El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido cancelar unos días su agenda pública para reflexionar si renuncia o no a la jefatura del Ejecutivo tras la denuncia contra su esposa, Begoña Gómez, y comunicará su decisión en una comparecencia pública el próximo lunes, 29 de abril, informa Efe. Esta misma mañana, un juez de Madrid ha tomado en consideración la querella del sindicato ultraderechista Manos Limpias y ha abierto diligencias contra la esposa del presidente por sus supuestos contactos con empresas que fueron objeto de adjudicaciones y contratos, entre ellas Air Europa, la compañía aérea rescatada con 475 millones de euros de dinero público, una operación a la que Sánchez dio luz verde.
El presidente del Gobierno ha comunicado esta decisión en una carta a la ciudadanía que ha hecho pública a través de la red social X después de que el juzgado de Madrid haya abierto diligencias de investigación contra Begoña Gómez por la supuesta comisión de delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
El jefe del Ejecutivo lamenta el ataque “sin precedentes” contra su esposa y se pregunta si merece la pena seguir soportando esta situación. Una pregunta a la que se responde asegurando que no lo sabe y, por ello, señala que necesita “parar y reflexionar” con su esposa.
“Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor”, añade Sánchez.
Esta mañana, durante la sesión de control al Gobierno, Sánchez se ha mostrado visiblemente afectado por el golpe. “En un día como hoy, y a pesar de las noticias que he conocido, a pesar de todo, sigo confiando en la Justicia de mi país”, ha afirmado a preguntas de Gabriel Rufián. Al presidente se le ha visto con el rostro sombrío, desencajado, y también algo abatido. Está tocado. Pero más allá de que la Justicia logre acreditar las acusaciones contra su esposa o las archive definitivamente, habría que reprocharle al jefe del Ejecutivo su deficiente gestión en todo este lamentable suceso. Moncloa ha tardado demasiado tiempo en reaccionar ante el chaparrón que se le venía encima. Primero falló al no darle la debida importancia al incendio y al tratarlo como una simple anécdota o menudencia que no llegaría a ninguna parte. Y en segundo lugar se ha equivocado al no poner luz y taquígrafos, al no manejarse con toda la transparencia que requería el caso.
Sánchez debió comparecer en el Parlamento y ante la prensa para aportar la información de que disponía sobre los supuestos negocios de su esposa. Así hubiera cortado de raíz cualquier tipo de especulación, rumorología o leyenda urbana al respecto. La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo. Esa es la amarga lección que debe aprender Sánchez mientras suenan los tambores de guerra en las barricadas de la calle Génova.