Lobato dimite: “No renuncio a ser como soy”

La dimisión de Lobato pone fin a un terremoto político en el PSOE-M, dejando una carta que remueve las entrañas del partido

27 de Noviembre de 2024
Actualizado el 28 de noviembre
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Lobato, dimite como secretario general del PSOE-M
Lobato, dimite como secretario general del PSOE

Juan Lobato, secretario general del PSOE de Madrid, ha presentado su dimisión tras el torbellino generado por su polémica maniobra de registrar ante notario una conversación con un cargo de Moncloa. Dicha acción expuso un correo electrónico que señalaba presuntos delitos fiscales de la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. En una carta dirigida a la militancia, Lobato no solo anunció su renuncia, sino que aprovechó para defender su visión de la política y lanzar indirectas a la actual dirección del partido.

Una decisión forzada

Lobato, que hasta el martes resistía con uñas y dientes al frente del PSOE-M, se vio abrumado por la presión interna del partido. Desde Ferraz, la cúpula socialista consideraba insostenible su continuidad tras lo que calificaron como una "traición" a la ética partidaria. El propio Lobato reconoció en su carta que su dimisión era necesaria para frenar la creciente división. "He tomado la decisión de no continuar como secretario general del PSOE de Madrid. Lo hago para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que solo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido en estos tres años", expresó.

La política que defiende Lobato

En su despedida, Lobato reivindicó una forma de hacer política que, según él, contrasta con la actual dinámica de confrontación. "Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente. Insisto: para mí, la política es otra cosa", escribió, subrayando que siempre ha trabajado por valores como la igualdad, la libertad, la sanidad pública y el respeto a las ideas contrarias. 

Sin embargo, no dejó pasar la oportunidad de lanzar una crítica velada al estilo de liderazgo dentro del partido. "Sin duda, mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene. No pasa nada. Lo asumo democráticamente. Pero no puedo renunciar a ser como soy", sentenció.

Un PSOE dividido

La renuncia de Lobato evidencia las tensiones internas que siguen golpeando al PSOE-M, una federación históricamente compleja y en permanente reconstrucción. Desde Ferraz, se baraja el nombre de Óscar López, ministro de Transformación Digital y Función Pública, como la figura clave para restaurar la estabilidad en Madrid. Mientras tanto, la salida de Lobato deja un vacío que podría tardar en llenarse.

En su carta, Lobato defendió que el PSOE es "una organización abierta, que se alimenta del debate entre todos", pero lamentó que en ocasiones no se respeten las discrepancias. "Un PSOE en el que no se ataca o se denosta al que no coincide con la opinión de la dirección del partido en cada ámbito territorial", añadió, en lo que muchos interpretan como un dardo hacia la cúpula liderada por Pedro Sánchez.

Un legado de luces y sombras

Durante sus tres años al frente del PSOE-M, Lobato intentó proyectar una imagen de renovación y cercanía. En su despedida, hizo un balance positivo de su gestión, destacando los avances en cohesión interna y la propuesta de una "política con mayúsculas". "Hemos conseguido que cristalice y sea identificable para la ciudadanía una opción de hacer política de otra manera. Con educación, respeto y propuestas para la gente", afirmó.

No obstante, su final estuvo marcado por la controversia. El registro notarial, que él mismo justificó como una medida de precaución, se interpretó como una jugada arriesgada que terminó volviéndose en su contra. Ferraz, que inicialmente trató de minimizar el escándalo, se vio obligado a intervenir cuando las críticas hacia Lobato comenzaron a crecer dentro y fuera del partido.

El futuro del PSOE-M

La carta de Lobato no solo es una despedida, sino también un manifiesto de principios. "Mi compromiso con el PSOE sigue y seguirá ahí. Hoy doy un paso al lado del liderazgo, pero tenéis mi compromiso de que en cada etapa futura asumiré mi responsabilidad como militante para ayudar al partido a continuar trabajando para mejorar la vida de la gente", prometió.

Con su salida, el PSOE-M afronta un nuevo desafío en su búsqueda de estabilidad. Mientras se prepara la transición, el partido deberá lidiar con el impacto de este episodio en su imagen pública y en su capacidad para competir con Isabel Díaz Ayuso, quien ha consolidado su liderazgo en la Comunidad de Madrid.

Un cierre con autocrítica

En un tono reflexivo, Lobato finalizó su carta agradeciendo el apoyo recibido y expresando su esperanza en que su dimisión no decepcione a la militancia. "Espero que mi decisión no suponga una decepción para vosotros/as. Para mí no lo es. Termino esta etapa política esperando haber estado a la altura de lo que mis padres, profesores y muchos referentes del partido me enseñaron", concluyó.

El PSOE-M, que ha vivido episodios similares en su historia reciente, tiene ante sí el reto de cerrar filas y reconstruir su proyecto. Lobato, por su parte, deja claro que no se retira de la política, pero su salida marca un antes y un después en un momento crítico para los socialistas madrileños. "Adelante", se despidió, dejando entrever que su etapa en el PSOE está lejos de terminar.

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