Carlos Mazón la ha vuelto a liar. “Las Fallas son el alma de nuestros barrios, inundan cada rincón de la ciudad con música y ambiente. ¡Bienvenidos a vuestra casa!”, escribió el presidente sin reparar en la desafortunada metáfora que había empleado para su felicitación. Con la que ha caído en Valencia, una riada con 228 muertos y una comarca como L’Horta Sud arrasada, al exhonorable no se le ha ocurrido otra palabra mejor que “inundar” de alegría. Fue una torpeza más, la enésima de un político que ha acreditado su incompetencia no solo para gestionar un cataclismo natural, sino para asumir responsabilidades y para ofrecer un poco de calor y empatía a su pueblo.
Lógicamente, alguien debió decirle que no era el término más apropiado para las redes sociales y el presidente tuvo que retirar la palabrita, que ha indignado aún más a los valencianos afectados por el desastre. Al final, el bochornoso comentario fue sustituido por otra expresión distinta. “Las Fallas son el alma de nuestros barrios, llenan cada rincón de la ciudad con música y ambiente. ¡Bienvenidos a vuestra casa!” Pero el deastre comunicativo ya no tenía enmienda. Su mensaje era la gota que colma el vaso, nunca mejor dicho, tras un torrente de negligencias y mentiras.
Y todo ello el mismo día en que Mazón se entregaba miserablemente a la extrema derecha y a sus postulados. El presidente ya no acude a ningún acto público de las tradicionales fiestas falleras. Su agenda es secreta, de manera que se presenta por sorpresa allá donde cree conveniente para que no le monten un escrache. Podría decirse que está desaparecido y que se aparece, como un fantasma espectral, de cuando en cuando. Hoy por hoy, Valencia carece de líder.
El pacto con los voxistas para sacar adelante los Presupuestos del próximo año ha generado indignación y asco en los demócratas valencianos. No solo ha reproducido el discurso de Vox íntegramente (racismo, negacionismo del cambio climático y complicidad con los machistas), sino que se ha echado de forma cobarde en brazos de quienes han llegado para destruir la democracia desde dentro. Y ahora el asunto del tuit sobre la “inundación” de jolgorio y alegría. Mazón está demostrando que es un dirigente escasamente empático con el dolor de sus paisanos, un torpe que ni siquiera ha sabido irse a tiempo. El problema es que con él se está hundiendo también Alberto Núñez Feijóo, un líder de cartón piedra que está demostrando que no tiene autoridad para apartar del poder a su delfín valenciano. En el PP ya no manda Feijóo, mandan los barones, y sobre todo manda Ayuso.
Increpado cada vez que sale a las calles (ni tan siquiera estuvo en el balcón de la Plaza del Ayuntamiento en la primera mascletá), desaparecido y cuestionado por miles de personas que se manifiestan cada fin de semana para exigir su dimisión, Mazón es un cadáver político. Ha quedado como un ridículo ninot de Fallas, que lo representan como un zombi con las manos manchadas de barro. El nivel de permisividad de Génova con el inútil es difícilmente comprensible. Mazón es un lastre para el partido, una rémora. Casi cinco meses después de la desastrosa gestión de la riada nadie en el Partido Popular entiende por qué el jefe mantiene en la Generalitat al hombre de El Ventorro.
A falta de la firma, el acuerdo entre el PP valenciano y Vox para sacar adelante las cuentas valencianas está hecho: consta de 10 puntos, se apalabró el pasado sábado y la lucha contra la inmigración y contra el Pacto Verde figura como núcleo central del documento. Mientras tanto, la jueza de Catarroja que investiga la gestión de la dana, Nuria Ruiz Tobarra, ha llamado a declarar como investigados a la exconsellera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana Salomé Pradas y al ex secretario autonómico de ese departamento, Emilio Argüeso, el próximo 11 de abril.
A su vez, la magistrada cita como testigos a la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé y al presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, en su caso el 14 de abril. Así consta en una providencia, notificada este lunes a las partes en la que la magistrada cita a su vez a los dos técnicos que mandaron la alerta el día de la riada, también en calidad de testigos, el 29 de abril.