04 de Febrero de 2024
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¿Por qué ser neo-rural? ¡Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado!

¿Te gusta encender la chimenea y comerte unas castañas asadas en el otoño?

¿Te imaginas al final de la jornada laboral poniendo la piragua en el agua y dedicando un par de horas a pasear por un embalse cuando el tiempo lo permite?

¿Eres de setas?

¿Te gustan los animales domésticos, quieres disfrutar de tu mascota y no tenerla “encerrada”?

¿Te gusta andar por el campo y subir montañas?

¿Te gusta la bicicleta?

¿Quieres dejar de oír bocinazos, ruidos del tráfico, taladradoras buscando tesoros en forma de cables y tuberías subterráneas?

En verano ¿quieres dormir con las ventanas abiertas sin necesitar refrigeración?

¿Buscas las mismas drogas de la ciudad pero más variadas y de mejor calidad y precio?

¿Te gusta el comercio de cercanía y el trato personalizado en las tiendas?

¿Odias tener que cerrar las puertas con llave?

¿Te gustan la jardinería y la huerta, comer tus propios tomates, por ejemplo?

¿Has soñado con tener un burro, o un caballo?

¿Crees en el desarrollo sostenible?

¿Te gusta observar las nubes? ¿Eres de “baños de Luna” en noches de Luna llena?

¿Te gustan la astronomía y el conocer la bóveda celeste?

¿Quieres notar el cambio de la luz de los días, el desplazamiento del Sol al amanecer y/o al atardecer, eres de amaneceres o de atardeceres, o de ambos? ¿Disfrutas con los cambios de estaciones?

¿Has conocido la apicultura y/o la observación de aves?

¿Te gusta el sonido y el olor de la lluvia y/o el crujido de pisar la nieve y el silencio cuando cubre el campo con su manto?

¿Te resulta insufrible la contaminación del aire en la ciudad?

¿Te imaginas disfrutando del rumoroso ruido del agua corriendo en un humilde arroyo innominado, cerca de casa?

¿Disfrutas de un paseo por el bosque cuando no hay domingueros?

¿Adoras poder ir andando a comprar el pan y saludar a quienes encuentras por la calle?

¿Eres de conocer a personas y comunidades?

¿Crees que la tecnología tiene un uso apropiado que incluye el disfrute de la Naturaleza?

¿Te gusta lo auténtico?

¿Usas el centro cultural y la biblioteca pública?

¿Estás por la economía social?

¿Te preocupa el cambio climático?

¿Crees que es importante la calidad de vida?

¿Te gustan los “productos de la tierra” tipo huevos, patatas, tomates, pepinos, manzanas, membrillos, miel, setas, pestiños, bollos, rosquillas, nueces, leche, carne, truchas, pichones y otros, según la época?

¡Hazte neo-rural! ¡Ven a vivir y a trabajar al campo!

¿Qué es empotrarse?

Durante la invasión de Irak, en 2003, los ejércitos de EEUU y sus aliados incorporaron a los periodistas casi como parte de las tropas. Los “empotraron”.

Convivían con los soldados, recibían información exhaustiva, y participaban inermes en las batallas. Algunos murieron por ello, pues no era ficción ni retaguardia lo que describían.

A cambio de ese privilegio de escribir en primera línea, los periodistas perdieron objetividad; los habituales sesgos de información se multiplicaban por los nexos de amistad y colaboración con los soldados y los mandos.

No se puede escribir imparcialmente cuando se vive en uno de los frentes compartiendo sangre, sudor y lágrimas con sus combatientes. Por supuesto, este objetivo implícito nunca se reveló como tal, pues el objetivo declarado era el de dar mayor posibilidad de generar información en primera persona desde primera línea.

En España, el médico rural vivía “empotrado” en su comunidad. Tras la reforma de 1984, y más en el siglo XXI con las mejoras de las carreteras, muchos médicos rurales perdieron la oportunidad de empotrarse en la comunidad y pasaron a vivir en las ciudades, de forma que se trasladan a diario a sus trabajos y vuelven a dormir “a casa”, a la ciudad, donde está la familia. Actúan como “paracaidistas” que llegan desde el aire y se van en helicóptero, también por el aire.

Sin embargo, persisten médicos que buscan esa incardinación en la comunidad, ese empotrarse, ese pertenecer al medio en el que se trabaja. Empotrado, uno vive en primera línea y comparte sangre, sudor y lágrimas con los pacientes, que devienen vecinos. Como se deduce, empotrado uno pierde objetividad. Lo que se gana en conocimiento, en pasión sesgada, se pierde en distanciamiento, en frialdad serena. Esa cercanía permite un sano conocimiento profundo de lo que produce salud en la comunidad, eso que llaman “activos de salud” y que “mapean” o utilizan para hacer el “diagnóstico de salud”, coleccionando “recursos” como si hicieran entomología y recolectasen insectos para clavarlos en un corcho. Esa cercanía permite dicho ejercicio sin tener que pasar “de las batas a las botas” porque ni llevas bata ni es preciso ponerse botas, sólo estar empotrado.

Existen diversos grados de empotramiento, desde el vivir en el centro del pueblo a vivir en las afueras, o en un pueblo cercano. Pero el médico empotrado se caracteriza porque es un vecino más del pueblo o de la comarca, y sufre en carne propia las ventajas e inconvenientes del hábitat rural (1). Empotrado, el médico conoce a la familia extensa (la nuclear de progenitores e hijos más abuelos, tíos, primos y demás) y a la comunidad, con sus fuerzas varias (alcalde, secretario, agente de desarrollo local, maestra, cura, farmacéutica, presidentes de organizaciones cívicas, cartero, enterrador, etc). Empotrado el médico vive en directo la propagación con eco de sus aciertos y errores y ha de quitar importancia a los primeros y reconocer, pedir perdón y reparar los segundos, con el baño de humildad que ello supone.

El médico empotrado forma parte de una comunidad vibrante cuya historia puede entender al escuchar relatos vitales y comunales de miembros de todas las clases sociales, ricos y marginados, y triunfadores y “fracasados” (2).

En la actualidad, empotrarse en zonas rurales como las de la Sierra Norte de la Comunidad de Madrid (España) supone en lo personal una enorme calidad de vida, por los sobre-abundantes recursos públicos que ayudan a vivir y a disfrutar de una zona natural privilegiada. Así nos convertimos en vecinos de Buitrago de Lozoya y MPF en médica de Gascones, La Serna del Monte, Braojos de la Sierra y Gandullas-Piñuercar y en JG en médico de Canencia de la Sierra, Garganta de los Montes y El Cuadrón (por cierto, listado de pueblos cuya resonancia es más que nobiliaria).

¿Qué es la dignidad del médico?

Se puede ofrecer una atención de aparente calidad obviando todo aspecto de humanidad, pero la verdadera calidad médica es la que combina ciencia y conciencia, la que respeta la dignidad del paciente y al tiempo ofrece servicios según necesidad.

La indignidad de transformar al paciente en “cosa” llevó y lleva a la pérdida de una medicina de rostro humano y a un médico-robot que no merece la consideración de los pacientes.

Los médicos que respetan la dignidad de los pacientes están respetándose a sí mismos (3).

El trabajo de Juan Carlos Macedo, médico uruguayo, demostró que “la dignidad del médico como persona y profesional es la dignidad de su trabajo, la limpieza de su corazón, el compromiso con el sufrimiento de sus pacientes, el uso razonable de los recursos a su disposición, el razonamiento lógico y de sentido común, el acervo de conocimientos científicos mantenido e incrementado en lo esencial, el trabajo con cálida calidad, la empatía con el marginado, la rebelión frente a la injusticia, el conocer los límites de su ciencia y práctica y, sobre todo, el responder proporcionalmente a la necesidad del paciente, valorando sus condiciones personales, familiares, laborales, sociales y culturales”(4).

El médico digno se compromete con sus pacientes y familias y con su comunidad, no es un “médico de un día” sino un “médico para siempre”, empeñado en que sus pacientes puedan disfrutar de la vida a través de conocerlos a fondo y de ofrecerles lo mejor de la Medicina adaptado a su caso y situación.

Si la relación es tipo “Tinder” (de “si te he visto no me acuerdo) no se puede esperar amor y si deseamos ser queridos por quienes queremos que nos quieran hay que comprometerse y entregarse. Así se vuelven muy improbables las agresiones y la amenazas, entre otros beneficios.

El médico rural comprometido y entregado no es médico-mesa, en el sentido de puro apéndice del teclado y adorador de la pantalla del ordenador, con el culo pegado al asiento, sin cortesía alguna, sin mirar a los ojos al paciente, ni tiempo para la exploración del mismo.

¿Cómo se mide la dignidad de la atención?

La dignidad se simboliza en mil formas como recibir y despedir a los pacientes de pie, en la puerta, tener en la mesa de la consulta un florero con flores frescas, respetar los usos y costumbres locales y practicar una Medicina Basada en la Cortesía(5).

También se simboliza al respetar debidamente las consultas “sagradas”, esas en las que el componente emocional es máximo, como cuando el paciente llora o pide eutanasia, por ejemplo(6).

La dignidad se expresa con cuestiones concretas. Por ejemplo:

1. Cumplo el horario de trabajo, y lo amplío si las circunstancias lo exigen.

2. En el trabajo no pierdo el tiempo: ni representantes ni charlas de café, ni conversaciones de pasillo, por ejemplo.

3. Trato con cortesía a los pacientes y sus familiares, me presento, les pregunto cómo quieren ser tratados (de usted, de tú, como Pepita, como Sra. Fernández, etc), los recibo y despido en la puerta, ayudo a sentarse, doy la mano, etc.

4. En el hospital, cuando visito a mis pacientes ingresados, antes de entrar en la habitación pido permiso con delicadeza.

5. En el domicilio del paciente me considero honrado como un invitado, de manera que combino la ciencia con los usos y costumbres.

6. Presento a los médicos y estudiantes acompañantes, pido permiso y explico el porqué de su presencia.

7. Anticipo mi proceder y me adapto al paciente, tipo “pase detrás del biombo y se desnuda para que pueda explorarle ese picor vaginal; dígame si quiere que llame a alguien para que la acompañe, o lo dejamos para otro día si prefiere venir acompañada”.

8. No impongo mis criterios ni mi ideología, y respeto las opciones de los pacientes, en las cuestiones diarias y especialmente en cuestiones clave como el testamento vital.

9. No hago juicios de valor, ni establezco presunciones (por ejemplo, presunción de heterosexualidad) y acepto los comportamientos de mis pacientes, como el uso de drogas y/o el de medicinas alternativas y complementarias.

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Ser polivalente, resolutivo, accesible e independiente

En el medio rural lo suyo es la soledad en el consultorio local, sin administrativo, ni celador, ni enfermera ni colegas. Esa soledad es tu fortaleza, el saberte querido y protegido por una comunidad que te aprecia, para la que eres un tesoro por tu polivalencia y resolutividad.

¿Que hay que poner un pesario vaginal? ¡Se pone de inmediato!

¿Que hay que quitar un diente que no termina de caerse? ¡Se quita!

¿Hay que hacer una cura de úlcera crónica en diabético recluido en domicilio? ¡Se hace la cura a diario, si es necesario!

¿La Asociación de Mujeres quiere una charla sobre “¿Qué es el copago de medicamentos”? ¡Pues se organiza en hora y día que les convenga, sin más!

¿Que hay casos de niños con piojos y los padres montan un “pollo”? ¡Reunión con los padres, en la escuela, en la tarde-noche para escuchar sus quejas y dar respuestas apropiadas!

¿Que una paciente insiste en ponerse la vacuna de la gripe “aunque ya sé que usted dice que no vale para nada”? ¡Se pone al instante!

¿Que no te gusta cómo está la sala de espera? ¡Pues la re-decoras, pones plantas, flores, carteles, revistas, fotografías, dibujos...lo que quieras!

¿Que hay que extirpar un carcinoma espinocelular en el dorso de la mano de un varón de 55 años? ¡Se extirpa sobre la marcha y se manda la muestra en formol a anatomia patológica!

¿Un niño que se ha caído en la escuela y se ha dado un golpe en la cabeza? ¡Valoración y tranquilización sin dilación!

¿Una bartolinitis? ¡Se saja y se drena!

¿No pueden asistir a consulta ni adolescentes, ni jóvenes, ni trabajadores por el horario matinal? ¡Pues se pone un día a la semana consulta vespertina!

¿Una verruga que molesta en la axila? ¡Se elimina en un santiamén!

¿Que la madre insiste en la “revisión del niño sano”? ¡Se hace a fondo, insistiendo en que es inútil, eso sí!

¿Un paciente con fecaloma en ampolla rectal, a domicilio? ¡Pues para eso vas bien provisto de guantes y lubrificante anestésico, para quitarlo en el momento!

¿Una molestia urinaria tipo cistitis? ¡Con una tira se valora!

¿Que tiene molestias vaginales? ¡Una toma vaginal y examen en fresco al microscopio, en el momento!

¿Un hematoma subungueal? ¡Se perfora y evacua!

¿Que te pagan una miseria por utilizar tu coche y hacer tú de chófer? ¡Pues “comes las uvas de tres en tres” y vas a tu aire, y al mejor interés de la población, “pasando” de la dirección y de la gerencia!

¿Que le ha “cagado” la mosca en el ojo? ¡Pues eliminas las larvas una a una y explicas que se llama oftalmomiasis!

¿Que un paciente está en tratamiento en oncología y harto de ir al hospital de día para las sesiones? ¡Pues se habla con los especialistas focales hospitalarios correspondientes y alguna sesión se la administras tú mismo en el pueblo!

¿Paciente que quiere morir en casa en paz? ¡Se cumple su deseo y se hace lo imposible, incluso dar el teléfono personal y atenderlo en horas no laborales (nocturnas y festivas)!

¿Un inmigrante sin papeles? ¡Se le atiende, faltaría más!

Etc.

Se multiplican las situaciones a resolver y los problemas a atender y forman parte de los deberes clínicos casi diarios la pediatría, la ginecología, la obstetricia, la traumatología, los cuidados paliativos y las urgencias. Estas tareas se convierten en parte de la rutina por razones obvias, de distancia, y porque a la población rural le suele gustar recibir la atención más completa posible en su ambiente. Responder a esta expectativa puede exigir una renovación permanente en técnicas, habilidades y conocimiento de áreas aparentemente alejadas del cometido diario del médico de primaria, pero de mayor sencillez de la esperada. Los pacientes agradecen esta polivalencia y accesibilidad de “su” médico, y el médico rural se siente gratificado con la reputación que conlleva una alta capacidad de resolución de problemas.

Como se deduce, la polivalencia, la accesibilidad y el ser “chico para todo, para todos” se imponen en muchos casos por el trabajo en solitario. El médico rural es casi un profesional independiente. Los núcleos geográficos aislados se atienden una o varias veces en la semana, y lo habitual es que el médico pase solo la consulta. Por ejemplo, atiende el teléfono, cose una herida, valora una radiografía y hace una exploración ginecológica sin apoyo ni de compañeros, ni de administrativos ni de personal auxiliar alguno. Eso tiene ventajas e inconvenientes, y en cualquier caso exige aplomo, capacitación, formación y seguridad, además de una prudencia constante.

Síntesis

Si quieres tener calidad de vida personal y profesional, hazte neo-rural y sé médico de pueblo. Es la mejor forma de practicar una Medicina-Medicina, la Medicina de verdad.

Bibliografía

1.- El médico rural en el siglo XXI, desde el punto de vista urbano. http://equipocesca.org/el-medico-rural-en-el-siglo-xxi-desde-el-punto-de-vista-urbano/

2.- Del usuario al paisano (relato de una rotación de medicina rural). httpLa dignidad del paciente es la dignidad del profesional. https://www.actasanitaria.com/la-dignidad-del-paciente-es-la-dignidad-del-profesional/ ://equipocesca.org/del-usuario-al-paisano-relato-de-una-rotacion-de-medicina-rural/

3.- La dignidad del paciente es la dignidad del profesional. https://www.actasanitaria.com/la-dignidad-del-paciente-es-la-dignidad-del-profesional/

4.- La dignidad del trabajo clínico existe allí donde ejerce un médico cercano, científico y humano. http://equipocesca.org/la-dignidad-del-trabajo-clinico-existe-alli-donde-ejerce-un-medico-cercano-cientifico-y-humano/

5.- Medicina Basada en la Cortesía, ¡qué menos!

6.- Consultas sagradas. Serenidad en el apresuramiento.

https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-consultas-sagradas-serenidad-el-apresuramiento-S0212656708000097

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