Las fuerzas centrípetas en política solo se ponen en práctica cuando el colchón de la mayoría parlamentaria es mullido y esponjoso, “tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”, que diría el poeta onubense universal. Pura pose o poco menos. En temas clave y espinosos de política nacional como migración o independentismo catalán, los presidentes de Andalucía y Castilla-La Mancha, el popular Juan Manuel Moreno Bonilla y el socialista Emiliano García-Page, son como dos gotas de agua, su aparente centrismo no tiene límites de cara a la galería política. Sus respectivas mayorías absolutas, bastante más holgada la del andaluz, les permiten viajar al centro político de forma eventual cuando el tema en cuestión lo requiere: todo sea por no descontentar ni a tirios ni a troyanos, sorber y soplar al mismo tiempo. Tarea imposible.
El rapapolvo que el presidente andaluz propinó este jueves en el Parlamento de Andalucía al portavoz de Vox, Manuel Gavira, a cuentas del discurso racista y xenófobo que exhibió sin complejos el dirigente ultraderechista es un mirlo blanco en la línea política de Moreno Bonilla, que tiene el dudoso honor de ser el primer dirigente político a nivel nacional que firmó en 2019 un pacto de gobernabilidad con esta formación negacionista de la violencia machista, homófoba, racista, xenófoba, bulera y nostálgica del franquismo.
Moreno Bonilla abrió por primera vez de par en par las puertas de la normalidad democrática en Andalucía a un partido ultraderechista que reniega del Estado de las autonomías que recoge la Constitución Española. Y a día de hoy aún blanquea muchas de sus medidas, como por ejemplo el mantenimiento de un teléfono de la violencia intrafamiliar para neutralizar todo lo posible la lucha contra la violencia machista, aunque el PP de Moreno Bonilla insista en que está en contra “de todas las violencias”, una forma más de blanqueamiento esta generalización.
Solidaridad sí. Seguridad también.
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) July 22, 2024
Para quienes se juegan la vida llegando y para todos los ciudadanos que tienen derecho a salir tranquilos a la calle.
Somos una nación de valores y los vamos a defender diga lo que diga el Gobierno. pic.twitter.com/1kIZmhN54q
La moderación política que Moreno Bonilla exhibe cuando le interesa en puntuales asuntos desaparece de un plumazo cuando se trata de mantener en primera línea de parrilla a tertulianos con el carné de Vox en la programación de Canal Sur para que exhiban su desprecio absoluto por la lucha contra la violencia machista y propalen un discurso negacionista sin ambages. La dirección de la radiotelevisión pública de Andalucía en ningún momento se disculpó por estos hechos reprobables y justificó la participación de este tertuliano político. Iván Vélez llegó a decir que “los hombres no matan a las mujeres por su condición de mujeres, porque si no no habrían tenido con ellos hijos, y porque los hombres tienen hermanas y madres y parejas”.
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, tiene en los barones de Madrid y Andalucía, Isabel Díaz-Ayuso y el propio Moreno Bonilla respectivamente, el eterno dilema familiar cotidiano: ¿a quién quieres más: a mamá o a papá? De ahí que el problema migratorio sea un mar de contradicciones en el principal partido de la oposición según soplen los vientos.
Moreno Bonilla tiene el dudoso honor de ser el primer dirigente político en España que firmó en 2019 un pacto de gobernabilidad con la formación negacionista de la violencia machista, homófoba, racista, xenófoba, bulera y nostálgica del franquismo
Ahora que los pactos con Vox se han roto en las comunidades pero no en los ayuntamientos, Feijóo ondea el discurso claramente racista y xenófobo vinculando inmigración (básicamente latinoamericana y africana, en ningún caso europea) con inseguridad ciudadana y delincuencia, algo que desde Andalucía el propio Moreno Bonilla ha desterrado por completo con datos oficiales mientras lo incluye en el enésimo bulo de la ultraderecha. El presidente andaluz recordó en el pleno del Parlamento este jueves que “sólo” el 7% de los delitos cometidos en Andalucía el último año han sido protagonizados por extranjeros, “y muchos de ellos son europeos, británicos, italianos”, remarca Moreno Bonilla.
Ante semejante dilema en el PP, Feijóo lo tiene claro: que su particular García-Page dentro del partido llegado del sur vaya también por libre como el castellano-manchego dentro del PSOE, pero que no altere demasiado la línea de flotación de la estrategia contra Vox, un sinvivir constante, un ni contigo ni sin ti desasosegante.