El negacionismo es uno de los males más importantes que acechan a nuestro planeta. Sus efectos se están dejando ver en los últimos años con la elevación de las temperaturas producidas por los gases de efecto invernadero, principalmente el CO2, procedente de la combustión de los combustibles fósiles: gasolina, gasoil, etc. El calentamiento del mar, y por ende la atmósfera, están en el origen de la formación de las temibles DANAS, antiguamente “gotas frías”, que, desde hace tiempo, están produciendo catástrofes en muchos puntos de nuestro planeta, destacando la recientemente producida en nuestra querida Valencia.
Hay que ser necio, como VOX, para negar que el derretimiento del hielo de los polos y glaciares, así como la existencia de veranos excesivamente largos, cálidos e inviernos moderados, no es una señal inequívoca de que se está produciendo un cambio climático que, si no se detiene sustituyendo los combustibles fósiles por otros “verdes” como la energía solar o eólica, el final de la existencia de nuestro planeta puede estar más cerca de lo que pensamos, porque lo estamos sometiendo a una sobreexplotación insoportable.
Pero, ¡ojo!, el negacionismo no es neutro, tiene como objetivo favorecer al capital a través del petróleo y a la agricultura y ganadería intensivas con derroche de agua que escasea, o el manejo de fertilizantes con efectos colaterales, como está ocurriendo con el ataque terrible que persigue la conversión del Mar Menor en una laguna sin vida únicamente apta para el baño.
Peor aún, con Donald Trump en el gobierno de los EEUU no podemos pensar que las cosas mejorarán. El reciente nombramiento del antivacunas Richard F. Kennedy como secretario de estado de Salud es solo una pincelada de lo que nos espera. Miedo me da lo que vaya a hacer Trump en sus primeros 100 días de mandato y, por supuesto, en el resto de legislatura que puede durar más de cuatro años, si le viene a bien cambiar las normas para estar más tiempo en la presidencia de los EEUU. Con Trump todo es posible.
Hace poco que una DANA ha producido un desastre de gran magnitud en numerosos pueblos de Valencia. Y es un atentado a la inteligencia negar que el culpable, casi a 100%, es el presidente de la Comunidad autónoma Carlos Mazón, que hizo oídos sordos a los avisos de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) y de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Es muy posible que los empresarios le aconsejaran en el mal sentido porque, por ejemplo las universidades, cerraron y desaconsejaron la asistencia a clase.
Extrañamente, lo primero que hizo fue agradecer a Pedro Sánchez su colaboración -el ministro del Interior Grande Marlaska estuvo a su lado desde el principio, también otros seis ministerios en cinco grupos de trabajo, se aportaron hasta 7500 efectivos de la UME y del ejército regular, en general todo lo que pidió-, luego puso en tela de juicio a la AEMET y a la Confederación Hidrográfica del Júcar….
Y en so apareció Rajoy que le dijo a Mazón que declarara la emergencia 3 para que se hiciera cargo el gobierno Central: ni puto caso; luego le dijo a Pedro Sánchez que declarara el estado de Emergencia o Alarma cuando ya era muy tarde y, al final, se le encendió la bombilla para afirmar que la única causante del desastre era Teresa Ribera. Increíble pero cierto.
Al final, aprovechando la evaluación de Teresa Ribera como vicepresidenta europea, y que el portavoz del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, se come el chocolate de espaldas con su paisana y compañera de partido, Ursula Von der Leyen, Feijoo ha montado un pollo de mucho cuidado que amenaza tumbar el débil equilibrio alcanzado en la UE, y crear dos bloques a “la española”: derecha y extrema derecha por un lado, y socialdemócratas, liberales y verdes por otro. Todo un desaguisado.
Me ratifico en lo que pienso: Feijoo es un político del siglo pasado, casposo que, además, odia las políticas científicas de Teresa Ribera que es capaz de defenderse perfectamente en inglés y francés mientras que el solo habla, y mal, el gallego. Un político así, con el intérprete al lado, en pleno siglo XXI, si fuera presidente, nos haría hacer el ridículo.
Sin suda Feijoo pasará a la historia como un político de medio pelo. ¡Ah!, que no nos pille más una catástrofe con el PP al mando. Nos fue muy mal con el Prestige y lo mismo con la reciente DANA de Valencia.