Cuando un partido político basa su programa en hacer caer al Gobierno, por encima de los intereses de la ciudadanía, los ciudadanos piden su cabeza. Ante el aluvión de críticas desde todos los medios de comunicación y plataformas de toda índole, el PP se ve obligado a rectificar, a recular en el último momento y sin coherencia ninguna con las explicaciones dadas hace tan solo 15 días.
Mientras tanto, Isabel Díaz Ayuso se frota las manos, sabiendo que estas últimas actuaciones de su partido, la ponen mucho más cerca de ser la lideresa indiscutible del PP nacional. Porque los movimientos internos de los partidos políticos son así, todo vale con tal de "quitarte tú, para ponerme yo". Algo que por desgracia vemos en todos los partidos políticos, unos caen, mientras otros se frotan las manos porque el poder está mucho más cerca para ellos.
Pero el resbalón de la derecha aliada, contra la subida de las pensiones, contra las ayudas al transporte para aquellos que tienen que trasladarse para trabajar, contra las ayudas para los afectados por la DANA de Valencia, y para los afectados del desastre del volcán en Canarias, les ha salido mal, muy mal.
Y no sólo al PP, también a Junts, pues sus propios votantes no han entendido que votaran en contra. Se han dejado ver el plumero, y les han hecho llegar su enfado, cuando lo único que han demostrado es que prevalecen sus propios intereses partidistas, frente al interés general de la ciudadanía.
Su estrategia, en este caso, de desgastar al Gobierno, no les ha salido nada bien, y así lo han entendido cuando han visto protestando a todo un país, por lo que era una bochornosa decisión egoísta y partidista. Y se han visto en la encrucijada de tener que dar marcha atrás y apoyar al Gobierno en esta ocasión.