Hace unos días se explicó que, curiosamente y de forma casual, los medios que contaban con la financiación de Florentino Pérez (CLECE principalmente) estaban con una campaña continua frente a Emiliano García-Page. El análisis presentaba que, a diferencia de lo que sucede en otras Comunidades, en Castilla-La Mancha la empresa del presidente del Real Madrid tiene muchísimo menos volumen de negocio. Se dejaba al pensamiento de cada cual unir la campaña (utilizando denuncias falsas, por las que no han publicado rectificación alguna) de difamación con la carencia de negocio.
Los últimos días a esa posible conexión cabe añadir el empeño del candidato del PP, Francisco “el bulos” Núñez, en ampliar extremadamente el gasto en infraestructuras de todo tipo. Unas infraestructuras que son muy del gusto de las empresas cobijadas bajo ACS. Que si una UCI en Tomelloso (existe una a treinta kilómetros); que si unos centros logísticos aquí y allí; que si una autopista que una Ciudad Real con Toledo; que si una autopista de Cuenca al Levante; que si otra autopista hacia Murcia y así hasta llegar a una factura de más de 15.000 millones de euros.
(Lo de los 15.000 millones de euros no lo dice el candidato porque, entre otras cosas, no se ha puesto a calcular el coste de todo lo prometido)
Si a ello se le suma alguna residencia público-privada (esto es, la Comunidad pone el dinero de la infraestructura y la empresa se lleva el beneficio), se comprueba que el programa electoral, si no ha sido hecho en la Avenida Pío XII 102, lo parece. Núñez, bien aconsejado desde Génova (no se sabe la planta, que igual ha sido la segunda, donde está PP Madrid), está abriendo las puertas a Florentino o eso parece. Evidentemente, otras empresas también rascarían, no se echan todos los huevos en la misma cesta, pero de no conseguir concursos (porque Page es poco habitual de ciertos palcos, pese a ser un madridista feroz) a ganarlos está a un paso, o un voto.
El problema viene cuando el candidato del PP, que no tiene buena fama en su tierra, ha asegurado que bajará los impuestos hasta ponerlos por debajo de Madrid (cabe recordar que CLM es la segunda región con los menores impuestos) y aumentará los gastos hasta cuatriplicar los presupuestos actuales. Todo ello en un momento en que la Unión Europea ya ha advertido que hay que reducir la deuda pública y no hay motivos para un expansionismo inversor. ¿De dónde saldrá el dinero para los amigos constructores? De recortes en servicios sociales, planes de empleo rural, cuidado de ancianos, ludotecas y demás.
Nuevamente el PP miente. Ya pasó en tiempos de Dolores de Cospedal que recortando fue capaz de aumentar por tres la deuda de la región. Una deuda que los gobiernos de Page han tenido que ir bajando a golpe de no invertir en ciertas infraestructuras que, en cierto modo, no son necesarias o imperiosas. Calla Núñez, y los palmeros de los medios de comunicación, que se ha tardado casi ocho años en quitar la deuda cospedaliana. A día de hoy todavía no se han recuperado las guardias de médicos (de algunas especialidades) que aquella eliminó, por ejemplo.
Siendo esto peligroso, lo peor es comprobar que Núñez no deja de ser un pelele de la calle Génova y los empresarios amigos. Todas sus propuestas hasta el momento, además de provocar un aumento del 200% de la deuda, tienen aroma florentino, aroma a capitalismo de amiguetes, un aroma a arramplar con todo el Castilla-La Mancha. Por si no lo saben, al igual que el candidato de Vox, piensan regalar todo el agua que se pueda al Levante (esencialmente la Murcia pepera), dejando a los manchegos sin agua para lavarse o beber si hiciese falta.