Desde que en 1966 entré en relación con el mundo judicial, ejerciendo primero como juez y después como abogado. Han pasado algunos años, y prácticamente en todos ellos he tenido algo que decir sobre nuestra “particular” Administración de Justicia, desde siempre hermana pobre, al decir de algunos mal pensados porque a ningún gobierno le ha interesado que funcione bien, al ser teóricamente es el Poder de Control, según la antigua y reconocida doctrina de la División de Poderes en el Estado de Derecho Moderno.
Y asi maltratada por los poderes públicos, mal considerada por la sociedad, sin atenderse las quejas de propios y extraños, hemos llegado a este complicado mes de junio de 2021, y una ministra del nuevo gobierno se ha destapado con aquello de que" tenemos un problema muy serio con la Justicia en España" porque "son los jueces quienes están haciéndole la oposición al Gobierno". La ministra de Derechos Sociales no comparte "para nada" la resolución del TC que declara que el estado de alarma fue inconstitucional. Cuando alguna resolución no agrada a alguien ya se sabe que la crítica de los jueces viene seguida y como resulta que siempre hay al menos dos partes implicadas, la mitad de los justiciables o afectados por una sentencia protestan.
Lo malo es que ahora se está confundiendo a aquel Poder de Estado, con la oposición. Un Gobierno con abundantes juristas, que suspenderían algún curso de derecho. Hay también algunas magistradas ministras que se han inclinado por la versión gubernamental. Es parte que hay que pagar por la púrpura, aunque en este caso se ha llegado a más: “Tenemos un problema muy serio con la justicia en España” Ha tenido que llegar una nueva ministra al Gobierno para que en al día siguiente se despache con tan preocupante afirmación. Algunos juristas que hemos tenido que padecer algunos de sus graves defectos, y los hemos señalado reiteradamente, hemos pagado incluso un alto precio por decir lo que no se debe, y nos hemos sorprendido con que desde el gobierno se reconozca algo que sabe casi todo el mundo.
A nuestros políticos no les importa incumplir una vez más nuestra maltrecha Constitución y negarse a renovar el Gobierno de los Jueces que lleva dos años “en funciones”. Nunca funcionó bien porque lo tiene absolutamente politizado así que ahora “en funciones”… y si su cabecera se encueta en tan penosa y vergonzante posición me parece que hay más de un problema. Todos los días en la prensa se airean casos asombrosos, que no suelen merecer atención oficial, porque ya se sabe que las cosas no andan muy allá.
Don Felipe González Márquez, hasta el 12 de marzo de 2010 no se había enterado que la Justicia “ estaba hecha unos zorros”, según declaró en una sustanciosa entrevista televisiva, y en sus memorias reconoció que, en nuestra nación, se había hecho la transición en todas las instituciones y estamentos, incluido el ejército, salvo en una: la judicatura. Las citas del Sr. González, son de autoridad cada vez más reconocida a medida que se van sucediendo Gobiernos. Llevamos dos años con un gobierno de “progreso”, evidentemente para todos aquellos que están cerca de la teta de la vaca, rico en mentiras, insultos y descalificaciones, muy preocupado de mantenerse en el poder aunque sea a costa de torcer la voluntad de las leyes, como en el tema de los indultos, o en el más reciente de los avales ante el Tribunal de Cuentas, y en cualquier otro que no tardará en llegar.
Tampoco se ha caracterizado por el respeto a las resoluciones judiciales, como mandato constitucional preterido, pero eso si, cuando alguna molesta, tenemos un problema serio, pues claro que lo tenemos, pero desde hace mucho tiempo, pero no por lo las razones que motivan a las ministras, sino porque a la judicatura como reconoció el Sr. González no le llegaron los aires de la transición y quedó anclada en sus rutinas, dilaciones, formalismos, corporativismo cerrado dese el ingreso en la carrera que preparan los propios jueces, con unas pruebas memorísticas que datan del 1876 que son un horror, como ya denunciara otro español ilustre hace muchos años (Gregorio Marañón), su gobiernos, sus ascensos, y hasta su responsabilidad que se la exigen ellos mismos.
Este que suscribe, aun recita artículos aprendidos de memoria, porque así se lo exigieron, y para nada le sirvieron, porque para cualquier empleo publico o privado se hace una entrevista para tratar de conocer mínimamente a persona a la que vamos a entregar nuestra vidas y haciendas, o algún ejercicio que acredite otra mínima capacidad de razonamiento, y luego cuando se ha logrado ingresar no se estimula adecuadamente la precisa especialización, y no nos engañemos como afirmó otro español ilustre (Ramón Parada) para ascender a puestos importantes hay que mendigar.
Creo que en otro artículo reciente contaba el calvario de unas juezas para tratar de ascender, con tintes vergonzosamente sexistas, que afortunadamente no ha llegado al gobierno presente, pero señora ministra, tenemos un problema muy serio con la justicia, pero no por lo que usted cree , ni porque no les haya agradado alguna sentencia, y si porque en ninguno de los proyectos de su gobierno de progreso figura alguna medida que estuviera dirigida a solucionar algunos de los muchos problemas de los que adolece, que a los primeros que preocupan son a los propios jueces, que conozco, trato y escucho, que en su gran mayoría hacen lo que pueden para tirar de un carro pesado, lento, anticuado, e inservible para las rutas que exige una sociedad moderna, y escasamente gratificante para la importante carga que llevan.
Y para otro día dejo a la abogacía, como llave inexcusable de la puerta judicial, que también está muy contenta, y a las leyes de procedimiento que son la savia por las que discurre, y alguna de ellas como la penal, data de 1872 y tiene nuestros juzgados de instrucción atados a una burocracia vergonzante. Ven ustedes señoras ministra porque tenemos un problema muy serio.