He de decir que jamás imaginé que la Justicia, principalmente los muchos jueces de la derecha y extrema derecha, que los hay, pudieran actuar de forma tan descarada a favor de sus amigos políticos, ni que fueran capaces de participar en maniobras orquestadas con medios afines, para elaborar una estrategia perfectamente orquestada, en la que la extrema derecha con sus Manos Limpias y Hazte Oír, presentaran denuncias sin fundamento, en contra de la doctrina del Tribunal Supremo, pero que puestas en manos de jueces afines serían admitidas y utilizadas para hacer ruido, que sería amplificado por los medios adecuados para que, al final, el líder del PP y su corte de gritones/as, con una indecencia insoportable, se suba al atril para insultar de corrupción a Pedro Sánchez -¿con qué pruebas?-, cuando debería ser Feijoo el que diera explicaciones convincentes de sus relaciones con el narco Marcial Dorado, de sus trapicheos familiares con la Xunta, o de la situación de la TVG.
Ha llegado el momento de que la Justicia esté fuera de la crítica y que los jueces sean inviolables. No, se equivocan y, en muchas ocasiones, lo hacen de mala fe. En esta afirmación me apoya el Derecho a la Libertad de Expresión y, sobre todo, el que la callada se confunda con que somos tontos, no nos enteramos de lo que pasa, y que todos los togados son infalibles. Y por ahí no se puede ni se debe pasar, porque si así fuera se saldrían con la suya y desviarían la opinión del pueblo llano.
En estos días pasados, Feijoo y su gente se ha desgañitado, en España y en Bruselas, diciendo que la culpa del desastre humanitario y material provocado por la DANA de Valencia ha sido culpa de Teresa Ribera y, por ende, Pedro Sánchez; pero poco convincentes han debido estar cuando las gentes de Valencia tienen localizado muy bien al culpable: el presidente de la Comunidad Valenciana, el popular Carlos Mazón.
Si aplicamos el sentido común, este individuo debería haber dimitido o haber sido cesado –con sus militares recientemente nombrados como cargos de su gobierno y que, antes de dar un paso en la reconstrucción que es para lo que están, lo primero que han hecho es subirse el sueldo; eso sí, de política nada, ¡qué cara más dura!-, ya que, este individuo, lleva muchas muertes sobre sus espaldas, pues siendo el responsable máximo, mientras que la gente moría, él estaba fuera de control en reuniones intrascendentes aún no explicadas. Ha dado la cara, sí, pero para demostrar su culpabilidad y tirando balones fuera. Más aún, sorprende la rapidez con la que se persigue una filtración en la Fiscalía General del Estado (se cree), y que la Justicia no haya movido un dedo para investigar a Carlos Mazón.
Se acabó, la justicia de derechas y ultraderecha (Peinado, Hurtado y un largo etcétera), es la principal culpable de querer eliminar un gobierno legítimo. Los jueces seleccionados son la vanguardia de una conspiración sin precedentes y, por consiguiente, los primeros que inician la revuelta.
A continuación salen a la palestra los medios de comunicación: la Cope, Antena 3, OK Diario, el Mundo, etc., y las redes sociales. Y ya, al final, saldrá el matador, Feijoo, ya sin montera, para dar fin al proceso. No se puede negar porque es cristalino.
Resumiendo, que no nos quieran engañar haciéndonos creer que son el PP y VOX los culpables de la involución, es un movimiento a tres patas que conforman los jueces de la derecha y ultraderecha, los medios de comunicación afines a esta causa y el PP más VOX.
Sin el apoyo incondicional de la Justicia, los casos Begoña Gómez, Fiscal General del Estado, o el hermano de Pedro Sánchez se disolverían como un azucarillo.