Ferraz logra con Susana Díaz en el Senado el fin de las hostilidades para dar el poder absoluto a Pedro Sánchez

15 de Septiembre de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
Guardar
Momento de la toma de posesión de Susana Díaz de su escaño de senadora

La jugada puede ser magistral para Pedro Sánchez. Hoy ha tomado posesión en el Senado Susana Díaz con el que la ejecutiva de Ferraz cierra un periodo de enfrentamientos y odios descarnados que se abrieron en las primarias del 21 de mayo de 2017. Aquellas primarias rompió al PSOE en dos. Ambos se enfrentaron por la Secretaria General tras el "golpe" de los susanistas contra los pedristas.

Con un escaño en el Senado Ferraz logró firmar la paz con Susana Díaz después de que ésta perdiera, de nuevo, las primarias, en esta ocasión en Andalucía, frente a quien será el candidato del PSOE en las próximas elecciones en su comunidad y alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

Tras este acuerdo de paz, atrás quedan enfrentamientos, odios, bandos, jugarretas y deslealtades -que ambos bandos de pedristas y susanistas sufrieron- que darán paso, a partir del Congreso Federal del PSOE en Valencia. Una nueva etapa en la que también tendrá mucho que ver el resultado de las primarias en la FSM donde se decidirá, también en octubre, quién será el nuevo o nueva secretario general de los socialistas en Madrid tras la catástrofe del 4M.

Un respiro, pero no tanto para Sánchez

Que Juan Espadas arrasara a Susana Díaz fue un respiro en Moncloa y en Ferraz. Fuentes socialistas reconocieron entonces a Diario16 que "ese día empezó todo de nuevo y se abrió una nueva etapa".

Tan nueva que algunos de los que confirmaban esto a Diario16 han quedado defenestrados o estarán muy pronto fuera de la ejecutiva de Ferraz.

Una vez superada el escollo de Susana Díaz, llegó el golpe de efecto y de mando de Pedro Sánchez. Sin piedad, sin nada que agradecer nadie, muy al estilo sanchista, echaba por la puerta de atrás a personajes que, sin duda, alzaron al presidente a Moncloa y a la secretaria general del partido. Así, el superministro José Luis Ábalos y secretario de organización en Ferraz, quedaba defenestrado sin un gracias. Quien le hizo con lealtad de escudo y de niño de los azotes ya no le sirve para esta nueva etapa. Y así lo despide sin contemplaciones ni siquiera un mínimo de humanidad.

Muy parecido fue el caso de la vicepresidenta Carmen Calvo. Y tan sorprendente como lo de Ábalos, lo que pasó con quien parecía invencible al frente del Gabinete de Presidencia, Ivan Redondo.

Adriana Lastra tampoco tuvo suerte con los cambios. El nuevo curso parlamentario aparece sin ella en la portavocía del grupo socialista en el Congreso. Mantiene cierta cuota de poder en Ferraz, pero muy debilitada.

Un político con suerte

Así las cosas, sólo queda un líder, una mano dura y un político con suerte que ha sabido utilizar, en el peor sentido de la palabra, a los mejores y prescindir de ellos cuando lo considera necesario con absoluto desprecio.

Sin duda, este gobierno de coalición progresista ha sabido responder a las necesidades en momentos muy duros de la pandemia de una sociedad confundida que no dejaba de escuchar bulos y deslealtades a la oposición, especialmente a su líder, Pablo Casado.

¿Puede una mala persona ser presidente del Gobierno?

¿Pero puede realmente una mala persona ser un buen presidente del Gobierno? Veremos. Porque los partidos minoritarios del Congreso, los mismos que permitieron con la moción de censura del PSOE echar a Mariano Rajoy y colocar a Pedro Sánchez en la Moncloa, saben que la otra opción, la de un gobierno de coalición de PP y Vox, sería mucho peor.

Queda por ver si el desastre para la izquierda de las elecciones de Madrid son un espejismo de Isabel Díaz Ayuso y un cambio de ciclo.

En cualquier caso, Pedro Sánchez ha querido deshacerse de quienes representaban cuotas de poder en el partido y en el Gobierno. Con la paz firmada con Susana Díaz los errores, a partir de ahora, serán, eso sí, solo suyos.

Lo + leído