El legado de los fundadores del PSOE constituido el 2 de mayo de 1879 con Pablo Iglesias Posse al frente y posteriormente, de los socialistas republicanos que para defender a la II REPÚBLICA, muchos de ellos dieron su vida, sufrieron persecución y presidio o se vieron obligados a exiliarse y abandonar nuestro país, de un tiempo a esta parte ha quedado muy devaluado.
Sobre todo, con lo que últimamente se ha dado a conocer, por las como mínimo indecencias y presuntas corrupciones protagonizadas por los dos últimos secretarios de organización de la Ejecutiva Federal, José Luis Ábalos y Santos Cerdán respectivamente, acompañados en sus fechorías por un tal Koldo García.
Esto es como consecuencia de no haberse regenerado la democracia, empezando por el propio PSOE y tampoco como también prometió Pedro Sánchez empoderar a la militancia y ahora, esta no cuenta para absolutamente nada.
Con las estructuras híper jerarquizadas han secuestrado al Partido Socialista y creado una organización a su imagen y semejanza. Mientras no se separen los cargos institucionales y orgánicos y prevalezca este, para apoyar a sus cargos públicos en sus gestiones, pero igualmente evitar que tengan comportamientos indeseados el problema persistirá.
En este sentido, el único partido político que positivamente lo practica es el Partido Nacionalista Vasco. En su momento y estando en plena efervescencia de popularidad, saliendo con mucha frecuencia en las noticias debido a los tantos lamentables atentados terroristas de ETA, el lendakari Carlos Garaicochea pretendió echarle un pulso al presidente del PNV Javier Arzalluz y este se vio obligado a expulsarlo. Esta estructura y su funcionamiento ha permitido que el PNV no se haya visto implicado en casos de corrupción.
Por consiguiente, el mal endémico que viene padeciendo el Partido Socialista, es la ostentación en una misma persona de los cargos orgánicos e institucionales, lo que le hace ser juez y parte ostentando todo el poder. Si de verdad Pedro Sánchez desea regenerar la democracia, tendría que empezar por él mismo asumiendo uno de los dos cargos, bien el de presidente del Gobierno o secretario general del PSOE.
La política debe ser vocacional y desempeñándola bien por un tiempo limitado. En consecuencia, es evidente la necesidad de dotarnos de una ley electoral que, evite vivir de la política permanentemente. También que se le de contenido y pueda cumplirse el artículo 6 de la Constitución que, contempla como debe organizarse los partidos políticos, cuyas estructuras y funcionamiento deben ser democráticos.