Medio año atrás, publiqué en este mismo medio un artículo al que titulé “¿Plan de esterilización mundial masivo encubierto tras la inoculación de la presunta vacuna contra la COVID-19?”. En lugar de afirmar preferí formular la pregunta para no pillarme los dedos. Era la primera vez que escribía un artículo para desmontar el fraude de la pandemia del coronavirus sin disponer de la suficiente documentación y/o datos oficiales necesarios como para hablar con rotundidad del tema en cuestión, el cual, en este caso, era la razón por la que los verdaderos gobernantes del mundo se tomaron tantas molestias en montar el gran circo de la plandemia.
Sin embargo a día de hoy, ha llegado a mis manos la documentación que necesitaba para, ahora sí, tratar el tema sin ambages. Me refiero al trabajo titulado “Disminución de la natalidad en Europa”, que fue publicado en Alemania el 25 de agosto del 2022 por el analista de datos Raimund Hageman, quien a su vez recibió el apoyo técnico de Ulf Lorré y del Dr. Hans-Joachim Kremer.
Este trabajo está basado en los datos oficiales de natalidad de 18 países europeos durante los seis primeros meses del año 2022. Es importante tener en cuenta que, si solo se emplearon los datos de 18 países, fue porque los correspondientes a los de los restantes, como por ejemplo fueron los casos de Italia o Reino Unido, no fueron encontrados.
El análisis realizado en este trabajo relaciona las cifras mensuales de nacimientos producidos durante los seis primeros meses del año 2022 –pasado un año dese que se produjo el inicio de la inoculación masiva de la vacuna contra la COVID-19 en la población– con el promedio de los tres años anteriores –2019, 2020 y 2021–.
El resultado es demoledor, ya que muestra que todos los países sufrieron una disminución en las tasas de natalidad de entre el -1,3 y el -18,8%, en comparación con las tasas correspondientes al mismo periodo promedio de los tres años anteriores.
Pasado un año desde que un elevado porcentaje de la población fue inoculada contra la COVID-19, y tras comprobar que un 50% de las mujeres inoculadas sufrían alteraciones graves en su ciclo menstrual, las tasa de natalidad en los países europeos que pudieron ser sometidos al estudio descendió una media de un 7%. Veamos aquí las gráficas individuales de algunos países:
Solo en aquellos países donde el confinamiento de la primavera del 2020 fue ejecutado con mayor rigor, como lo fueron España, Portugal, Bélgica o Francia, no puede verse un descenso de la natalidad en los primeros meses del 2022 en comparación con los primeros meses del 2021, ya que en estos países también se produjo un descenso de la natalidad al inicio del año 2021 que fue ocasionado por los estrictos confinamientos que tuvieron lugar nueve meses antes. Lógicamente, si las personas no podían encontrarse, tampoco podía mantener relaciones sexuales. Respecto a los años anteriores –2020, 2019 y 2018–, sí puede apreciarse un claro descenso en el año 2022.
Este estudio va todavía más allá al establecer claras conexiones temporales entre los proceso de vacunación en el grupo de edad de hombres y mujeres de entre 18 y 49 años y las alteraciones en las tasas de natalidad nueve meses –periodo del embarazo– después. Tal y como pude comprobarse en las gráficas que adjunto a continuación, correspondientes a Suiza y Alemania:
El mismo patrón se reproduce en la mayoría de los 18 países sometidos al estudio “Disminución de la natalidad en Europa”. Dejando de esta forma muy poco lugar a la duda de que la causa del descenso de la natalidad sufrida en estos países pudiera ser otra que la de la inoculación de la mal llamada vacuna contra la COVID-19.
Por otra parte, si nos adentramos en el sistema de notificación de eventos adversos de las vacunas (VAERS) de los EE.UU., comprobaremos que en sus más de 30 años de historia, de las 5 mil notificaciones correspondientes a abortos espontáneos, al menos 4 mil de las mismas, esto es, un 80%, se produjeron solo en los tres últimos años, tras la inoculación de la “vacuna” contra la COVID-19 a partir del año 2021.
El propio OpenVAERS reconoce que el número de casos reportados no son ni siquiera el 1% de los reales. Lo que significa que estaríamos hablando de la friolera de 600 mil abortos provocados por la “vacuna” contra COVID-19 en el caso de haber sido notificados el 0,75% de los casos, de 800 mil en el de haber sido notificados el 0,50%, de 4 millones en el de haber sido notificados el 0,10%, o de 40 millones en el de haber sido notificados el 0,01%.
Basta con la recopilación de estas notificaciones de abortos relacionados con la inoculación de la “vacuna” COVID-19 en el OpenVAERS para que nadie deba sorprenderse de los descensos en las tasas de natalidad de prácticamente todos los países del mundo. Observar las consecuencias de la “vacuna” en la fertilidad de la mujer, ha resultado fácil debido a 1) las múltiples alteraciones en su ciclo menstruación, y 2), la ingente cantidad de abortos recién referidos. Si bien esto no significa que al hombre no le esté ocasionando también problemas de fertilidad. No en vano uno de entre los 1290 efectos adversos causados por estas “vacunas” –que la FDA mantuvo ocultos hasta que una orden judicial obligó a hacer públicos–, es el de los “anticuerpos contra los espermatozoides”.
Por cierto, ¿en algún momento te enteraste de la publicación del listado con estos 1290 efectos adversos de las “vacunas” contra la COVID-19?
Seguramente, no, y voy a explicarte el por qué. Y el por qué es exactamente el mismo que el por qué nunca supiste de la existencia del estudio que relaciona el descenso de la natalidad y la vacunación COVID-19 en el que se basa este artículo. Porque los medios de comunicación y los políticos te engañan ocultándote esta información y repitiéndote una y otra vez que las “vacunas” son efectivas y seguras, amén de imprescindibles. Y lo hacen porque sus dueños y Señores, tal y como documenté minuciosamente en mi artículo anterior, son exactamente los mismos que organizaron el gran circo de la plandemia y sus “vacunas”.
Cuando hablaba de la infertilidad masculina causada por la “vacuna” COVID-19, no lo hacía basándome únicamente en el ya mencionado “posible” efecto secundario reconocido por sus fabricantes. Resulta que existen estudios científicos que demuestran que el esperma de los varones inoculados sufre daños caudados por esta “vacuna” que se traducen en una disminución de -15,4% de la concentración de los espermatozoides, así como en una reducción de hasta el -22,1% del recuento móvil total. Y aunque el estudio defiende, pese a no haber realizado observaciones a largo plazo, que estos daños son solo temporales, ¿qué sucedería si, como recomiendan las farmacéuticas y médicos comprados por las mismas, nos inoculásemos esta “vacuna” 2 o hasta 3 veces al año? Como ya dije en mi artículo “¿Plan de esterilización mundial masivo encubierto tras la inoculación de la presunta vacuna contra la COVID-19?”, la implantación de la inteligencia artificial hará desaparecer la inmensa mayoría de puestos de trabajo del mundo en cuestión de unas cuantas décadas. Por esta razón a sus dirigentes les resulta perentorio eliminar de la faz de la tierra a esa inmensa mayoría de la población mundial que se quedaría sin puesto de trabajo y fuente de ingresos. Porque, obviamente, serían incapaces de mantener el control de un mundo habitado por ocho mil millones de personas con seis o siete mil millones de las mismas en el paro. Bajo este panorama, el desarrollo de los acontecimientos sería digno de películas apocalípticas como Mad Max, donde el caos, el latrocinio y el asesinato serían una constante. Me temo que ni siquiera habría suficientes personas a las que robar para satisfacer las necesidades de tal porcentaje de pobreza poblacional. Estaríamos hablando de una verdadera hecatombe socio-planetaria.
La posible solución al problema –descartando la opción lógica de olvidarse de la implantación de la IA– pareciera pasar por la invención de una terrorífica pandemia que instigara a la ciudadanía a inyectarse voluntariamente a saber qué tóxico esterilizador tras la mascarada de una presunta vacuna experimental.
Lo que hace unos meses podía ser considerado una conjetura, muy razonable pero conjetura al fin y al cabo, a día de hoy, con datos de natalidad oficiales y estudios científicos pertinentes en la mano, apunta claramente hacia una incontestable evidencia: el gran circo de la plandemia del coronavirus y de su presunta vacuna, tenía como principal propósito el de la esterilización subrepticia del mayor número posible de moradores del planeta.
Ahora habrá que esperar a que sigan pasando los años para comprobar si los frutos de esta “vacuna” colmarán las expectativas de sus creadores, o si en cambio se requerirá de alguna nueva estrategia para continuar esterilizando y/o eliminando indiscriminadamente a la población sobrante. Apuesto por la segunda opción, ya que cada día que transcurre son menos las personas que acceden a continuar inoculándose un producto que, proceso invisible de esterilización aparte, ya se ha llevado la vida y la salud de decenas o incluso de cientos de millones de personas en el mundo a través de sus cientos de efectos secundarios diferentes que, debo hacer hincapié nuevamente, nunca reconocidos oficialmente antes de iniciar el proceso de “vacunación” masivo a la ciudadanía.