El nuevo equipo de Tellado en el PP evidencia una dirección desequilibrada y sin renovación real

El secretario general de los populares presenta un organigrama de 27 cargos clave con una sola mujer en puestos de coordinación y consolida una estructura dominada por hombres en pleno año electoral

29 de Julio de 2025
Actualizado a las 12:40h
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El nuevo equipo de Tellado en el PP evidencia una dirección desequilibrada y sin renovación real

El Partido Popular ha dado a conocer la nueva estructura interna diseñada por Miguel Tellado para reforzar la maquinaria electoral de cara a los próximos comicios. El resultado ha sido un equipo con una presencia mínima de mujeres en los espacios de mayor responsabilidad: de los 27 puestos de coordinación, solo uno recae en una mujer, un dato que refleja una composición de liderazgo profundamente desequilibrada.

Un reparto que reproduce inercias

El esquema aprobado por el Comité Ejecutivo Nacional sitúa en el centro de la estrategia a los coordinadores de área y territoriales, todos ellos hombres, salvo una excepción. La única mujer con rango de coordinadora será Carmen Cervantes, responsable del área de Nuevos Españoles. El resto de los nombramientos femeninos se concentran en secretarías de nivel inferior.

En el conjunto de la nueva estructura, que alcanza los 85 cargos, el peso masculino se impone con claridad: 68,24% de hombres frente a un 31,76% de mujeres. Este reparto, que el PP presenta como una reorganización para optimizar resultados electorales, vuelve a proyectar una imagen en la que la diversidad queda relegada a un segundo plano.

La imagen de un partido sin cambios de fondo

El perfil elegido por Tellado para estos puestos no plantea ninguna innovación en términos de renovación generacional ni de equilibrio en la representación. Los nombres seleccionados son, en su mayoría, figuras ya integradas en la dinámica interna del partido, sin señales de apertura hacia perfiles diferentes ni hacia ámbitos sociales que el PP dice querer representar.

La estructura refuerza el poder de las coordinaciones territoriales y las vicesecretarías ya existentes, pero sigue respondiendo a los mismos patrones que han marcado el partido durante décadas: jerarquía vertical, concentración de poder y un papel secundario para las voces femeninas, incluso en áreas vinculadas a la igualdad y la política social.

La puesta en marcha de este organigrama sitúa al PP en la antesala de un ciclo electoral en el que deberá responder a preguntas de fondo: si un partido que aspira a gobernar puede seguir mostrando una estructura tan homogénea en su dirección y tan alejada de la realidad plural de la sociedad a la que dice representar.

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