La frustrante victoria del Partido Popular deja a los pies de los caballos a su líder, Alberto Núñez Feijóo, que prácticamente tiene todas las puertas cerradas para conformar un gobierno pese a que ha anunciado que lo va a intentar, siempre y cuando se lo encargue el jefe del Estado, Felipe VI. Esta situación frustra de cuajo todas las aspiraciones del líder del PP para llegar a la Moncloa, el único objetivo que se marcó cuando dejó su plácida plaza de Galicia para viajar a Madrid a asumir el liderazgo de un partido abierto en canal tras la defenestración de Pablo Casado.
Aquellas heridas de hace apenas un año y medio, que Feijóo suturó por la vía de urgencia y sin contemplaciones con la ayuda de los barones territoriales, han vuelto a abrirse de la noche a la mañana, y en la misma noche electoral sus propios seguidores se lo recordaron al grito de “Ayuso, Ayuso” cuando, desde el balcón de Génova 13, Feijóo intentaba justificar, en un discurso deslabazado e incoherente, la que ha sido la victoria más amarga de todas, aquella que es inútil se mire por donde se mire porque no tiene la más mínima posibilidad de llegar a fructificar en la conformación de un gobierno.
Bendodo y Moreno Bonilla han fracasado junto a Feijóo en el intento de promover el “voto útil” este 23J, que tan buenos resultados le dio en las andaluzas de 2019
Ni el manido discurso de la lista más votada ni cualquier negociación con otras formaciones más allá de los ultras de Vox sirven ya de parapeto al líder del PP. Se lo recordó no hace mucho la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en plena campaña electoral de las pasadas municipales y autonómicas de mayo: “Lo de la lista más votada no tiene recorrido”.
Intento inútil de formar gobierno
La Junta Directiva Nacional, máximo órgano del partido entre congresos, reunida en la sede nacional del PP este lunes con los inapelables resultados electorales por delante, tiene ante sí una tesitura de complejo encaje. Los barones territoriales tendrán la última palabra para respaldar o no a Feijóo en su huida hacia adelante en el intento inútil de conformar gobierno o resignarse a la evidencia de que ha fracasado pese a la victoria insuficiente e incremento notable de escaños respecto a los 89 logrados en 2019.
El primero que en la misma noche electoral se aprestó rápidamente a apoyar a Feijóo sin que nadie lo hubiera requerido hasta ese momento fue el barón andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, principal adalid del líder nacional en la lucha soterrada por el poder interno del partido, nunca reconocida, que mantiene con la presidenta madrileña. El líder andaluz es cómplice de la garrafal campaña electoral planteada por la cúpula popular a Feijóo. De hecho, el actual coordinador general del PP y número tres de la formación, Elías Bendodo, gurú del barón andaluz, ha tenido buena parte de protagonismo en la misma. Siempre creyó en la posibilidad de trasladar la experiencia andaluza de las autonómicas de junio de 2022 en las que Moreno Bonilla obtuvo una histórica mayoría absoluta, con una estrategia parecida a la que ahora Feijóo ha planteado a nivel nacional apelando al “voto útil”. Pero ni el PP ha optimizado su giro descarado a la derecha para arañar votos a los ultras ni tampoco Vox ha podido evitar la hecatombe, al perder 19 escaños respecto a 2019.
El PP ha vuelto a ganar en Andalucía, como lo hizo en las andaluzas de junio de 2022 y también en las pasadas municipales de mayo, pero esta vez el PSOE ha logrado amortiguar el golpe de forma notable, e incluso en la provincia de Sevilla ha sido el partido más votado. La comunidad andaluza ha aportado el 20% de los sufragios obtenidos por Pedro Sánchez a nivel nacional y vuelve a ser decisiva para hacer llegar a la Moncloa a un candidato. Así, el PSOE ha logrado en Andalucía 21 diputados, cuatro menos que el PP y que en las generales de noviembre de 2019, pero suma casi 30.000 votos más que hace cuatro años, hasta alcanzar casi 1,5 millones de sufragios. La comunidad andaluza aporta 61 diputados al Congreso.