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Vox le come los tobillos al PP y no por la pelea interna

13 de Diciembre de 2021
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Que Isabel Díaz Ayuso debe estar gastando medio presupuesto de la Comunidad de Madrid en “subvencionar” a los medios de derechas (y alguno de izquierdas) parece obvio. Llevan desde hace cuatro meses diciendo que la bajada del PP a nivel nacional es culpa de la pelea en Madrid por la celebración del Congreso pepero. Pablo Casado no tiene ese dinero para contrarrestar la información y por ello debe tragar quina o irse a hacer las Américas. En realidad es que aquí ni la prensa propia le hace caso.

La mayoría de las personas ni sabe, ni le interesa lo que sucede en la Comunidad de Madrid. No les importa que se esté esquilmando la sanidad como para prestar atención a tonterías de partido. En Madrid están a las cañas y poco más. Fuera de Madrid sólo se conocen ciertas cosas de Ayuso, principalmente lo que suele decir contra Pedro Sánchez y cuando insulta y llama paletos a los que viven más allá de las fronteras madrileñas. Curiosamente es más allá de esas fronteras donde Vox sigue creciendo, voto a voto.

Han propiciado el aumento de Vox

El PP fardaba de conocer bien lo que sucedía más allá del centro del poder político. Hoy en día no tiene presencia casi en el País Vasco y en Cataluña la primera fuerza política de la derecha es Vox. Cuando Casado habla de la España periférica da vergüenza. Como cuando dijo que a un pastor no había que decirle qué se podía comer, que la comida de pastor era buena. O no ha visto un pastor en su vida, o es tonto. Hasta Red Bull toman los pastores actuales.

Cuando se abandona la España periférica y se queda en la política de capitales normal que Vox acabe arañando los votos. También Ayuso catalogó a Colmenar Viejo como España vaciada (una ciudad de 50.000 habitantes a 20 mins. de Madrid). A pesar de aparecer en muchas ocasiones como cazadores pijos, por su indumentaria, en Vox se están moviendo por todos los pueblos de España. Van abriendo poco a poco sedes y no cuestionan las tradiciones propias de cada lugar. Y el PSOE, en algunas comunidades, les está dando la contrarréplica –para los que ven a alguna conversa como presidenta-.

Vox les está comiendo los tobillos electorales

A pesar de que las encuestadoras están escondiendo el voto a Vox, las muestras regionales ya ofrecen otros datos. Aumentan sus posibilidades, frente al voto al PP, en Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León o Valencia, que se sepa. Cierto que la abstención en la izquierda aumenta y parecería otra cosa, pero lo que es irreal es la no bajada del PP. Entre otras cosas porque el discurso de Vox está calando poco a poco en un buen número de la población.

En unos casos por dar un toque de atención a PSOE y PP; en otros porque Casado es un sosaina; los más porque están cansados de los pactos contra-natura del Gobierno, el caso es que Vox sube y sube hasta morder los tobillos del PP por la derecha. Bien es cierto que cuando haya que votar y meter la papeleta de verdad cambiará todo (hoy se puede decir que se va a votar a este o aquel sin pensar). En ese momento Vox sí tendrá un buen trecho ganado porque lo están trabajando día a día.

¿La prensa de derechas contra Vox?

Lo que sorprende de toda esta historia es la postura de la prensa que se sitúa a la derecha (que son unos cuantos medios). Las ruedas de prensa de Jorge Buxadé suelen ser obviadas; los viajes de Santiago Abascal ni aparecen o los colocan escondidos; las posibles candidaturas de Macarena Olona o Javier Ortega Smith (Andalucía y Castilla-La Mancha) se intentan torpedear… Y en ello no es la izquierda mediática la que actúa sino la derecha, como sucede con las candidaturas de la España periférica.

En la izquierda, como es obvio, a mirar y disfrutar de las palomitas mientras. Cuando es patente que se necesitará la unión de ambos partidos para gobernar en más de un lugar, los medios de derechas apuñalan a Vox y favorecen al Frente Amplio. Curioso. Igual es porque en esta ocasión la estrategia de Vox será la de sentarse en los Gobiernos junto al PP. Se acabó el tiempo de presionar o apoyar desde fuera para que les ninguneen y no se lleven a cabo los pactos firmados. Ahora sí quieren estar, salvo que los números digan otra cosa.

Normal que Casado diga que no piensa incorporar a su gobierno a Vox. Lo primero porque es más que posible que jamás gobierne; lo segundo porque tiene miedo, mucho miedo. Piensa que ese rechazo le dará los votos de Ciudadanos, pero esos ya los ha repartido con Vox y la abstención. No hay más votos. Y quien puede rascar votos por la izquierda sólo es el partido de Abascal, aunque sea como voto de castigo.

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