta el gallego para trabajar en la administración que en Valencia. Mienten a sabiendas porque, en realidad, la defensa de los españoles les da lo mismo. Es todo postureo y subvenciones vía publicidad.
Si los nuestros malversan…
La malversación no la van a cambiar porque les viene bien. En los casi 200 casos de corrupción que se están instruyendo en distintos juzgados (especialmente en la costa levantina y la Andalucía oriental) muchos se salvarían del juicio con la nueva reforma. Y a quienes han estado sacando dinero para el partido hay que protegerlos. Por no hablar de todo lo que puede salir en Madrid en breve. Como entre pillos anda el juego, nada cambiarán. Las leyes para políticos no se tocan realmente. Y con la sedición pasará tres cuartos de lo mismo salvo que algún socio les presione. Y Vox no va a ser.
Vox no es más que un grupo de liberales-libertarios en lo económico que se dan apariencia de católicos para aquello de la moral. Al final son lo mismo que el PP pero echando espumarajos por la boca. ¿Dónde han dicho algo sobre economía, servicios sociales o españolidad mientras han sido socios de gobierno o apoyo externo? Cero. Lo único que se conoce es que han colocado a unos cuantos en nuevos chiringuitos o algunos ya existentes. Hay que ir los hechos para ver que no hay grandes diferencias, salvo arrastrar al PP al lodo, como hizo Podemos con el PSOE, en jugada muy hábil de los poderosos.
La reforma del Poder Judicial que nunca llega, ni llegará
¿Suponen las modificaciones legislativas un asalto al poder judicial? No más que lo que existía anteriormente. Pensar que el poder judicial en España es prístino y está libre de contaminación política es infantilismo mental. Como pensar que los grandes empresarios no tienen sus conexiones. Habiendo tenido el PP, que tanto se queja, dos mayorías absolutas para cambiar la legislación y que, según ellos, los jueces se eligiesen entre ellos ¿por qué no lo hizo? Porque le interesa colocar sus peones, como le interesa al Gobierno actual. Fariseísmo político.
La verdadera reforma del poder judicial debería hacerse recurriendo bien a la votación de los ciudadanos, bien mediante la democracia pura (como se expuso aquí hace tiempo). Cualquier otro mecanismo impedirá la independencia judicial porque en la elección de los jueces por ellos mismos habrá las mismas prebendas y oligarquización de los partidos políticos, y elegidos como hasta el momento es un mercadeo asqueroso. ¿Piensan PSOE, PP o Vox aceptar que el pueblo vote a los jueces o que se utilice la democracia pura? Si piensan que sí es que son más ingenuos que los que se creen a los medios de comunicación quejándose del gobierno por causas morales. La Justicia lleva siglos asaltada en España y no nombren a Montesquieu en vano y más sin leerlo, pues siempre habló de control de unos a otros.
Por mucho que ladren hoy los medios, deberían saber que Feijóo (o a quien quieran poner en su sitio) no cambiará ninguna ley sino que se aprovechará de ellas para su conveniencia. Y los medios callarán porque no sobrevivirían sin las jugosas subvenciones de los gobiernos peperos (o sanchistas). Por tanto, usted, ciudadano de a pie, vea, analice y piense, pero no se deje llevar por estos hipócritas. Se va a llevar un mal rato y no cambiará nada al final.