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Termina la semana del fariseísmo de católicos y laicos

18 de Abril de 2022
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Buena parte de la población española ha estado más pendiente, durante la Semana Santa, de descansar y gozar lo poco o mucho que se lo permite su economía particular. Tras dos años, algo que los palanganeros del sanchismo no han comprendido –por lo leído en redes sociales-, con limitaciones o restricciones, los españoles han podido disfrutar de unos días de vacaciones. Otros muchos han hecho de su devoción católica lo central de los días festivos. Sin embargo, el fariseísmo no ha faltado.

Fariseísmo repartido por igual entre católicos (esos a los que Juan Manuel de Prada cataloga de pompier) y laicos. En un tiempo donde el odio vende más que la fraternidad; donde el otro es visto como un enemigo y no como un hermano; donde cualquier cuestión es utilizada para lanzársela a la cabeza al otro, el fariseísmo ha gozado como nunca. Católicos sin amor y laicos anticlericales se han repartido columnas en los medios y desprecios en las redes sociales. Unos y otros son parte de esa España nefasta que hay que extirpar de una vez.

Católicos mintiendo y odiando

La semana ha sido gloriosa en cuanto a las mentiras y al odio destilado en las columnas periodísticas. Especialmente chocante en algún medio propiedad de la Asociación Católica de Propagandistas. Gentes que se declaran católicos -de los de golpe en el pecho, procesión en silla cara y comida copiosa (el ayuno es de tristes)- lanzando soflamas, contra el PSOE y resto de grupúsculos a su izquierda, con odio y sin racionalizar el mensaje. Son malos porque sí y van a acabar con la Semana Santa para entregarse al Islam, se ha llegado a leer.

Lo peor son las medias verdades, que como todo el mundo sabe son las peores mentiras, que se vienen contando. Se han pasado toda la semana señalando a las Comunidades Autónomas gobernadas por el PSOE (que si deuda, que si mucho gasta salarial, que si esto o lo otro). Pero son tan cortos que ofreciendo los datos se mostraba que, en el tema a tratar, no hay diferencias entre unas y otras (las gobernadas por el PP). Un buen católico, pues así lo exige su fe, debe decir verdad, aunque ello conlleve el propio martirio.

Laicistas que colgarían curas del pescuezo

Luego están los supuestos laicos. Supuestos porque no hay momento en que no estén quejándose de cualquier cosa que afecte a la Iglesia católica. Si hay procesiones les parece mal, pese a que el laicismo promueve la libertad de conciencia y la manifestación pública de la fe libremente. Bromas sobre pasear muñecos, pero ofendiditos si se les señala que la doctrina social de la Iglesia les pasa por la izquierda. Peticiones de prohibición de procesiones, pero apoyan que las mujeres musulmanas vayan con el burka o el hyjab.

No son laicos sino anticatólicos en realidad. Son ese tipo de personas que, más allá de que se deba modificar o romper el Concordato, disfrutarían colgando de los cataplines a un obispo. Una muestra más del odio que se viene inoculando entre la población española. ¿En un país laico puede haber procesiones? Claro que sí. Como puede haber otro tipo de manifestaciones a las que acudan dirigentes políticos. Es una cuestión de respeto.

Claro que algunos dirigentes políticos van a las procesiones a darse un baño de multitudes, algo que atenta contra el espíritu del recogimiento, la humildad y el silencio de las mismas. Como José Luis Martínez Almeida que iba saludando con la mano, como si fuese un jefe del Estado, mientras procesionaba. Esto también es catolicismo pompier. Claro que si le han engañado más de 13 millones de euros, no se puede pedir mucho más de inteligencia. Fariseísmo extendido por todos lados y alguno, que se pasa todos los mandamientos por la entrepierna, diciendo que ha hablado con Dios.

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