La reciente tragedia ocurrida en la Isla de Arousa, donde una mujer perdió la vida al atragantarse mientras la ambulancia tardaba 40 minutos en llegar, es solo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. El Partido Popular, bajo la dirección de Alfonso Rueda, continúa perpetuando un sistema de nepotismo y favoritismo que pone en riesgo la vida de los gallegos, priorizando el bienestar de unos pocos privilegiados sobre las necesidades de la mayoría.
¿Dónde estaba la ambulancia?
El caso es claro: una ambulancia medicalizada que podría haber salvado la vida de la mujer estaba en Vilagarcía, a solo 7 kilómetros de distancia. Sin embargo, esa ambulancia fue desplazada a Sanxenxo, un municipio con menos población que Vilagarcía, pero con un alcalde estrechamente vinculado al Partido Popular. Este traslado, que ocurre todos los veranos, se justifica con la excusa del turismo, pero la realidad es que beneficia exclusivamente a una minoría privilegiada mientras deja a más de 66.000 personas desprotegidas en una de las zonas más concurridas de Galicia.
Esta decisión no es un error aislado, sino una muestra más de la planificación sanitaria deficiente que caracteriza al gobierno de la Xunta de Galicia bajo el PP. La política sanitaria parece más preocupada por mantener contentos a sus aliados políticos y a la élite económica que por salvaguardar la salud y la vida de los ciudadanos. Al colocar los intereses turísticos y económicos de Sanxenxo por encima de la seguridad de miles de personas, el Partido Popular está enviando un mensaje claro: si no eres parte de su círculo, tu vida tiene menos valor.
Maltrato a los servicios públicos
El nepotismo y el maltrato a los servicios públicos han sido una constante en la gestión del PP, y los ciudadanos gallegos están pagando el precio. La privatización y los recortes en servicios esenciales como las ambulancias solo agravan la situación. La muerte de esta mujer debería ser un llamado de atención para todos los gallegos: la gestión del PP no solo es ineficiente, sino peligrosa.
Es hora de que Galicia se libere de las garras de un partido que antepone sus intereses a las necesidades de la gente. Porque en un sistema donde el nivel de renta determina la calidad de la atención médica que recibes, nadie está a salvo.