De nuevo, ha llenado el vaso con vino del tetrabrik que reposa sobre la mesa camilla. Un paquete de tabaco, un mechero y un cenicero con varias colillas, acompañan, sobre el hule de la mesa, al vaso ya medio lleno, y al litro de Don Simón que suministra el vino al vaso.
Ella, calla. Ya no tiene fuerzas ni para discutir.
Al principio todo eran gritos, palabras mordaces, insultos, reproches… pero ya ni eso porque al final ella tenía que aguantarse, morderse el alma, salir de casa e irse a dar una vuelta para no llegar a las manos y siempre con el temor de que él hiciera algo irreparable.
Evelio se ha ido consumiendo poco a poco, convirtiéndose en una piltrafa humana. ¡Qué lejos quedan aquellos días de vino y rosas en lo que todo era felicidad, amor, paz, diversión y hasta gusto por estar en casa!
Evelio e Ilora siempre fueron de «morro fino». Siempre les gustó lo bueno. Jamón Ibérico, gamba de Huelva, vermut los domingos, comida fuera de casa en un buen restaurante, cine si se prestaba, vacaciones en hoteles de cinco estrellas, viajes a lugares insólitos o paraísos (Seychelles, Mauricio, Martinica, Acapulco e incluso un año estuvieron en el sueño americano de Honolunlú.) Entonces no había reproches porque los ingresos eran extraordinarios. Entre los dos se metían más de 6.000 euros el día dos de cada mes.
Pero nada es eterno en un mundo finito. Y gastaban tanto o más de lo que ganaban. El tren de vida que llevaban sólo era válido mientras duraran los ingresos tan enormes que ambos sacaban de trabajos bien pagados en un mercado que vivía de la «ilusión» y que, en un momento dado, estalló y como en un globo dejó escapar toda la presión retenida, haciendo trozos todo lo que estaba a su alrededor.
Así, primero Ilora, arquitecto técnico en una empresa de construcción, se encontró de la noche a la mañana conque su salario de tres mil euros, se esfumaba, junto con su empresa, sus mensualidades pendientes de pago y sus sueños de eterna riqueza. Y no será porque no había visto señales. Primero cuando comenzaron a cobrar en un día indeterminado del mes siguiente que cada vez era más tarde. Luego, mensualidades atrasadas que se cobran con dificultad varios meses después. Y al final varios meses seguidos sin cobrar que acaban con la desaparición del empresario, con el cierre patronal sin dar explicaciones y una odisea hasta para cobrar el subsidio de desempleo. Durante un tiempo estuvieron viviendo con el mismo tren de vida que antes pero con la mitad de salario, el de Evelio.
Luego llegó la odisea laboral de Evelio. El maestro albañil conoció a Ilora en un proyecto que ambas empresas acometieron conjuntamente. Cuando ella quedó sin trabajo, él seguía poniendo ladrillos para su empresa como si no hubiera problemas en el sector. Pero lo que le pasó en la empresa de su esposa no fue un problema puntual de un empresario que no sabe gestionar su negocio, sino un problema de un sector que acabó sobredimensionado y explosionando. En lugar de poner las barbas a remojar, siguieron actuando como si no pasara nada. Y eso fue lo que quebró el negocio y su unidad familiar.
Con un salario, seguían comiendo jamón ibérico de bellota, tomando el vermut los domingos y asistiendo a lujosos restaurantes. La hipoteca del chalet acabó por asfixiarles. El banco tardó porque eran buenos clientes, pero también los dejó en la estacada. Se vieron abocados a malvender el chalé e irse a vivir de renta a un piso pequeño. Conforme iba faltando el dinero, comenzaron los reproches. Ilora siempre fue una gran lectora y una compradora compulsiva de libros. Evelio comenzó a echarle en cara a ella que se gastara el subsidio en libros cuando no podían ni salir a comer. Ella, por su parte, le echaba en cara los cinco euros diarios en tabaco, primero, y más tarde, el gasto en vino que acabó siendo peleón y barato conforme el conflicto fue aumentando, la relación deteriorándose y la ingesta aumentando.
Ambos podían haberse cortado un poco. Ella podría haber sacado un carnet de biblioteca y leer gratuitamente. Y él podía haber dejado el tabaco y el vino. E invertir los subsidios de ambos en intentar comer decentemente en casa. Pero para eso deberían haber sido conscientes de que su situación no era puntual sino definitiva y que nunca iban a volver a ganar cuatro mil euros al mes por poner ladrillos ni tres mil por supervisar unos planos en una obra. Deberían haber sido conscientes de que no fue mala suerte, sino mala cabeza, primero de su sector y después de su unidad familiar. Que no se puede gastar más de lo que se ingresa y que, cuando no hay, las prioridades deben de ser la alimentación y la salud y no la endorfina.
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Plutocracia
Me llegó el otro día este artículo “EROEI y el declive forzado de la civilización” en el que se explica de forma sencilla lo que es el EROEI, (la cantidad de energía que se tiene en relación con la que se consume en su producción) y por qué estamos abocados a la extinción como sociedad. El EROEI, por ejemplo del biodiésel obtenido por la trituración del maíz, es negativo (la energía consumida para la obtención del biodiésel es superior a la que luego el combustible proporciona). El EROEI del petróleo a finales del XIX y hasta mediados del siglo XX era de 1 a 100. (se utilizaba una unidad de energía para obtener petróleo mientras luego se obtenían 100 de su quema). Pero esa relación ha ido bajando hasta ser en la actualidad de 1 a 5 o 1 a 2,5. Y seguirá bajando hasta que llegue el momento que sea más caro energéticamente producir petróleo que la energía que luego se produce con él. Eso llevará a la humanidad a un parón que provocará millones seres humanos muertos, desplazados y conflictos bélicos finales. Ahora mismo, el EROEI del hidrógeno es negativo. Es más caro energéticamente obtenerlo que la energía que luego va a producir. Y eso, que viene refrendado por la termodinámica y las leyes de la física, nos está llevando a un callejón sin salida del que no somos conscientes gracias a la inconsciencia y a la hijoputez de nuestros gobernantes. En este artículo se explica que una investigación proyecta una caída del 19% en el PIB este siglo debido al calentamiento global. Eso debería dejar claro que es necesaria una alternativa y que aquellos que todavía dicen que el crecimiento verde es posible son ignorantes o demagogos.
Mientras las leyes de la física nos indican que no podemos crecer indefinidamente en un mundo finito y que si sacas más de lo que metes, en algún momento te habrás comido las reservas y estarás sin nada, nuestros gobernantes se empeñan en mirar hacia otro lado y seguir como si la abundancia fuera eterna y siguen con su espiral belicista, armamentista y de consumo de más bienes que lo que la naturaleza es capaz de generar. El peligro no sólo está en que nos lleven a un conflicto bélico que acabe siendo nuclear y por tanto, el fin de la humanidad tal y como lo conocemos. El peligro está en que, aunque al final sea una pelea de perros atados con cadenas que no llegan a tocarse por poco, mientras gastan en armamento, te lo están quitando a ti de tu bienestar. El gobierno más progresista de la historia que encabeza el embaucador más caradura de la historia, el tipo más falso (más que Aznar que ya es decir) de nuestra historia reciente, ha aumentado el gasto en defensa desde que está en el gobierno en más de un 60 % (desde 10.283 millones anuales del 2018 a 16.474 tras esta última partida). Entre tanto, el recorte en el presupuesto sanitario se acerca ya a los 11.000 millones, que, sumados al aumento de estos recursos para los conciertos con las privadas, nos está dejando sin sanidad pública con unas listas de espera que se acercan al millón de personas pendientes de una operación(o lo supera como en el caso de Madrid), con un cuarto de millón que lleva casi un año esperando para ser intervenido. Y eso son datos oficiales que, como no, están «maquillados». Y no contentos con eso, ahora emprenden una campaña para explicar el coste de los servicios sanitarios, pero no para que seas consciente de lo mucho que hacen los sanitarios, sino para que te sientas culpable por usar la sanidad pública y para empezar a acostumbrar a la gente a que, según ellos, la sanidad no puede ser ni universal, ni gratuita y que, como en los Astados Unidos, hay que pasar por caja si quieres que te atiendan. Ya he visto algún tuit de algún iluminado sanitario exigiendo el copago para las urgencias porque es imposible atender en cada guardia a mil personas que acuden a unas urgencias masificadas. Y le echan la culpa al enfermo en lugar de a quien ha ordenado los cierres de los ambulatorios y las urgencias de los barrios.
Mientras están con sus negocios de las guerras que tantos beneficios producen a aquellos que crean los conflictos que acaban pagando siempre los inocentes, están maquinando cómo dejarte sin pensión, cómo bajarte los salarios y subirte los impuestos porque lo primordial siempre es el negocio de los poderosos. Así te lo vende el diario Lo_Pais, como un «ajuste» del 0,8 % sobre el PIB entre el 2026 y el 2030. En realidad, el ajuste en las pensiones no es otra cosa que quitárselo a los pensionistas para metérselo en los bolsillos a los traficantes de armas. Una rebaja como ya han hecho con los salarios. La masa salarial ha crecido un 30 % desde el 2008, y sin embargo, la renta real es un 3 % más baja que hace 16 años y el consumo más de un 6 % menor (esto último es un dato bueno, aunque a ellos les parezca malo). ¡Qué tiempos aquellos en los que ser mileurista era ser un puto pringao, un funcionario de mierda que malvivía con un salario de miseria mientras los analfabetos asaltacolegios se metían 4000 euros poniendo ladrillos o encofrando hormigón!
El estado de bienestar no ha desaparecido por arte de birlibirloque sino como un plan premeditado. El hijoputismo es lo que tiene. El primer mundo está en periodo de descomposición y ahora pintan bastos. Y cómo seguimos como si siguiéramos siendo ricos, pues de algún sitio hay que recortar. Y claro, no van a hacerlo de lo de ellos, sino de lo de los de siempre.
En consonancia, los desgobiernos de ese partido sancionado por los tribunales como “participe de tramas corruptas a título lucrativo” hasta en tres ocasiones (y eso tal y como está la justicia en este país), le pegaron un hachazo a la educación pública de 44.652 millones de euros, que como en la sanidad, sumados al desvío de los fondos que si se dedican hacia la educación privada, han dejado el sistema educativo publico español temblando. Convirtiendo a nuestros jóvenes en papagayos que estudian para pasar un examen y que son eternos analfabetos en cultura general. No saben situar Girona en un mapa, pero es que ni siquiera saben si está arriba, abajo, a la izquierda o a la derecha del mapa. No saben quién era Confucio, Gandhi o Stalin. Confunden a Martin Luther King con un rapero y muchos de ellos no saben ni quién fue Franco ni mucho menos situarle en una línea temporal. Es el sistema americano, amigos. Luego es fácil echarle la culpa a la LODE, la LOGSE, la LOE, la LOMCE o la LOMLOE. Cuando lo que falla es el modelo educativo. Los ratios de Madrid, por ejemplo, de 35 alumnos por clase. El enchufismo en la obtención de profesorado cada vez más eventual, que por supuesto, tiene que ser de la cuerda de quien manda, porque si no, no hay renovación de contrato.
Y todo con el mismo fin: conseguir personas sumisas que no piensen por sí mismas, que crean libertad, es poder tomarse una caña en una acera pública que ha sido expropiada por un empresario privado, que los impuestos sirven para pagar políticos y funcionarios inútiles y que el empresario es un generador de empleo y no un tipo que vive de la explotación del trabajo ajeno. Todo para conseguir que acudas como un borrego a las urnas cuando te digan a votar a uno que es igual que el otro, porque a los que son distintos, los acaban encerdando y llenándolos de mierda a base de mentiras, titulares falsos, procesos judiciales que siempre acaban sobreseídos y si todo eso no funciona, llamándolos terroristas, exigiendo que condenen lo que el PP lleva sin condenar desde su fundación, pero que si no lo hacen, acaban siendo ilegalizados por la ley de partidos.
No se dejen engañar. El 16 de junio tenemos ocasión de volver a las calles y dejar claro que este Régimen no nos gusta y que hay que cambiarlo.
Como siempre, no olviden apagar sus televisores. Dejar de ver noticiarios capciosos que sólo cuentan lo que les interesa a los poderosos, que hace tiempo que dejaron de ser informativos para ser catecismos de la religión imperial. Lean, todo lo posible y de fuentes cuanto más diferentes, mejor. Estarán igual de desinformados, pero al menos tendrán una opinión propia. Apoyen el feminismo, la igualdad, la ecología y el decrecimiento entendido como un reparto equitativo de bienes y no como una expoliación.
Salud, república y más escuelas.