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Previsibles escenarios ante las elecciones en España

26 de Abril de 2016
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Casi todo el mundo da por hecho en España, si uno visita los principales oráculos mediáticos y académicos, que de producirse unas nuevas elecciones generales -previsiblemente a finales de junio- se repetirían unos resultados bastante parecidos a los de las anteriores. Es decir, ninguna de las cuatro grandes fuerzas del sistema político (Partido Popular (PP), Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Podemos y  Ciudadanos) obtendrían la mayoría absoluta y la formación de gobierno dependería, de nuevo, de la conformación de una gran coalición a dos o a tres bandas incluso, dependiendo de la conformación del parlamento.

DOS NUEVAS VARIABLES DE CARA A LOS COMICIOS

Sin embargo, creo que a estos comicios hay que agregarles dos nuevas variables que pueden cambiar sustancialmente el resultado de las urnas. La anunciada coalición de izquierdas entre Podemos e Izquierda Unida (923.000 votos y tan solo dos diputados) podría arrebatar el liderazgo al PSOE y darse el anhelado sorpasso con el que soñara durante años el líder comunista Julio Anguita. Pero, en política dos y dos no siempre son cuatro y quizá tal remedo tan solo sirva para neutralizar la acusada caída de Podemos en intención de voto, tal como revelan casi todos los sondeos publicados en las últimas semanas. El barco de Podemos, incongruencias, contradicciones y simples boutades por medio, sufre una fisura irreversible desde hace meses y es más que seguro que de repetirse hoy las elecciones no repetiría los resultados del pasado diciembre (20% de los votos y 69 escaños).
El barco de Podemos sufre una fisura irreversible
La otra variable es mucho más difícil de cuantificar. Se trata de la corrupción y en esta materia el PP es el amo de la escena. A los ya consabidos escándalos en Madrid, Valencia, Málaga y tantas partes de España que la lista sería interminable, se le vino a unir el reciente del ministro José Manuel Soria y sus papeles de Panamá. El tal Soria era un mentiroso de siete suelas que hasta el último momento trató de negar la cruda verdad y ocultar su patrimonio indescifrable. Se fue por mentiroso que no por ladrón. De aquí a junio es una eternidad, sobre todo en las filas populares, y no sería nada extraño que aparezcan  nuevos escándalos de corrupción que minen aún más las ya de por sí exiguas filas populares.
josé manuel soria se fue por mentiroso que no por ladrón
Tan sólo que hubiera una gran bajada en la participación electoral, lo que no se debe obviar dado el hastío que hay en la sociedad española ante un sistema en plena descomposición, podría beneficiar, paradójicamente, a los populares y que repitieran casi los mismos resultados que en las últimas elecciones. Los siete millones de votantes al PP son inasequibles al desaliento y comulgan con las mentiras de sus líderes como si nada, como si fueran ruedas de molino que se dice vulgarmente. Pero el espectro de nuevos escándalos sigue ahí y podría tener alguna influencia electoral.

Y TRES ESCENARIOS POSIBLES

  • El primer escenario es que PSOE, Podemos e IU, vayan por separado o juntos, conformen una gran coalición de izquierdas que consiga la mayoría en los próximos comicios. Pero, desde luego, entre todos tendrían que superar los 161 diputados actuales, muy lejos de la mayoría absoluta (176), e incluso ser capaces de sumar a otras fuerzas en la votación de investidura, tales como el PNV, Bildu e incluso ERC si se consigue superar el embrollo de la famosa consulta catalana. No creo que sea el escenario de más fácil cumplimiento.
  • Como segundo escenario factible, una vez que las fuerzas políticas comprendan que no pueden estar repitiendo elecciones cada seis meses y que harán falta amplios consensos para gobernar España, podría ser una gran alianza política entre PP, PSOE y Ciudadanos. Es poco previsible que el PSOE se sumará a la misma, ya que sería el abrazo del oso, pero resultará muy difícil que el PP y Ciudadanos consigan la mayoría necesaria para formar gobierno. El problema radica en que una fuerza que podría ser determinante para sumar fuerzas -el nacionalismo catalán liderado por Democracia y Libertad- no está ahora en el juego constitucional y se ha echado, literalmente, al monte de la autodeterminación siguiendo las sendas de las payasadas identitarias y el discurso victimista de los falsos patriotas. Ya se sabe, la cabra siempre tira al monte. De poco previsible cumplimiento este escenario, pero en política nada está escrito.
  • El tercer escenario, quizá el de más probable desarrollo, como ya ha ocurrido en algunos entes locales y regionales, sería un pacto PP-Ciudadanos. No olvidemos que al PP en las últimas elecciones generales le faltaron apenas 12 votos en el parlamento para tener la mayoría simple con Ciudadanos y formar gobierno. Esos votos no se los iban a dar los nacionalistas catalanes, y los vascos del PNV (seis diputados en total) tampoco servían para completar la tarta que necesitaba la ansiada mayoría. Sin embargo, a tenor de los estudios de opinión y sondeos publicados en los últimos meses, Ciudadanos podría seguir su tendencia ascendente y acercarse a la cincuentena de diputados y si el PP pudiera conservar lo que tiene (123 diputados) e incluso si aumentara la abstención y arañara dos o tres asientos más, las cuentas saldrían y darían para la más lógica de las fórmulas: un gobierno de centro derecha formado por las dos formaciones que responden a ese criterio ideológico.
Se acabaría, por defunción, con el pacto PSOE-Ciudadanos, que por mucho que se diga era contra natura, y se formaría en España un gobierno de coalición hasta ahora inédito llamado a sembrar la necesaria estabilidad política y la salida definitiva de la más grave crisis económica que hemos padecido en las últimas cuatro décadas. Este tercer escenario, para mí el más realista y cabal en las actuales circunstancias, solo tendría visos de cumplimiento si ambas fuerzas lograrán sumar más de 170 diputados en el legislativo y después sumar la mayoría restante con los nacionalistas vascos, canarios y gallegos en su caso. Por debajo de esa cifra, será muy difícil conseguir la investidura del llamado a presidir el gobierno -otra cosa: Ciudadanos se opone a que sea Mariano Rajoy, para entorpecer más la coalición- y estaremos abocados a una segura nueva ronda de consultas agotadora, interminable, erosionante y, seguramente, inútil.
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