El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido trasladar un mensaje de estabilidad política tras su tradicional despacho de verano con el Rey Felipe VI en el Palacio de Marivent. “No va a haber crisis de Gobierno”, aseguró con ironía, al tiempo que valoró como “extraordinario” el trabajo de los ministros en una legislatura marcada por la complejidad y la necesidad de reformas profundas.
Confianza en el Ejecutivo y continuidad
Sánchez ha despejado las dudas sobre posibles cambios en su equipo en los próximos meses:
“Reconocimiento, respeto y respaldo”, dijo al referirse a todos los miembros del Gobierno de coalición. El presidente aprovechó la ocasión para reforzar el mensaje de que queda “mucho trabajo y mucha legislatura por delante” y que los esfuerzos del Ejecutivo están centrados en consolidar las políticas sociales y económicas.
En tono distendido, reconoció que las preguntas sobre remodelaciones seguirán siendo inevitables: “Si digo que sí no me van a creer y si digo que no, tampoco”, comentó a los periodistas.
Desigualdad y vivienda, las prioridades señaladas
Durante la reunión, que duró alrededor de una hora, Sánchez explicó al Rey que la situación económica es “francamente positiva”, aunque no ocultó los desafíos que persisten.
La desigualdad y el acceso a la vivienda fueron señalados como los principales retos pendientes, a pesar de que las tasas de pobreza se encuentran en mínimos históricos y los indicadores sociales muestran una mejora respecto a los últimos quince años.
Un verano con mirada internacional
El presidente también informó al monarca de su reciente gira internacional por América Latina, así como de los contactos bilaterales en Mauritania y la posición española ante el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos, que apoya “sin entusiasmo”.
La imagen que quiso transmitir Sánchez desde Mallorca es la de un Gobierno cohesionado, estable y centrado en la acción política en un momento en que la polarización política sigue dominando el debate público.
Con este mensaje, el presidente busca encarar la segunda parte de la legislatura sin sobresaltos y con un compromiso explícito en torno a la estabilidad institucional como base para abordar los grandes desafíos sociales que siguen sobre la mesa.