En uno de los discursos más duros e incisivos pronunciados en el Congreso en los últimos tiempos, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, denunció con contundencia la corrupción estructural en España. En palabras claras y sin ambages, afirmó que “no son los funcionarios los que roban, son los políticos”. Y no lo dijo como una acusación al aire: apuntó directamente al Partido Popular, al bipartidismo y a décadas de una cultura política basada en “el pelotazo, los favores y las puertas giratorias”.
Díaz citó un dato demoledor: según el Fondo Monetario Internacional, la corrupción cuesta a España 60.000 millones de euros al año, lo que equivale a unos 1.300 euros por ciudadano. “Es como si cada año se esfumaran miles de escuelas, hospitales o centros de salud por la vía del amiguismo”, remarcó.
Pero más allá de la cifra, lo que denunció Díaz es que esa corrupción está incrustada en el modelo de gobierno heredado de décadas anteriores. Un modelo en el que, según sus palabras, “las empresas redactan los pliegos, los ex altos cargos median para multinacionales, y se decide qué infraestructuras llegan a un territorio en función de la militancia de sus representantes”.
“No hay corrupción sin corruptores”
La ministra de Trabajo quiso dejar claro que la corrupción no es un fenómeno abstracto ni una fatalidad nacional. “No es una plaga ni un huracán, está aquí porque nadie ha querido acabar con ella”, dijo con vehemencia. En este sentido, recordó que España es el único país de Europa con un partido condenado por corrupción: el Partido Popular, condenado a título lucrativo en el caso Gürtel.
También lanzó un dardo a la oposición por su falta de propuestas: “Señor Feijóo, no ha dicho ni una sola medida para regenerar España. Porque no le importa la corrupción. Le acompaña Aznar, cuyo milagro económico acabó en prisión, y Rajoy, conocido como M. Rajoy en los papeles de Bárcenas. ¿De verdad quiere usted hablar de ética?”.
Pero Díaz no se limitó a señalar culpables. Sumar —la fuerza que lidera— ha presentado un paquete de 15 medidas contra la corrupción. Entre ellas, destaca la creación de una Agencia Estatal Anticorrupción con presupuesto y personal independiente, la prohibición de indultos para condenados por corrupción, la inhabilitación de cargos corruptos durante 30 años, y la exclusión de empresas corruptas de la contratación pública. “Porque no hay corrupción sin corruptores”, recalcó.
Un ultimátum al PSOE
El discurso no fue solo una reprimenda al PP. Yolanda Díaz también lanzó un aviso claro al presidente Pedro Sánchez y al PSOE: “Gobernar no es resistir, es transformar. Necesitamos hechos, no palabras. Esta legislatura solo tiene sentido si sirve para regenerar la democracia y mejorar la vida de la gente”.
La vicepresidenta le recordó a Sánchez que de las 31 medidas que prometió para la regeneración democrática, apenas una decena han sido cumplidas. Y advirtió que “la ciudadanía progresista está angustiada” porque percibe parálisis e indecisión. Por eso pidió un “cambio de rumbo” que coloque en el centro los problemas reales del país: la vivienda, la precariedad juvenil, la financiación de los servicios públicos, la lucha contra la corrupción.
Aseguró que se necesita avanzar “con hechos” en materias concretas como la Ley de Dependencia, el Estatuto del Becario, el Estatuto del Artista y una mayor dotación para el Ministerio de Infancia. “Hay que elegir: o estamos con las familias y los jóvenes, o estamos con los fondos buitre”, dijo en referencia a la crisis de la vivienda.
Un mensaje para el presente y el futuro
Yolanda Díaz concluyó su intervención con un mensaje cargado de urgencia, emoción y sentido histórico. “Vivimos un momento oscuro: hay una guerra en Ucrania, un genocidio en Gaza y una Internacional del odio que crece en todo el mundo. Y en este escenario, este Gobierno progresista es una de las pocas luces que quedan. No vamos a permitir que se apague”, afirmó.
Reivindicó que la transformación social no es una opción, sino una necesidad vital para frenar el avance de las derechas. Y recordó que el cambio no se consigue con gestos, sino con políticas valientes. “Queremos volver a ganar, pero para eso hay que hacer lo que se espera de nosotros. Y eso pasa por girar a la izquierda y por regenerar de verdad la democracia española”.
Por último, anunció que el Consejo de Ministros presentará en los próximos días una ampliación del permiso de nacimiento a 20 semanas, y 34 para familias monoparentales. Una medida que, según ella, demuestra que “cuando se quiere, se puede”.
Una legislatura en juego
La intervención de Díaz ha sido leída como un auténtico punto de inflexión. No solo por el tono —directo, firme y crítico— sino porque refleja el malestar creciente dentro del bloque progresista. En un momento en que la amenaza de una involución política está más presente que nunca, el mensaje de Sumar es claro: o se gira a la izquierda con valentía, o la luz que hoy representa este Gobierno puede apagarse más pronto de lo que muchos piensan.
Porque, como advirtió la ministra de Trabajo, “no hay viento favorable para quien no sabe a dónde va”.