En Galicia, la gestión sanitaria de la Xunta de Feijóo, ahora de Alfonso Rueda, emerge como eje principal de la campaña en Galicia como un tema de enfrentamiento político, especialmente en las críticas dirigidas hacia el Partido Popular (PP) por parte de los principales partidos de oposición: Bloque Nacionalista Galego (BNG), Partido Socialista (PSOE) y Sumar Galicia. Estas críticas convergen en la percepción de un deterioro sistemático de la sanidad pública gallega, atribuido a políticas orientadas hacia la reducción del gasto público y la privatización de servicios, implementadas durante los quince años de gobierno del PP.
La acusación del BNG, liderada por Ana Pontón, de que elPP ha actuado como un "Terminator" de la sanidad pública, refleja una crítica profunda a un modelo de gestión que, según argumentan, prioriza los intereses privados sobre el bienestar general. Esta percepción se apoya en el aumento de las listas de espera y la escasez de recursos humanos, especialmente pediatras, lo que sugiere una crisis en la accesibilidad y calidad de la atención sanitaria. La propuesta del BNG de invertir 200 millones de euros para revitalizar la atención primaria y asegurar servicios pediátricos universales apunta a un esfuerzo por reconstruir y fortalecer el sistema sanitario público.
Por su parte, el PSOE, a través de su candidato José Ramón Gómez Besteiro, subraya la gravedad de enfermar en Galicia bajo la actual administración, donde las esperas para recibir atención primaria pueden prolongarse inaceptablemente. La promesa de limitar estas esperas a 48 horas y mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios refleja una voluntad de reformar el sistema desde sus cimientos, garantizando un acceso rápido y eficaz a la atención médica.
Sumar Galicia, representada porMarta Lois, caracteriza la situación sanitaria como un desastre, producto de políticas de desmantelamiento y recortes. La candidatura de Sumar propone medidas radicales para revertir este escenario, como garantizar tiempos de espera máximos mucho más reducidos para urgencias y atención pediátrica. Esta postura sugiere un compromiso con un cambio estructural en la gestión sanitaria, enfocado en la recuperación de un sistema público robusto y accesible.
Frente a estas críticas, la defensa del PP y de su candidato, Alfonso Rueda, sobre la gestión sanitaria gallega se centra en el argumento de que se han realizado inversiones significativas en el sistema de salud, con un especial énfasis en la mejora de la atención primaria, algo de los gallegos no han percibido, más bien todo lo contrario. Rueda sostiene que, bajo su gobierno, se ha hecho un esfuerzo por incrementar el presupuesto destinado a la sanidad, buscando no solo mantener sino mejorar la calidad del servicio ofrecido a los ciudadanos gallegos.
La discusión en torno a la sanidad pública en el contexto electoral gallego refleja una preocupación profunda por la sostenibilidad, calidad y accesibilidad del sistema sanitario, aspectos que son fundamentales para el bienestar de la población.
La crítica hacia el PP y su gestión de la sanidad pública por parte de los principales formaciones políticas que se presentan este 18 de febrero a las elecciones se centra en una percepción de deterioro y desinversión en el sector, lo que ha llevado a problemas estructurales como el aumento de las listas de espera, la falta de profesionales médicos, especialmente en áreas críticas como la pediatría, y el cierre o reducción de servicios en centros de atención primaria.
Esta situación ha generado una movilización social y política, como se evidencia en las manifestaciones convocadas por plataformas como SOS Sanidade Pública, y ha situado la sanidad como un tema central en la agenda política de las elecciones autonómicas.
Los partidos de la oposición han articulado sus propuestas en torno a la necesidad de revertir las políticas implementadas por el PP, proponiendo medidas concretas que buscan no solo solucionar los problemas inmediatos sino también reestructurar el sistema sanitario gallego hacia un modelo más resiliente y enfocado en el bienestar de los ciudadanos.
Estas propuestas incluyen inversiones significativas en infraestructuras y recursos humanos, la garantía de tiempos de espera razonables para consultas y tratamientos, y una apuesta por la atención primaria como pilar fundamental de la sanidad.