Confieso que como militante del PSOE, me indigné (y continuo indignado), cuando con gran impotencia tuve que sufrir la imposición del diseño y la estructura creada, para que se llevara a efecto el reciente 40 Congreso Federal del PSOE. Pero analizándolo en perspectiva, todo el montaje desplegado concuerda. Pedro Sánchez apoyándose en sus homólogos dirigentes territoriales y sus acólitos, tenia que entrar y salir contando con sus complicidades muy airoso del congreso.
De ahí vino, la elección (auto elección) de los cabezas de delegación territoriales, quienes a su vez eligieron (impusieron), a los delegados y entre todos ellos, tuvieron la potestad de analizar y cribar las enmiendas a la ponencia marco, presentadas por la militancia en sus respectivos territorios. Esto ha sido una verdadera aberración de la democracia y nunca había visto nada igual en el PSOE.
Con esa composición de los cabezas de delegación y delegados, no era de extrañar como discurriría el congreso. Aparte del apoyo incondicional a Pedro Sánchez, había que evitar cualquier iniciativa, que no estuviera contemplada en el guión. Así ocurrió en el informe de gestión de la Ejecutiva, habiendo el presidente del congreso Ximo Puig, coartado e impedido el uso de la palabra, a compañeros, que pretendían en oportunas intervenciones solicitadas, analizar y al respecto pronunciarse. Algo inadmisible fue, que la gestión de la Ejecutiva Federal no se sometió a votación y salió “aprobada” por unanimidad.
Lo mismo le ocurrió a las enmiendas con grandes compromisos y altos contenidos ideológicos. Entre otras, la que contemplaba el modelo de Estado y que éste fuera republicano, federal y laico. Como así mismo, la relacionada con el Pueblo Saharaui y su derecho a la libre autodeterminación. Creación de una banca pública, etc.
De haber reivindicado Pedro Sánchez en el anterior 39 Congreso Federal, para el PSOE el espacio ideológico de la izquierda, en éste 40, insistentemente lo ha hecho pero teniendo como referencia a la socialdemocracia. Está en su derecho, pero siendo coherente, tendría que hacer causa común con quienes piensan como él y crear un partido político a su imagen y semejanza y dejarnos el PSOE y sus siglas a quienes las compartimos y que vienen siendo inalterables desde que lo fundó, el 2 de mayo de 1879, Pablo Iglesias Posse .
Los conceptos socialista y socialdemócrata son diferentes, como se puede comprobar en Portugal, representando a la izquierda el Partido Socialista y a la derecha el Partido Socialdemócrata. Aunque la socialdemocracia en varios países europeos, está asociada al centro izquierda, pero en muchas ocasiones sus políticas difieren muy poco, de los partidos políticos de centro derecha, o incluso de la propia derecha.
Otro mensaje que repitió Pedro Sánchez constantemente, fue el de la unidad y la misma, con arreglo al devenir del congreso era una realidad. Pero esa unidad que ciertamente se visibilizó, a través de los medios de comunicación, fue para ese acto puntual, coyuntural y concreto y es que la inmensa mayoría de la militancia, no participó en todo el proceso, siendo “meros convidados de piedra”.
Para escenificar esa hipotética o ficticia unidad, no lo dudó y se reunió con tres secretarios generales que le precedieron: Felipe González, Joaquín Almunia y José Luís Rodríguez Zapatero. Con arreglo al primero, por lo visto no se ha enterado de todas las indecencias que ha venido cometiendo. Por este motivo, seguramente su imagen habrá quedado bastante degradada.
Pedro Sánchez subsistió del acoso al que fue sometido por los jerarcas del PSOE, gracias a la gran mayoría de la militancia de base, que le respaldó en las primarias a la secretaría general. Sin embargo, para éste congreso marginándola, no contó con la misma y optó, por apoyarse (y apoyar) en la minoría, o sea, en los dirigentes territoriales y toda la cohorte que tienen a su alrededor. La mayoría de ellos, como políticos profesionales, pertenecen a la llamada casta.
Por eso no es de extrañar el gran descontento que ha creado entre la mayor parte de las afiliados y afiliadas, al haber comprobado, según una de sus principales promesas del referido 39 Congreso Federal, como la de que iba a empoderar a la militancia, no la ha hecho realidad. Todo lo contrario, estas/os que representan con gran diferencia, la mayoría de la militancia en el PSOE, está desplazada por una minoría elitista, que dirige al Partido Socialista, con prácticas antidemocráticas y en muchas ocasiones indeseables.
Tuvo Pedro Sánchez, una magnifica oportunidad para de verdad haber unido y cohesionado a todo el Partido, algo muy necesario para afrontar con garantías los próximos retos electorales, pero no lo hizo. Si a esto le añadimos que sino le da, a la acción de gobierno un vuelco ideológico, con más libertad y justicia social, para acercarnos más a nuestro electorado natural la clase trabajadora, probablemente le estaría sentando las bases a la reaccionaria derecha, para que de nuevo gane las elecciones ampliamente, como ocurrió el 4 de mayo en la Comunidad de Madrid,
Aunque rebajó de 49 a 42 la composición de la Ejecutiva, pero aún así, sigue faltando a lo que al comienzo del anterior congreso se había comprometido, como era reducirla de sus 38 miembros anteriores para hacerla más ágil, eficaz y operativa. Aunque por la composición del congreso era esperable, pero encima su elección se produjo casi por unanimidad. Un descarado 94,4 % de los votos.
Con arreglo al diseño del congreso, las estructuras impuestas, su transcurso y los resultados, el articulo 6 de la Constitución, se ha quedado muy en entredicho: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.