Si Su Majestad El Roto ha decidido proclamar el “estado de ansiedad permanente” hay que agarrarse porque vienen, aún más, curvas cerradas y sin peraltes para evitar los derrapes.
Las edades y los lugares: 77 y Barcelona, 51 y Madrid y 81 y 83, Sevilla x dos.
Por tanto, era lógico que los dos más jóvenes y aún activos en el proceloso mundo de la política coincidieran contra dos octogenarios que defienden su pasado poniendo palos en las ruedas que mueven el presente, pues ambos saben que tienen poco futuro.
Cada cual es libre de morir como le de la gana y más ahora, que el gobierno amplió esa libertad con el derecho a la eutanasia para derrotar a la pandemia riéndose de ella, y no estoy malpensando en ninguno de los cuatro, ni de los dos. Y ya que estamos, Ayuso debería ser juzgada por contribuir decisivamente a las muertes de más de siete mil personas mayores a las que abandonó en las residencias de Madrid.
Y ahora, las frases de tres de ellos en tres días seguidos, o casi. Del presi no merece la pena porque, si no cambiara de opinión cada vez que se lo pide el equilibrio, no podría liderar un gobierno en tiempos retorcidos.
Felipe González, hace cuatro días: “Redondo padre me convocó una huelga y no se me ocurrió expulsarle”. Esta frase ha tenido mucho éxito mediático.
Xavier Trías en La SER, hace tres. “¿Cree que el rey estaba detrás del 23F?” le preguntan y él responde que “yo creo que los socialistas estaban detrás del 23 F”. Sin el eco en medios que se merecía.
Y Alfonso Guerra hace dos: “pido que no se conceda esa amnistía porque falsificaría la historia”. Dicha en la presentación de su libro y que escuché textual, me sorprende que los medios no la hayan destacado.
Y una reflexión para cada declarante.
González ha quedado casi peor que nunca, y no era fácil, pues Nicolas Redondo “padre” falleció el día 3 de enero y no puede defenderse. Quienes participamos en la huelga del 14D de 1988, la más general de la historia, recordamos la derrota del gobierno, que tuvo que el PEJ para siempre. Por tanto, como a González no se le pudo ni pasar por la cabeza lo de expulsar del PSOE a Redondo Urbieta, el solo hecho de mencionarlo ahora solo contribuye a tergiversar la historia. Porque, además, si lo hubiera intentado, Nicolás habría puesto a Felipe en un serio aprieto ocho años antes de perder el gobierno contra Aznar.
A Trías le preguntaría si, además de lo que sabemos todos, tiene más información sobre la implicación del PSOE en el 23F. A pesar de la Ley de Secretos, vigente y franquista, pocos cuestionan ya que el asalto al Congreso fue una derivada de las intrigas de Juan Carlos I con militares franquistas para que Adolfo Suárez dimitiera y no pudiera competir desde el Gobierno contra la candidatura de González, cuya tercera derrota electoral consecutiva habría causado estragos en el PSOE, tras la crisis que provocó la de 1979.
Y Guerra, que cada vez que abre la boca se delata cuando no mete la pata con machismos que avergüenzan. La “amnistía” no falsificará “la historia” sino que pasará a formar parte con sus consecuencias, las que sean, como todo lo que ocurre cada día.
Quienes contribuyeron a falsificar la historia de manera sistemática imponiendo ocultación y desmemoria fueron precisamente González y Guerra mientras gobernaron, pues hubo que esperar, primero, a que Zapatero ganara por nueve votos la secretaría general del PSOE en el año 2000 y, después, a que Aznar mintiera tanto sobre el atentado del 11M en 2004 que provocó la derrota de Rajoy tres días después. Gracias a eso, se pudo legislar por primera vez sobre la Memoria Histórica.
Por lo demás, las frases de los dos sevillanos, falsarias y cargadas de maldad, no tienen comparación con la del catalán: directa y que, aunque solo sea una sospecha fundada en decisiones posteriores, siempre gozará de presunción de veracidad mientras no se derogue la Ley de Secretos citada.
En cualquier caso, entre las acusaciones de Trías contra el PSOE de aquel tiempo y la Espada de Damocles que Sánchez seguirá manteniendo levantada contra los dos de Sevilla mientras no derogue la ley franquista citada, todo hace pensar que la pareja de octogenarios sevillanos podría comenzar a retirarse a un segundo plano.