Creo que, a esa pregunta, no dudamos en responder que las personas, pero por desgracia los hechos nos indican lo contrario.
Vivimos en una sociedad en el que los valores quedan relegados a un segundo o incluso a un tercer plano dando una grandísima importancia al dinero y al poder quedando los valores, relegados únicamente al ámbito privado y personal de la persona, siendo raptados y engañados por los intereses económicos de unos pocos escudándose en el sistema capitalista en el que vivimos, reforzando con ello la debilidad de la persona.
Estamos en un tiempo en el que se ha producido un gran aumento de las desigualdades económicas; habitamos en una sociedad en la que coexisten una gran crisis económica, política y social que se demuestra con unos datos muy claros: el 1% de la población es propietaria de la mitad de la riqueza mundial estando esta fortuna guardada en diversos paraísos fiscales; esta situación destruye nuestra sociedad provocando conflictos, guerras e instabilidad, incitando que vivamos en una sociedad sin virtudes donde el dinero se ha convertido en un valor fundamental adquiriendo una grandísima autoridad llegando a estar por encima de la solidaridad, la ética, el bienestar personal y general, el respeto la educación, la paz, el desarrollo, la empatía e incluso la vida de las personas, la prueba la vemos en las guerras que estamos viviendo actualmente y no hace falta irnos tan lejos, en nuestro país, se dan situaciones que nos abocan a pensar que… el dinero es el poder.
En estas semanas he vivido muy directamente hechos que demuestran que nuestra sociedad se ha deshumanizado y tan sólo importa el dinero y el poder.
Soy una persona con discapacidad del 42% ocasionada por un accidente de tráfico hace 34 años, a consecuencia de ello tengo diversas secuelas que se han hecho crónicas, además de tener apnea del sueño; hasta ahora he vivido con ellas como mejor he podido, y las he hecho mías, pero con el tiempo estas secuelas se han ido agravando.
Trabajo en un Centro Especial de Empleo (CEE), el cual es participante de una de las más importantes confederaciones de este tipo de lugares de trabajo en España, conduzco una furgoneta recogiendo muestras biológicas de los centros de salud de algunos pueblos de la provincia para traerlos al hospital de la ciudad para ser analizados, además de entregar diversa paquetería, entre nosotros nos llamamos “ruteros”.
A consecuencia de realizar este trabajo, he estado de baja 18 meses, por lo que he tenido que pasar por el Tribunal Médico, como está establecido, la inspectora médica me da el alta sin habérseme remediado el problema médico, pero lo más sangrante es que la inspectora/médica no tuvo en cuenta las secuelas ocasionadas por el accidente de tráfico, le informé que tengo diplopía ocasional y me preguntó como podía conducir, a lo que le respondí que de frente no la tengo pero si en algunas otras posiciones del ojo, del resto pasó diciendo que no son importantes (midriasis media reactiva, lo que me produce rechazo a la luz o fotofobia, no puedo cerrar totalmente el párpado lo que me produce tener heridas en el ojo y úlceras…), también le informé que tenía apnea del sueño, pero ni hizo caso, no dándome oportunidad de informar que últimamente me dormía conduciendo y tenía pendiente ir a Neumología.
Ante estas situaciones te sientes impotente cuando compruebas que un organismo público como el INSS cuya función es ofrecer diversas prestaciones mínimas encaminadas a los ciudadanos que las necesite o pida como pueden ser las personas desempleadas, trabajadores en situación de baja por enfermedad común o laboral, jubilados… anteponga en todo momento el dinero a cubrir dichas demandas, porque si llegamos a pasar por el Tribunal Médico no es por gusto, ni para cobrar el dinero establecido para cobrar en los casos de Invalidez laboral es porque está establecido que después de una baja de 18 meses debes de pasar por dicho tribunal o bien porque nos informan de que las patologías que tenemos son merecedoras de ser consideradas por el Tribunal pues estamos en situación de precariedad para realizar nuestro trabajo, no vamos allí por gusto, porque la mayor parte de nosotros lo que deseamos es sentirnos realizados desempeñando nuestro trabajo no para cobrar una prestación que siempre será económicamente inferior al salario que recibimos, además… los informes médicos no mienten. Es doloroso que el INSS dé más importancia al dinero que a la salud de las personas.
Al igual que el Centro Especial de Empleo (CEE) que dicen representarnos y cuidarnos proclamando a los cuatro vientos que son los únicos que son capaces de dar un trabajo adecuado a nuestras necesidades, ¿dónde y cuándo?, llevo semanas que me duermo conduciendo y estoy en estudio por la unidad de Neumología, existe un informe del médico de cabecera en el cual recomienda que se me adapte mi puesto de trabajo porque por dormirme en la carretera he cogido mucho miedo a conducir, además, el CEE tiene un informe de una empresa externa que realiza los reconocimientos médicos a los trabajadores donde se les informa de mis limitaciones (no puedo conducir) y aún así me “invitan” a que me ponga a trabajar, como soy coherente, y consciente de mis limitaciones, les informo de que no voy a conducir la furgoneta porque me importa mi vida y la vida de terceros, pero aún así acudo a mi puesto de trabajo. Resultado… me despiden porque no aceptan mis limitaciones, y no pueden adaptar mi puesto de trabajo como tampoco existe ningún otro tipo de trabajo donde posicionarme.
¿Este es un ejemplo de cómo los CEE se preocupan de las personas con discapacidad? Así que llegas a la siguiente conclusión: tan sólo importa el dinero y las personas tengan o no discapacidad nos importamos, no somos nada más que un número y las empresas y los centros especiales de empleo son conscientes de que siempre encontrarán a otros individuos para hacer el trabajo que tú no puedes realizar por diferentes motivos. Sientes frustración y rabia cuando te das cuenta de tanta deshumanización.
La persona, simplemente por ser eso, persona, tiene unos derechos que son iguales para todos los individuos, pero esto llevado a la práctica es muy distinto pues a lo largo de la historia se han privado, y se continúa privando, a muchas personas de sus derechos despojándolos de ellos y cometiendo diversos abusos siendo el dinero en muchos casos el culpable directa o indirectamente contribuyendo a crear una gran desigualdad.
Debemos de ser conscientes de esta situación y ser capaces de frenar la pérdida de valores en nuestra sociedad promoviendo la rehabilitación de las virtudes perdidas para lograr tener una comunidad armoniosa sin conflictos ni desigualdades, que no se obstruya la puerta que nos lleve al bienestar, felicidad y prosperidad de la persona.