La mayoría de los votantes prefiere a Feijóo antes que a Ayuso

24 de Noviembre de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso en una imagen de archivo. Foto: Partido Popular.

¿A quién prefiere el votante del PP, al moderado entre comillas Alberto Núñez Feijóo o a la dura, ultra y trumpista Isabel Díaz Ayuso? Una encuesta publicada ayer por La Sexta arroja una respuesta que no podemos pasar por alto: sorprendentemente, y en contra de lo que pudiera parecer, el estilo del gallego agrada más. En efecto, a un 57,8 por ciento de los preguntados le van más las formas políticas del actual jefe de la oposición, mientras que un 41,3 votaría sin dudarlo a la presidenta madrileña. Otro dato interesante que nos deja el barómetro revela que también los votantes del PSOE y Unidas Podemos ven con mejores ojos al actual dirigente popular que a ella, que solo triunfa entre el electorado de Vox con un 73,2 por ciento. En general, los españoles con independencia de su color político son más del tono moderado encarnado por Feijóo (un 56,7 por ciento le da su apoyo) que del estilo gamberro y faltón de la mujer que acaba de destrozar la Sanidad pública madrileña (solo un 31,6 por ciento simpatiza con su trumpismo castizo).

El sondeo nos lleva, inevitablemente, a una primera conclusión: el centrismo, esa corriente política que a menudo consideramos un mito teniendo en cuenta el origen franquista del partido en cuestión, sigue dominando frente a la nueva moda ultraderechizante que nos llega del mundo anglosajón y que IDA ha comprado sin pudor ni complejo alguno. Y esa no es mala noticia. Cuando ya dábamos por hecho que Ayuso es la única salida que le queda a la derecha española para salir de la crisis en la que se encuentra, cuando ya parecía que no había nada más allá de la lideresa de Chamberí, resulta que el electorado español es mucho más maduro de lo que suponíamos y sigue comprando un producto más sensato que la chifladura dialéctica, el show de la provocación y el guerracivilismo hortera y cañí de la muchacha ácrata/libertaria.

Deja cierto lugar a la esperanza este inesperado sondeo de la cadena privada de televisión, ya que no todo está perdido en la consecución de una derecha civilizada, una búsqueda que dura ya más de doscientos años. No vamos a caer en el error de tragarnos que Feijóo es ese hombre templado y comedido que huye del ruido y la furia. Agita la crispación de cuando en cuando, como todo buen político conservador. Tira de desprecio, mala baba y arrogancia cuando se las ve con Sánchez en el Senado. Saca el colmillo retorcido y coquetea con el bulo y el catastrofismo cuando constata que el PP baja peligrosamente en las encuestas. En las últimas semanas ha dado sobradas muestras de que de moderadito solo tiene el traje, el ademán y las formas, porque en el fondo su pensamiento sigue siendo reaccionario. Juega descaradamente con típicos tópicos de la derechona carpetovetónica de toda la vida, el “España se rompe”, el “Sánchez traidor” y el “Gobierno amigo de bilduetarras”. Miente a calzón quitado con los datos económicos que maneja a su antojo y sin demasiada pericia. Bloquea la renovación del Poder Judicial pese a que sabe que está infringiendo los artículos de la Constitución. Sin embargo, no lo vemos nosotros arengando a sus seguidores en Twitter y pidiéndoles que salgan a la calle a escalar los muros del Parlamento, como hizo Trump con el asalto al Capitolio. A Ayuso sí. A Ayuso la insumisa y antisistema sí la vemos poniéndose al frente de una rebelión de cayetanos, mesoneros y taurinos que ríete tú de los levantamientos del 2 de mayo.

La presidenta madrileña mueve mucho odio, quizá demasiado. Ella no ve médicos y enfermeras manifestándose por las calles de Villa y Corte. Ella ve peligrosos comunistas bolivarianos montando un octubre rojo bolchevique contra el Partido Popular. Ella no ve personas trabajadoras diciendo basta ya a tanta explotación laboral, tanto salario de miseria y tantos recortes privatizadores en la Seguridad Social. Ella es negacionista por naturaleza y se inventa una especie de mundo al revés en el que solo le falta convocar a sus seguidores a una quedada en el monte para contactar con los marcianos y pedirles que saquen a Sánchez de la Moncloa, como hacen estos días los bolsonaristas brasileños que traman un golpe de Estado contra Lula Da Silva. Por eso uno y otra son diferentes. Por eso Feijóo y Ayuso no son lo mismo, aunque por momentos creamos que sí. Y por eso ambos se disputan la hegemonía del PP en un duelo fratricida que promete dejar el que la lideresa mantuvo con Casado en una peleílla entre niños de guardería.

Esta encuesta lo dice todo sobre lo que espera la mayoría de los españoles, esa tribu mucho más prudente y juiciosa de lo que creemos, de un líder político con aspiraciones a gobernar algún día. Mesura, ponderación y temple. Sin embargo, la caverna mediática de la derechona, mayormente El Mundo, ya ha comenzado una feroz campaña para descabalgar a Feijóo y colocar en su lugar, como candidata a la Presidencia del Gobierno, a la Sota de Bastos, o sea el naipe recio y falangizado de Ayuso. Se equivocan de apuesta los compañeros editorialistas del rotativo madrileño. Ayusizar el Partido Popular sería uno de los mayores errores en la historia de la formación, una negligencia de la que probablemente saldrían dos partidos. Con Feijóo, el PP pesca votos por el centro-derecha, por el centro-izquierda y de los mediopensionistas. Es la apuesta segura de un candidato atrapalotodo. Con Ayuso, Génova robaría simpatizantes a Vox por el ala minoritaria ultra y poco más. Por mucho que diga la ideóloga que en ocasiones se pone filosófica en plan Ortega y Gasset para soltar una de Perogrullo, Madrid no es España dentro de España. España es mucho más plural, diversa y compleja que todo eso. Y ahí está claro que el gallego conecta mejor con esa poliédrica realidad nacional que su intrigante y díscola delfina.

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