Ayuso ha decidido concederle una medalla de honor a Javier Milei en pleno conflicto internacional entre España y Argentina, algo que, en boca de Patxi López, portavoz socialista en el Congreso, supone “gobernar por jorobar”. Es evidente que la presidenta madrileña organiza este evento para confrontar con Pedro Sánchez, haciéndole daño políticamente, pero más allá del disparate de agravarle un problema diplomático al país a costa de atacar al Gobierno conviene preguntarse si la lideresa está en condiciones de actuar como la presidenta de facto de una nación saltándose las normas y el normal funcionamiento de las instituciones. Estas son algunas de las razones, legales y éticas, que impiden que Ayuso imponga esa execrable medalla al anarcocapitalista argentino.
PORQUE VA CONTRA LA LEY. Ayuso en ningún momento ha informado de este sarao ultra al Ministerio de Asuntos Exteriores, a pesar de que la ley obliga a todas las comunidades autónomas a poner al corriente de “las propuestas sobre viajes, visitas, intercambios y actuaciones con proyección exterior”, para que se pueda estudiar “la adecuación de las mismas a las directrices, fines y objetivos de la política exterior fijados por el Gobierno”. Cualquier presidente que se atribuya estas competencias en materia internacional está incurriendo en una deslealtad institucional, cuando no en una flagrante ilegalidad.
PORQUE EL REY NO VA A RECIBIR AL PRESIDENTE ARGENTINO. Casa Real no recibirá a Milei, razón suficiente para que no lo haga la presidenta de Madrid. Es cierto que Felipe VI acudió a la investidura del dirigente sudamericano (no debió haberlo hecho) y que volvió a coincidir con él en la toma de posesión del presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Pero esta vez, seguramente por pura prudencia (el dirigente argentino es una bomba con patas), no se verá con él en palacio. ¿Es decisión del monarca o ha sido Moncloa quien ha marcado la directriz en este asunto? Fuentes de Zarzuela aseguran que el rey “coordina con el Ministerio de Asuntos Exteriores los viajes al extranjero y las visitas a España de mandatarios internacionales”, al tiempo que recuerdan que, tal como recoge la Constitución, “la política exterior es competencia exclusiva del Gobierno”. Cabe deducirse que el rey ha estado en estrecho contacto con Presidencia para coordinar una política internacional común en este espinoso asunto, como sería lo normal. Lo contrario, ir por cuenta propia, a su bola como suele decirse coloquialmente, tal como hace Ayuso, no tiene ningún sentido, ya que ocasiona un grave perjuicio a la imagen exterior de nuestro país. Ella y los suyos se definen como muy patriotas, pero el destrozo que ocasionan, no ya a Sánchez, sino a la marca España, es irreparable. Todo eso le da igual a Ayuso, que ya no respeta ni al rey de España. Por algo ejerce como Emperatriz de Chamberí.
PORQUE MILEI NO HA HECHO NADA PARA MERECER EL GALARDÓN. La medalla se concede a iniciativa personal de la presidenta, por decreto, “como gesto de cortesía y reconocimiento a los representantes de otros países y a los máximos dignatarios de organismos internacionales y de la Unión Europea en visita oficial a la Región por su labor institucional”. Un premio, y más uno de la Comunidad de Madrid, se concede a personalidades destacadas en el ámbito de la política, la cultura, la ciencia o el deporte. Gente con talento para algo más que para mentarle la concha de su madre a un adversario político. Milei todavía no ha hecho nada para merecer esa medalla, nada bueno al menos, ya que las consecuencias nefastas de su desmantelamiento del Estado de bienestar sí se están dejando notar por millones de argentinos (muchos de ellos se han lanzado a la calle estos días para protestar contra las políticas ultraconservadoras del nuevo Gobierno ácrata). Últimamente Madrid reparte medallas como en una feria o tómbola y el galardón le cae al primer pelagatos o mamarracho que pasa por Villa y Corte. Cuando no se la dan a un don nadie, se la entregan a un Estado genocida liderado por un criminal de turno como Netanyahu, a quien Almeida ha galardonado sin que sepamos muy bien por qué, más allá de que el Estado hebreo haya alcanzado el triste récord de haber matado a 35.000 personas en menos de seis meses. De esta manera, una vez más, se degrada y devalúa la imagen institucional de una capital que pretende ser la avanzadilla europea pero que, a la hora de la verdad, no está a la altura porque ha dilapidado el poco prestigio que le quedaba en actos paletos como este. Puede que el turista siga viniendo a Madrid a probar sus excelentes torreznos (ahora que las monjas clarisas han dicho que no engordan), pero no por el carácter ilustre de una ciudad que hace tiempo cayó demasiado bajo (tanto como la talla moral de su alcalde).
PORQUE CONSUMA UN INTOLERABLE INDEPENDENTISMO A LA MADRILEÑA. Esta razón no merece más comentario. Ayuso se ha erigido en la indepe de la derechona española. Ha convertido Madrid en un dumping fiscal (incumpliendo la regulación de impuestos estatales), se ha declarado insumisa de las medidas sanitarias contra la pandemia y se ha proclamado rebelde contra la ley de Memoria Histórica (la última, la lideresa ha rechazado instalar una placa conmemorativa en la fachada de la Real Casa de Correos –sede del Ejecutivo regional– que rinde homenaje a los republicanos torturados durante el franquismo). Ayuso es Puigdemont con faldas y en cheli, aunque de forma más sibilina, y poco a poco, sin declaraciones unilaterales ni referéndums, va levantando su particular Reino de Madrid aislado del resto de España. No se extrañen si un día le aplican el 155.
PORQUE FEIJÓO NO SE VERÁ CON EL AGITADOR BONAERENSE. A esta hora se desconoce si el jefe del Partido Popular está informado de este dislate. Si lo está y lo consiente, malo porque calla. Y si no lo está y Ayuso lo puentea de mala manera, pasándose las instrucciones internas del partido por el arco de triunfo, peor. Hace tiempo que la lideresa no solo confronta con Sánchez, también lo hace con Feijóo, al que tiene enfilado. En Génova saben que la presidenta espera el momento propicio para dar el golpe y tomar el poder. Esa infame condecoración a Milei es un medallazo en toda la cara al todavía presidente popular. Tiembla gallego, como diría un argentino.
PORQUE MILEI ES UN HORTERA QUE HABLA CON SU PERRO. “Soy loco, pero no soy boludo”. Así se ha definido a sí mismo el susodicho en alguna que otra ocasión. O sea, alguien que no está en sus cabales y que es capaz de cualquier cosa. En más de una ocasión le hemos escuchado soltar espumarajos por la boca, graves insultos, improperios con voz de ultratumba, casi carajillera. Un animal rabioso que muerde, puro odio. Pero quizá lo peor de todo sea esa arrogancia que demuestra cuando se sube al escenario y que le lleva a creerse una estrella del rock pese a que desafina como un canario mareado. Cuando se mira al espejo, narcisistamente, ve sin duda a un Andrés Calamaro mejorado. Calígula, otro frustrado, hizo senador a su caballo. Este habla con su perro muerto. Hortera, maniático y megalómano crónico. Lo tiene todo. Si es que Ayuso le da sus medallas a cualquiera. Ya suena el nombre del pobre Pecas, el chucho de Aguirre atropellado por un coche, como hijo predilecto de la ciudad a título póstumo.