El PSOE de Pedro Sánchez, el partido que ahora celebra derrotas

10 de Junio de 2024
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PSOE Derrota Sanchez

El Partido Socialista Obrero Español ha perdido las elecciones europeas. No hay cuestiones cualitativas porque los datos demuestran que el resultado ha sido una derrota sin paliativos. No hay victorias amargas ni dulces derrotas. O se gana o se pierde y el PSOE de Pedro Sánchez ha perdido.

La portavoz del PSOE, Esther Peña, afirmó durante la espera a conocer los resultados finales que «el PSOE es un partido que siempre sale a ganar, es un partido de gobierno, es el partido que más veces ha gobernado en nuestro país y en sus instituciones, ¿no? Por tanto, afrontamos esta campaña de las europeas desde el primer momento así, con hambre de ganar y esperamos que hoy se haga una realidad».

Los datos definitivos del recuento demuestran que ninguno de los objetivos se ha conseguido. Han perdido un escaño respecto a los comicios europeos de 2019, un 2,6% de apoyo popular y más de dos millones de votos.

Por el contrario, su máximo contrincante, el Partido Popular, ha ganado 9 escaños, un 14,03% y 1,6 millones de votos.

Aún así, el PSOE celebra estos resultados. A la sede de Ferraz ha acudido Pedro Sánchez y el resto de los miembros del gobierno, lo que no ha sucedido recientemente, ni siquiera en la victoria de Salvador Illa (PSC).

El PSOE de Pedro Sánchez ha perdido un escaño respecto a los comicios europeos de 2019, un 2,6% de apoyo popular y más de dos millones de votos

En el imaginario de la militancia socialista no abducida aún se recuerda con dolor el buen humor y las risas de Pedro Sánchez tras obtener sólo 84 escaños en las generales de junio de 2016, los peores resultados de la historia que acentuaron la debacle de diciembre de 2015 (90 diputados). Desde el sanchismo «ferraziano» se vendió que habían logrado evitar el sorpasso de Podemos y que eso hacía la derrota más dulce.

Eso es lo que pasa con Pedro Sánchez y su PSOE, donde 38 derrotas electorales son vendidas como «salvar los muebles» pero, en realidad, ese «salvar los muebles» no es más que alargar la agonía.

Desde el punto de vista territorial, el PSOE sólo ha logrado ganar en Cataluña y Navarra. En el resto de las comunidades autónomas, salvo Euskadi, ha ganado con claridad el Partido Popular. Pedro Sánchez ha perdido definitivamente Andalucía, donde el PP ha subido en un 15% mientras el PSOE ha bajado un 8,37%. También se ha perdido en Castilla-La Mancha y Extremadura.

Derrota tras derrota y tiro porque me toca. Ese es el PSOE de Pedro Sánchez. Eso sí, en teoría se ha cerrado el ciclo electoral, ha llegado el momento de gobernar y, en este sentido, Sánchez lo tiene complicado porque depende de muchas cosas.

Mañana se inicia el proceso de constitución del Parlamento de Cataluña y ahí se verá si se anteponen los intereses de Pedro Sánchez sobre Salvador Illa, el único que en los últimos años es capaz de ganar elecciones.

El PSOE tiene dos grandes problemas en el corto plazo: la situación de Cataluña y los presupuestos generales del Estado. Sánchez necesita a los dos partidos independentistas para poder seguir siendo el inquilino del Palacio de la Moncloa. Haga lo que haga, le va a salir mal, sobre todo porque tanto Junts como ERC van a subir el precio de las apuestas. Ya dejaron claro que la ley de amnistía era sólo el precio que Sánchez pagó para ser investido. A partir de ahora tendrá que negociar ley por ley y eso se traducirá en exigencias que, en teoría, el secretario general socialista no podría pagar.

Por otro lado, Sánchez ha llevado al PSOE a una situación límite de «o yo o la nada». A diferencia del Partido Popular, el Partido Socialista no tiene banquillo por si Pedro Sánchez decidiera dimitir o perdiera unas supuestas elecciones generales en los próximos meses. Mientras el PP cuenta con figuras como Juan Manuel Moreno Bonilla o Isabel Díaz Ayuso que pueden sustituir con garantías electorales a Alberto Núñez Feijóo, el PSOE no tiene a nadie con un perfil capaz de ganar elecciones.

Pedro Sánchez ha llevado al PSOE de ser un partido vencedor a una formación que celebra derrotas, y esto no es bueno.

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