Antonio Aguado Sánchez

Primer congreso regional y elecciones generales

03 de Junio de 2024
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Al poco de constituirse en febrero de 1977 la primera Ejecutiva Insular de Gran Canaria, se decidió la celebración en esta isla del primer congreso regional. Se celebró al mes siguiente en el antiguo Cine Wood de Tafira. El lema escogido fue “Autonomía y Socialismo“. Era la época de su existencia y había que contrarrestar al independentismo que se creó a través del MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario). Fundamentalmente eso fue lo que se resaltó en la resolución política y adoptamos la denominación de Federación Socialista Canaria del PSOE. A la clausura del congreso asistieron Felipe González y Alfonso Guerra.

Aprobamos los estatutos y la composición de la Ejecutiva, que pasó a presidirla el veterano republicano Juan Rodríguez Doreste, que había sido represaliado con presidio por los franquistas y Jerónimo Saavedra Acevedo, fue elegido como secretario general. Igualmente se eligió el primer Comité Regional del que pasé a formar parte y posteriormente fui reelegido para un segundo mandato. En total estuve ocho años hasta 1985. La configuración del Comité Regional, nos posibilitó conocernos y mediante la sintonía en nuestras intervenciones, constituimos el ala izquierda que, dialécticamente con mucho respeto y cordialidad, nos enfrentábamos a nuestros compañeros socialdemócratas. Fue una etapa apasionante y enriquecedora por mediación de los debates que producíamos. Nuestros criterios divergentes nunca fueron causa de menoscabo y menos de ruptura del compañerismo y la amistad entre nosotros.

Empezamos a gestar a Izquierda Socialista y, fuimos determinantes, para rechazar la implantación “por la puerta trasera”, del modelo autonómico mediante el articulo 143 de la Constitución que, pretendía imponer la Ejecutiva Regional y se tuvo que dirimir y solucionar en un congreso extraordinario, en el que se aprobó nuestras tesis para que nuestro Estatuto de Autonomía contemplara las especificidades de insularidad y lejanía que nos identifica, en tal sentido se hizo, mediante la ley orgánica 10/1982 del 10 de agosto, acompañada con la 11/1982 LOTRACA (Ley Orgánica de Transferencias Complementarias a Canarias).

Por operatividad y economía, solíamos alternar entre Gran Canaria y Tenerife las reuniones. Estas duraban dos días completos. En este sentido, teníamos que pernoctar en el hotel una noche. Eso nos posibilitaba convivir y conocer a los compañeros de todas las islas. Estábamos fijando nuestras posiciones ideológicas y los debates que teníamos eran muy amplios (algunas veces durante las noches nos quedábamos hasta entrada la madrugada) y apasionados, pero siempre predominaba el respeto y la cordialidad.

Regresé posteriormente 20 años después en 2005 y el Comité Regional, ya no era lo que había sido. Perdió toda su esencia, los debates brillaban por su ausencia, hasta el extremo de las reuniones pasar a desarrollarse en solo un día. Empezando en primera convocatoria a las 10,00 horas y en segunda a las 10,30 y su duración era hasta las dos de la tarde. Esto significaba, que no teníamos la posibilidad ni tan siquiera, de compartir un almuerzo para, poder confraternizar e intercambiar opiniones entre nosotros. Se impuso la jerarquía y burocracia.

Primeras elecciones generales. Se celebraron en junio de 1977. Como era lógico y después de la nefasta dictadura franquista que duró cerca de 40 años, despertaron una gran expectación, entusiasmo y esperanza. Las ganó la UCD obteniendo 165 diputados, PSOE 118, PCE 20, AP 16, PDC de Jordi Pujol 11, PNV 8 y PSP de Enrique Tierno Galván 6. Donde mejor resultado consiguió la UCD de todo el país fue precisamente en Canarias, más concretamente, 6 escaños por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, por sólo 2 del PSOE y en la circunscripción de Las Palmas, el resultado fue igualmente de una amplísima mayoría de la UCD con 5 escaños y el PSOE logró solamente 1.

Este resultado ocasionó la siguiente anécdota. Formaba parte del comité electoral llevando la organización de la propaganda y los actos. Al frente y como coordinador general estaba el extraordinario Antonio Castellano Auyanet. En aquel entonces era el presidente de la compañía energética nacionalizada  UNELCO. Como gran intelectual y por dominar varios idiomas, llegó a ser el presidente del Consorcio de Empresas Públicas Europeas. Tenía una gran sensibilidad social y ya en su jubilación, creó una plataforma ciudadana reivindicativa y logró que, el antiguo Hospital Nuestra Señora del Pino, se reconvirtiera en una residencia socio sanitaria, la mayor de Gran Canaria.

En aquel entonces, no había tantos adelantos como actualmente y como era una persona muy ordenada, organizó grandes paneles de corcho y los adhirió a las paredes, para poder consignar los resultados electorales por colegios y mesas. Estos los traían nuestros apoderados e interventores y nos lo tenían que facilitar a quienes formábamos el comité electoral y nosotros, le facilitábamos a Antonio Castellano los resultados para que, él pudiera reflejarlos en los referidos paneles.

El caso es que, todos los resultados daban una muy amplia victoria a la UCD y, era realmente desolador contemplar y padecer, la derrota que estábamos padeciendo. Nuestros ánimos estaban por el suelo, máxime por estar informados de que, en otras zonas del país, aunque igualmente perdíamos, pero no era por tanta diferencia. Aún faltaban algunos resultados más que contabilizar y él, estaba esperando ilusionado los del colegio electoral, ubicado al lado de su empresa. La casualidad fue que me tocó a mi darle esos resultados, y una vez más, la UCD volvió a ganar de forma muy considerable.

Entonces dio dos grandes golpes en una mesa y gritó: ”la culpa la tiene los chicharreros” (tinerfeños). La campaña electoral había sido realmente agotadora y pensando que podría estar muy estresado o le estaba afectando algo, me dirigí hacia él y le pregunté que le pasaba y por qué decía eso, a lo que me respondió: Antonio, “si los chicharreros no le hubieran ganado la batalla a Nelson, ahora nosotros seriamos británicos”. Como buen anglófilo conocía muy bien esa sociedad y expreso la frase con arreglo a sus experiencias y convicciones.

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