Foto de perfil del redactor de Diario16 Domingo Sanz.

Pedro Sánchez en su ola

28 de Mayo de 2017
Guardar
Pedro Sánchez
Aunque yo fuera Pedro Sánchez, NO me atrevería a hacer ninguna de estas cosas que ahora mismo me están pasando por la cabeza.NO propondría a los demás partidos un plan para sacar al PP del gobierno con el compromiso de convocar, inmediatamente, elecciones generales anticipadas. Aunque parezca un escenario para el que quizás se podría conseguir el apoyo de Ciudadanos, cuya tendencia, ahora, es ascendente, pero quien sabe las vueltas que da la demoscopia. NO lo haría aunque, además, tal iniciativa le podría servir al PSOE para recuperar la iniciativa en la izquierda, ante un Iglesias que ofrece síntomas de haber tensado demás la cuerda con la moción de censura, tal como se ha visto con lo de Compromís. Pero NO sería capaz.Dado que “sí o sí” NO habría elecciones anticipadas, porque aquí y ahora es este Sánchez imaginario quien manda, lo que NO haría sería proponer una estrategia electoral para conquistar el Senado, por mucho que ya esté bien lo de dejarle esa cuota de pantalla y maniobras dilatorias al PP. Por tanto, NO convocaría para esa urna la formación de una “Candidatura Contra la Corrupción”, por ponerle un título cualquiera, abierta a todos menos a los delincuentes y formada por gente de prestigio. Una papeleta para la que todos los partidos decentes pedirían el voto consiguiendo dejar a los de Rajoy en minoría también en ese cementerio de elefantes. Una satisfacción que, por tanto, NO sucederá.Tampoco sabría qué hacer con lo de Catalunya y, por tanto, NO aprovecharía el extraordinario protagonismo que ha conseguido el PSOE gracias, exclusivamente, a esa batalla, tan personal, por la reconquista de la Secretaría General. Por eso, NO convocaría a todos los afiliados del PSOE de España a una consulta interna para que ellos, los casi 190.000 que han figurado en el censo de las Primarias, informaran a la dirección del partido de la postura que debería adoptar sobre la celebración de ese referéndum. NO lo haría, a pesar de que la sorpresa para todo el mundo sería de órdago, y hasta a Puigdemont y compañía se les cortaría la respiración. Esta vez hasta que las urnas socialistas publicaran su sentencia y escribieran la historia.Y ya que NO se va a convocar a los compañeros a unas urnas como las de las Primarias, para seguir mandando en los telediarios y también abriendo puertas y ventanas de las “Casas del Pueblo” y estimulando la participación de los afiliados para demostrar que sí que es verdad que el repuesto Secretario General va a contar con ellos, NO les pediría que, en la misma papeleta interna para votar si conviene que en Catalunya se celebre un referéndum, aprovechen también para declarar si prefieren, por ejemplo, Monarquía o República para España, o si les gustaría votar en las elecciones generales en listas abiertas, en lugar de cerradas y bloqueadas, o si también preferirían que hubiera más democracia directa, o limitación de mandatos, o eliminar el Senado o, en fin, unas cuantas preguntas sobre esos cambios políticos imprescindibles de los que casi todos hablan pero ante los que nadie osa. NO haría todo esto, porque NO querría aprovechar la ocasión, quizás la única en los últimos 78 años, de convertir a los casi doscientos mil socialistas en los principales protagonistas del futuro inmediato porque, menudo lío, a ver quién se atreve en este país a llevarles la contraria, después de haber tenido lo que hay que tener para reponer, contra casi todo, a su Sánchez maldito, pero favorito.Y ya que ha salido el tema, NO haría como Aznar y NO me comprometería públicamente, lo antes posible, a gobernar solo dos legislaturas, aunque quizás eso fuera lo mejor que hizo para España el tercero de las Azores. Y lo mejor que podría hacer por su país cualquier político en cualquier lugar del mundo.Otra cosa que NO haría sería lanzar, a través de los medios y de los enteros, y también de todas las agrupaciones socialistas y de todas las casas del pueblo redivivas gracias a las Primarias, una gran campaña de afiliación al PSOE del presente, para conseguir  que nadie pueda impedir que sean los afiliados quienes construyan el futuro. NO lo haría, aunque todo hace pensar que este sería el momento de hacerlo.Y, por supuesto, NO haría nada que mejorara la transparencia interna, y NO publicaría en la página de Internet del partido, con todo lujo de detalles, los ingresos y gastos para la campaña de los tres candidatos a las Primarias, más que nada porque, conseguido el éxito, para que vamos a hurgar en la herida.Pero tengo que terminar porque me está entrando un vértigo como ese en el que tantos sueños mueren y, mientras me precipito por el abismo, me doy cuenta de dos cosas. La primera es que, efectivamente, no soy capaz de ser Pedro Sánchez, ese a quien el peor defecto del que le acusan quienes le temen, lo de ser tan veleta, se lo compran la mayoría de quienes les cuesta cada mes el dinero de la cuota del partido porque, poco dados a elucubraciones, comprenden espontáneamente que todos vivimos un momento en el que nadie sabe a qué atenerse y, es más, si a su líder se le nota es porque no lo sabe ocultar, cosa que le diferencia. La segunda es que, quizás, las propuestas no están tan mal y que, si no con todas, él triunfador podría atreverse con algunas precisamente ahora, desde la cresta de su propia ola. Y ya que vivimos en el momento histórico de las ocasiones y la inmediatez, mejor si no se lo piensa demasiado y actúa.Al despertar, por la mañana, recordé que la noche anterior acababa de conquistar un nuevo viernes y que me había quedado dormido delante de la tele mientras escuchaba metáforas como coser el partido y ensancharlo al mismo tiempo. Entonces me di cuenta que, a veces, los sueños, desatados, libres de realismos, de sentidos comunes, de lógicas aplastantes, de correcciones políticas y de todas las demás limitaciones, convierten en acciones transformadoras y valientes las pomposas declaraciones que valen lo mismo para un roto que para un descosido, es decir, para nada.
Lo + leído