Falta muy poco para que seamos llamados a acudir a las urnas, de nuevo en todo el país, para elegir los 61 diputados que nos representarán en Europa, donde cada vez se deciden más cosas, por lo que se hace necesaria una alta participación, fundamentalmente de la gente progresista.
Y de nuevo, como en las dos veces anteriores, 18 de mayo y 23 de julio de 2023, municipales y autonómicas, y legislativas, respectivamente, se pueden observar que compiten los dos bloques que existen en nuestro país, uno de derechas en el que, de acuerdo con lo visto hasta la fecha, está compuesto mayoritariamente por PP y VOX, y otro de izquierdas, en el que participan los partidos del gobierno actual y el de la legislatura anterior, formado por PSOE y SUMAR.
Las razones por las que hay que echar el voto al bloque de izquierdas las tenemos si se observan las medidas económicas y sociales llevadas a cabo, entre las que destacan: la Reforma Laboral que ha sido capaz de crear casi dos millones de empleos, bastantes de ellos estables, la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), o el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones. Y todo ello sufriendo una terrible pandemia, que ha requerido la utilización de gran cantidad de fondos públicos, o la guerra Ucrania Rusia, poco más allá de nuestras fronteras nórdicas, que ha traído consigo una alta subida de la inflación que, poco a poco, se va controlando.
Sin embargo, la derecha indisoluble de PP y VOX, solo la podemos conocer si miramos lo que están haciendo las autonomías que gobiernan de forma conjunta: nada de nada, solo alguna ocurrencia de mal gusto e interés negativo, salida de las entrañas de VOX, siempre en contra del interés de la gente y del sentido común, nada raro en un partido plagado de vagos, empezando por el jefe, que solo realizan altercados violentos, agitación de banderas y cánticos fascistas. Los últimos proyectos de ley para eliminar el reconocimiento de las víctimas del franquismo es lo último que se les ha ocurrido; eso sí, uniendo la visita a España para participar en un mitin del fascista argentino, Javier Milei, que en cinco meses ha aumentado la pobreza de su país en 16 puntos porcentuales al subir del 44 al 60%, la inflación sigue disparada y se ha eliminado la ayuda a los enfermos de cáncer. La gente ya está en la calle protestando y dentro de poco le echarán a gorrazos.
Nos falta el PP: todo su programa de gobierno se resume en “derogar el sanchismo”. Pero, ¡peligro!, si se elimina el “sanchismo”, tendrán que sustituirlo por el “feijoismo”, y está más claro que el agua porque no queda muy lejos lo que hicieron cuando gobernaban: ¿Bajarían la revisión de las pensiones al 0,25% y dejarían el SMI en 725 euros como hicieron ellos?, ¿volvería el empleo a los 19 millones de Rajoy? En apoyo de lo comentado, estaría el hecho irrefutable de que, tanto PP como VOX, han votado siempre NO cuando ha estado sobre la mesa el bienestar de la gente.
Sabemos muy bien lo que harán si llegan al gobierno: favorecer a los poderosos –cómo se disgustaron cuando se le puso un impuesto a la banca y a las grandes empresas, o bajó la energía: su famoso “timo ibérico”-, y por supuesto contando siempre con el apoyo de los “togados” a los que no les importa hacer el ridículo jurídico, en España y en Europa, siempre que se mantenga el beneficio de los suyos. Siempre contarán con el juez García Castellón de turno.
Porque lo de la Amnistía no se lo creen ni ellos, ¿o alguien piensa que no la habría aprobado el PP si hubiera podido? Pero cuentan con el lastre de VOX, que lleva en su programa la ilegalización de los partidos nacionalistas, y quitar poder a las autonomías.
Las dos cosas a la vez: VOX y entenderse con los nacionalistas es imposible.