Después de cinco años bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial, el Partido Popular y su líder, Alberto Núñez Feijóo, han encontrado un nuevo objetivo a batir en la Justicia de nuestro país. Para Feijóo declaró: “Tenemos dificultades para aceptar la imparcialidad del Tribunal Constitucional”. Estas palabras, además de ser sorprendentes, revelan una estrategia política más alineada con los extremos que con una oposición constructiva y respetuosa.
Un alejamiento preocupante de la tradición conservadora europea
Las declaraciones de Feijóo son intolerables, fuera de lugar e impropias de un jefe de la oposición en un país de la Unión Europea. La anomalía política que representa el Partido Popular español respecto a sus homólogos europeos lo pone de nuevo más cerca de la ultraderecha que de los conservadores del continente. Feijóo se siente más cómodo con figuras polémicas como Alvise Pérez que con líderes conservadores respetados como Ursula von der Leyen.
Esta actitud no solo es una afrenta a las instituciones democráticas de España, sino que también sitúa al Partido Popular en una posición incómoda dentro del contexto europeo. Mientras que los partidos conservadores en Europa defienden el estado de derecho y las instituciones democráticas, el PP español sigue una senda cercana a los movimientos populistas y radicales que ponen en duda la legitimidad de las instituciones judiciales cuando estas no se alinean con sus intereses.
La necesidad de disculpas y el respeto a las instituciones democráticas
El líder del Partido Popular debería pedir disculpas de inmediato y retirar sus palabras. Es evidente que tiene dificultades para asumir el sistema democrático de nuestro país desde el pasado 23 de julio, pero esas frustraciones personales no deben interferir en la realización de su labor con lealtad a las instituciones de nuestro país. La labor que le encomendaron los ciudadanos es clara: ser una oposición constructiva que contribuya al fortalecimiento de la democracia, no una fuerza desestabilizadora que siembre la desconfianza y la división.
Las palabras de Feijóo no solo dañan la imagen del Partido Popular, sino que también socavan la confianza en las instituciones democráticas que son fundamentales para el funcionamiento de nuestro país. Al insistir en una narrativa de desconfianza y parcialidad, Feijóo y su partido no hacen más que alimentar un clima de polarización y enfrentamiento que es perjudicial para todos los ciudadanos.
Una llamada a la responsabilidad y al diálogo democrático
Las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo sobre el Tribunal Constitucional reflejan una actitud que dista mucho de lo que se espera de un líder de la oposición en una democracia madura. La estrategia de confrontación y deslegitimación de las instituciones judiciales no solo es irresponsable, sino que también pone en peligro la estabilidad y la cohesión social.
Es fundamental que el Partido Popular y su líder adopten una postura más constructiva y responsable, que respete las instituciones y promueva el diálogo democrático. La oposición tiene un papel crucial en cualquier democracia, pero debe ejercerlo con un sentido de responsabilidad y compromiso con los valores democráticos. La crítica a las instituciones debe basarse en argumentos sólidos y constructivos, no en declaraciones incendiarias que solo sirven para dividir y polarizar.