La situación política y social de Galicia, en el contexto de las elecciones del 18 de febrero, marcan el presente y futuro de esta comunidad autónoma. La decisión de los gallegos en las urnas no es solo un reflejo de la voluntad popular en un momento dado, sino también el resultado de una serie de factores estructurales y coyunturales. Los gallegos tienen que elegir entre avanzar en sanidad, educación y servicios o permanecer en el legado de Feijóo: privatización, abandono y pérdida de población.
No podemos obviar que Alberto Núñez Feijóo, tras asumir el cargo en 2009, redujo el número de empleos en 100.000 y aumentó la deuda pública en Galicia del 6,8% del PIB en ese año al 18,5% en 2022. Durante sus presidencias, el sistema bancario gallego desapareció, las negociaciones para salvar el sector naval a través de Pemex resultaron en un fracaso, y se observó un notorio deterioro en el sistema de salud pública, entre otros datos negativos para Galicia. Y, a pesar de estas realidades, logró obtener cuatro mayorías absolutas consecutivas.
Contexto socioeconómico y demográfico: una llamada al cambio
Galicia se encuentra en una encrucijada demográfica y económica que demanda una reflexión profunda sobre su modelo de desarrollo. La comunidad gallega se enfrenta a un desafío demográfico crítico, reflejado en la pérdida constante de población desde 1986. Este fenómeno no solo revela una dinámica de envejecimiento y despoblación rural, sino que también subraya la urgencia de políticas públicas innovadoras que reviertan estas tendencias. La fuga de talento y la falta de oportunidades en áreas rurales son síntomas de un modelo que necesita ser replanteado hacia uno más inclusivo y sostenible, que apueste por el progreso y el bienestar de todos los gallegos.
La oportunidad de un cambio hacia el progreso
La gestión del Partido Popular (PP) en Galicia, liderada recientemente por Alfonso Rueda tras la era de Alberto Núñez Feijóo, ha sido caracterizada por una continuidad de políticas que, si bien han mantenido una estabilidad política, han resultado en un fiasco por su enfoque hacia la privatización y una gestión que algunos sectores consideran desconectada de las necesidades reales de la población, especialmente en el ámbito de los servicios públicos y el desarrollo rural.
La posibilidad de que el PP no alcance la mayoría absoluta abre un escenario político donde el cambio es posible. Las formaciones de izquierda en Galicia, BNG y PSdeG, emergen como una alternativa sólida, promoviendo un "tiempo nuevo" para Galicia. Este tiempo nuevo implica no solo un cambio de gobierno, sino un cambio en la manera de entender y abordar los retos que enfrenta Galicia: desde la revitalización del mundo rural hasta la reindustrialización verde, pasando por la mejora de los servicios públicos y una mayor equidad social.
La importancia de la participación y la movilización electoral
La participación electoral es un elemento clave en este proceso de cambio. Históricamente, las altas tasas de abstención han beneficiado al partido en el poder, mientras que una mayor movilización podría traducirse en un apoyo a opciones que proponen un cambio de paradigma. Cada voto cuenta y la movilización del electorado es esencial para definir el futuro de Galicia. En este sentido, las fuerzas progresistas tienen la oportunidad de conformar un bloque que desafíe el status quo, promoviendo políticas más justas.
Desafíos económicos: hacia un modelo más inclusivo y sostenible
Galicia necesita abordar sus desafíos económicos con una visión de futuro que priorice la inclusión y la sostenibilidad. Esto implica apostar por sectores innovadores y tecnológicos, sin descuidar la importancia de sus sectores tradicionales, como la agricultura, la pesca y el turismo, pero reorientándolos hacia prácticas más sostenibles y competitivas a nivel global. La transición ecológica, la digitalización y la innovación deben ser pilares de un nuevo modelo económico que genere empleo de calidad y combata la despoblación rural mediante el desarrollo de infraestructuras y servicios que mejoren la calidad de vida en todas las áreas de Galicia.
El rol de la educación y la sanidad en el progreso de Galicia
La educación y la sanidad son fundamentos esenciales para el progreso de cualquier sociedad. Galicia se enfrenta al reto de garantizar sistemas de educación y sanidad públicos, de calidad y accesibles para todos sus habitantes. La mejora de estas áreas es crucial no solo para elevar la calidad de vida, sino también para atraer y retener talento en la comunidad. La inversión en educación, desde la infancia hasta la educación superior, incluyendo la formación profesional y la educación para adultos, es esencial para preparar a la población para los desafíos del futuro.
Galicia ante un cambio posible
Las elecciones del 18 de febrero no son solo una contienda política más; son una oportunidad para que Galicia apueste por un cambio hacia el progreso, la equidad y la sostenibilidad. Este cambio requiere de una visión compartida que ponga en el centro las necesidades y aspiraciones de todos los gallegos, especialmente aquellos en las zonas más desfavorecidas. Se trata de una apuesta por políticas que promuevan el desarrollo económico, pero también la cohesión social y la justicia territorial.
El futuro de Galicia está en manos de sus ciudadanos, y la decisión que tomen en las urnas determinará la dirección de la comunidad en los próximos años. Es el momento de reflexionar sobre qué tipo de Galicia quieren construir para las futuras generaciones: una Galicia que mire hacia el futuro con esperanza y ambición, o una que permanezca anclada en modelos del pasado que ya no responden a las necesidades actuales. La oportunidad de cambio hacia el progreso está presente; queda ver si los gallegos deciden tomarla.