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Por qué no simpatizo con las tractoradas

Francisco Sánchez Criado
Francisco Sánchez Criado
Funcionario jubilado de Almería.
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análisis

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No siento ninguna simpatía hacia los mal llamados agricultores que protagonizan tractoradas estos días en diversos lugares de la geografía europea, en defensa de un sector cuya desaparición y/o transformación es imprescindible para la viabilidad del planeta.

En primer lugar, como ha dicho Unai Sordo, son la patronal, no trabajadores por cuenta ajena. En la agroindustria de los países desarrollados, el agricultor clásico ha desaparecido, dando paso a dos únicas categorías: empresarios agrícolas y obreros agrícolas. Es por ello que, de simpatizar con alguien, sería con los obreros agrícolas, no con los empresarios agrícolas.

En segundo lugar, estos empresarios agrícolas son el brazo ejecutor de un modelo de producción de alimentos que daña la salud de las personas y de los ecosistemas, que agota los recursos y que lleva al colapso al planeta. Todo ello, para aumentar el beneficio de las grandes corporaciones que controlan la cadena alimentaria a nivel mundial. En todo caso, simpatizaría con la agroecología que defiende la Vía campesina, y que numerosos estudios y expertos, incluida la FAO, ven como la única salida viable para alimentar al planeta de forma sostenible.

En tercer lugar, estos empresarios agrícolas tienen una empanada ideológica que los lleva a exigir medidas propias de una economía comunista, a pesar de votar mayoritariamente a partidos defensores del neoliberalismo y el libre mercado. Como productores piden poco menos que una economía planificada en la que el Estado intervenga el sector, prohíba el libre comercio, establezca precios mínimos y/o legisle para evitar los márgenes «abusivos» de la cadena de intermediarios existentes entre origen y destino. Piden, además, la intervención estatal para subvencionar el precio de los insumos necesarios para las explotaciones, con el fin de que los gastos de producción no mermen los beneficios. Pues todo eso, aunque sean medidas que apoya incluso Vox, son medidas comunistas, aunque ellos no lo sepan; totalmente opuestas al modelo neoliberal que defienden.

En cambio, cuando estos empresarios agrícolas mutan de productores a consumidores, entonces piden libre mercado y ausencia absoluta de regulación, para poder comprar a los precios más bajos posibles. Como consumidores, ya no les importa ir al Mercadona y comprar anchoas del Cantábrico de Marruecos, alubias de La Granja de China o aceite de oliva de Marruecos, envasado en Portugal. Ya no nos importa «las diferentes regulaciones sanitarias», ni las condiciones laborales de los trabajadores chinos o marroquíes. Tampoco nos importa comprar petróleo de las dictaduras del Golfo, ni móviles, portátiles y tablets de la “dictadura” china. Tampoco nos importa comprar ropa y calzado o automóviles fabricados por la “dictadura” china. Que D. Amancio tenga el 40% de sus fábricas en la “dictadura” china, para aprovechar la mano de obra barata y las regulaciones más laxas, no nos escandaliza… Al contrario, convertimos a D. Amancio en un héroe… Señores empresarios agrícolas, sean coherentes con el modelo económico que defienden. Si votan capitalismo, disfruten el capitalismo… No se puede sorber y soplar… No pueden ser comunistas cuando son productores y capitalistas cuando son consumidores.

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6 COMENTARIOS

  1. Vaya patinada y cacao mental Francisco. Estos agricultores en mayor o menor medida no abogan por políticas comunistas. No quieren el control ni el intervencionismo del estado en sus productos ni en la economía. Es más, son las grandes superficies e intermediarios los encargados de estipularle al agricultor el precio de venta y de obligarles a plantar o dejar de hacerlo,siendo la gran empresa la que controla el mercado y pareciendo ellos, los comunistas, OJO! Las grandes empresas son las encargadas de regular los precios en nombre de la demanda del mercado. Hay un concepto en economía que pasas por alto y se llama PROTECCIONISMO y eso «per se» no es de una economía comunista sino liberal, pero nacionalista. Ya en la Alemanía del siglo XIX se abogó por potenciar la industria germana, en detrimento de los productos anglosajones con aranceles. Y el comunismo como sistema económico en aquellos años estaba en pañales.

  2. Vaya patinada y cacao mental Francisco. Estos agricultores en mayor o menor medida no abogan por políticas comunistas. No quieren el control ni el intervencionismo del estado en sus productos ni en la economía. Es más, son las grandes superficies e intermediarios los encargados de estipularle al agricultor el precio de venta y de obligarles a plantar o dejar de hacerlo,siendo la gran empresa la que controla el mercado y pareciendo ellos, los comunistas, OJO! Las grandes empresas son las encargadas de regular los precios en nombre de la demanda del mercado. Hay un concepto en economía que pasas por alto y se llama PROTECCIONISMO y eso «per se» no es de una economía comunista sino liberal, pero nacionalista. Ya en la Alemanía del siglo XIX se abogó por potenciar la industria germana, en detrimento de los productos anglosajones con aranceles. Y el comunismo como sistema económico en aquellos años estaba en pañales.

  3. Estos agricultores en mayor o menor medida no abogan por políticas comunistas. No quieren el control ni el intervencionismo del estado en sus productos ni en la economía. Es más, son las grandes superficies e intermediarios los encargados de estipularle al agricultor el precio de venta y de obligarles a plantar o dejar de hacerlo,siendo la gran empresa la que controla el mercado y pareciendo ellos, los comunistas, OJO! Las grandes empresas son las encargadas de regular los precios en nombre de la demanda del mercado. Hay un concepto en economía que pasas por alto y se llama PROTECCIONISMO y eso «per se» no es de una economía comunista sino liberal, pero nacionalista. Ya en la Alemanía del siglo XIX se abogó por potenciar la industria germana, en detrimento de los productos anglosajones con aranceles. Y el comunismo como sistema económico en aquellos años estaba en pañales.

  4. Estimado Tinet, no soy yo el más confundido. O sea, que no quieren intervencionismo, pero sí proteccionismo. Dígame cuales son las diferencias. En todo caso, para Claude Frédéric Bastiat, uno de los mayores teóricos del liberalismo y entusiasta del libre mercado, socialismo, comunismo y proteccionismo son prácticamente la misma cosa e igual de nocivos. Si quiere las fuentes se las paso. De todas formas, la contradicción persiste, pues el proteccionismo y el libre mercado son antagonistas. He escuchado a agricultores decir que quieren libre mercado con normas, pero eso es un oxímoron. Es una contradicción en términos.

    Pero si no quiere llamarlo comunismo, podemos llamarlo capitalismo de estado, que puede ser compatible con regímenes económicos como la España franquista o la Unión Soviética. Incluso Le Pen, en Francia, defiende medidas proteccionistas, a diferencia de la ultraderecha española, que simpatiza más con la ausencia absoluta de estado, en línea con el anarcocapitalismo de Milei.

    En realidad, la PAC, en sus orígenes era proteccionista, pero en unas pocas décadas ha abandonado a Keynes y ha abrazado el neoliberalismo y el libre mercado. Y eso ha sido con el apoyo del bipartidismo español al que todos votan. Así que sigo sosteniendo que los agricultores han avalado en las urnas esa deriva hacia el capitalismo salvaje sin reglas. Prueba de ello son los tratados de libre comercio, como el TTIP, apoyados por PSOE y PP, para que las multinacionales americanas desembarcaran en Europa y se adueñaran del comercio, destruyendo a autónomos y pymes. ¿Y por qué habría que proteger a los agricultores y no a los fabricantes de ropa españoles, frente a Amancio Ortega, o a los fabricantes de móviles españoles, frente a los fabricantes chinos?

    En todo caso, el problema de fondo es que el capitalismo nunca ha funcionado, y solo se sostiene a base de trampas. Le aconsejo que lea «La teoría de la insubordinación fundante», de Marcelo Gullo, y comprobará como las potencias imperialistas, especialmente, las anglosajonas, han usado siempre un doble discurso consistente en predicar libre mercado para las colonias de la periferia y proteccionismo para ellas en la metropoli. Esa ha sido la estrategia para poder apropiarse fácilmente de los recursos y del comercio de la práctica totalidad del los países de la periferia. Y Europa, para los anglosajones, es una colonia de la periferia.

    Esas trampas son tan groseramente evidentes que hasta un niño de primaria las ve, pero los agricultores no atinan a ver que son los tontos útiles de las multinacionales que controlan la cadena alimentaria a nivel mundial. De hecho, Estados Unidos es de los países más proteccionistas y que más subvenciona a sus multinacionales, pero luego envía al FMI y al Banco Mundial a presionar y coaccionar a los países terceros, para que levanten barreras arancelarias y eliminen subvenciones, para poder saquearlos mejor. Otro buen ejemplo de esas trampas son los rescates bancarios y lo de privatizar el beneficio y socializar las pérdidas. En definitiva, es lo mismo que yo sostengo, capitalismo neoliberal y libre mercado cuando todo va bien y comunismo o proteccionismo cuando todo va mal.

  5. En la misma línea que Marcelo Gullo, el economista de la Universidad de Cambridge, Ha Joon-Chang, sostiene que la mayoría de los países que defienden el libre comercio solo lograron prosperidad económica a través de políticas proteccionistas.

    El libre comercio es solo un medio para que las economías desarrolladas «quiten la escalera» hacia el desarrollo y que las naciones emergentes no sean competitivas, afirma.

    En el libro Retirar la Escalera (ganadora del Premio Gunnar Myrdal de 2003), Chang plantea que la gran mayoría de los países desarrollados usaron políticas económicas intervencionistas para enriquecerse, pero después intentaron prohibir que otros países hicieran lo mismo. La Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son fuertemente criticados a causa de dichas acciones que son, según Chang, el obstáculo fundamental en la búsqueda para la reducción de pobreza mundial. Esta obra, entre otras, llevaron a Chang a ganar el Premio Wassily Leontief de 2005 (entre los ganadores del premio de años anteriores constan Amartya Sen y J. K. Galbraith).

    El problema es que hoy día, la socialdemocracia es tildada de comunista, por los defensores del libre mercado, y España se lleva la palma. Aquí PSOE y PP nos dijeron que el Estado tenía que vender todas las empresas rentables y estratégicas, porque países desarrollados abiertos al mundo no podían operar y competir con las empresas privadas, pero en la práctica totalidad de los países europeos el Estado sigue controlando eléctricas, petroleras, telecomunicaciones y otras empresas estratégicas. El caso más lacerante fue el de Endesa, que fue comprada por Eon, eléctrica italiana que sí controla el Estado, y que proporciona millones de beneficios al gobierno, mientras nosotros pagamos la luz más cara de Europa, para pagar las pensiones de los italianos. https://www.elmundo.es/economia/2019/04/14/5cb1c7e221efa05c7e8b45e4.html

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