La FEMP, acusada de manipulación política y ruptura de consensos históricos bajo la dirección de la popular María José García Pelayo

17 de Enero de 2024
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García Pelayo y Cuca Gamarra

La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se encuentra inmersa en una intensa polémica. Las recientes acciones de su presidenta, María José García Pelayo, han generado acusaciones de uso partidista y de desviación de los principios fundacionales de la entidad.

Politización de la FEMPpor el Partido Popular

Las acusaciones centrales, planteadas porJavier Ayala, alcalde de Fuenlabrada y portavoz del Grupo Socialista, apuntan a una transformación de la FEMP en una herramienta al servicio del Partido Popular (PP). Según Ayala, la gestión de García Pelayo marca un alejamiento de la neutralidad y el consenso histórico que ha caracterizado a la FEMP desde su fundación en 1981. Esta situación ha generado preocupación sobre la pérdida de la esencia municipalista de la Federación, tradicionalmente centrada en defender los intereses locales más allá de las inclinaciones políticas.

Reunión organizada por García Pelayo en Santiago de Compostela con Alfonso Rueda, durante la precampaña de las elecciones gallegas

Un evento destacado es la reunión organizada por García Pelayo en Santiago de Compostela con Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia, durante la precampaña de las elecciones gallegas. Este encuentro es visto como un acto de apoyo directo al PP, algo que Ayala critica por considerar que se desvía del enfoque en problemas locales que debería tener la FEMP. Este tipo de acciones, según el portavoz socialista, evidencia un uso de la Federación para fines políticos nacionales, distanciándose de su misión de representar y apoyar a los municipios y provincias españolas.

Repercusiones y futuro de la FEMP

La situación actual en la FEMP no solo pone en tela de juicio la imparcialidad de la Federación, sino que también amenaza su integridad y eficacia a largo plazo. El uso de recursos de comunicación y prensa de la FEMP para promover intereses partidistas del PP, como denuncia Ayala, representa un abuso significativo de los recursos y la posición de la Federación. Esta desviación del enfoque municipalista tradicional y la ruptura de los consensos históricos podrían tener implicaciones graves para el futuro de la FEMP, cuestionando su habilidad para servir efectivamente a los intereses de los municipios y provincias que representa.

La FEMP se enfrenta a un momento crítico en su historia. Las acusaciones de politización y uso partidista bajo la presidencia de María José García Pelayo requieren una reflexión profunda y posiblemente una reestructuración para garantizar que la Federación retome su misión original de apoyo imparcial a las entidades locales. La credibilidad y la eficacia futura de la FEMP dependen de su capacidad para mantenerse fiel a sus principios fundacionales de neutralidad y consenso.

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