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Ratzinger y el debate continuo con la modernidad

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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El libro que hoy les presentamos (Ratzinger y los filósofos. De Platón a Vattimo) es, sin duda, uno de los mejores libros de no-ficción (por utilizar la mala expresión periodística) publicados durante 2023. No aparecerá en las listas de más vendidos, ni de los supuestos mejores, por aquello de que lo religioso no tiene la cobertura que tienen otros temas más válidos para el sistema. Sin embargo, el esfuerzo realizado por Ediciones Encuentro para la compilación de escritos sobre el Joseph Ratzinger teólogo ha resultado excelente.

Si usted tiene conocimientos, algo por encima de los apuntes de clase, sobre alguno de los autores con los que debate el recordado pontífice, igual observa que hay matices que le gustaría que apareciesen. Lo mismo sucede si usted ha leído profusamente a Ratzinger. Pero la obra que hoy se presenta no es solamente para ratones de biblioteca o intelectuales exclusivos, sino que, dentro del rigor analítico, se pretende ofrecer un volumen de divulgación sobre la magna obra del pensador alemán. En este sentido, el libro logra su objetivo completamente. Usted, tras leerlo, va a conocer perfectamente el pensamiento ratzingeriano en diálogo con otros pensadores de todos los tiempos.

Si hay algo que se puede decir de Ratzinger es que no rehuyó ningún aspecto del debate con la modernidad. No se escondía, ni se dejaba arrastrar por la moda intelectual del momento. Su propio pensamiento, como se puede comprobar en los diversos textos, evolucionó (los malvados, como se dice en el texto, pensarán que involucionó) tomando de aquí y de allí los aportes necesarios para defender la Verdad. No era otro su propósito intelectual sino ese. Para ello no dudó en analizar y estudiar a pensadores y teólogos de diversa condición para poder debatir, dialogar y ofrecer al mundo unas posiciones que siempre tenían como canal a la razón y la fe.

El texto editado por Alejandro Sada, Tracey Rowlnd y Rudy Albino de Assunção contiene capítulos escritos por personas con una alta capacidad intelectual y analítica. En alguno de los capítulos, incluso, parece que el autor o autora conoce mucho mejor al pensador con el que debate Ratzinger que al propio teólogo. Todos los capítulos, más allá de lo que cada lector conozca en mayor o menor profundidad, están muy bien trabajados. En algunos el autor ha decidido, por mor de la brevedad, centrarse en un aspecto concreto del diálogo/debate del teólogo alemán con el filósofo o teólogo analizado. En otros, al ser una clara influencia sobre el pensamiento ratzingeriano, se exponen aquellas partes que el alemán ha podido tomar prestadas de unos u otros.

Platón, san Agustín, san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, los primeros autores con los que se enfrentarán al leer el libro, son parte de esa influencia que se puede observar en el pensamiento ratzingeriano. Ya los siguientes pensadores que se exponen (Kant, Hegel, Comte, Marx, Nietzsche) son claros confrontadores del pensamiento católico, casi en general. Son algunos de los padres de la modernidad, hijos de la Ilustración, y claros confrontadores de la religión católica. Lo bueno de estos capítulos es que no se andan por las ramas, ni se cobijan en el lenguaje esotérico, para exponer el debate entre pensador y teólogo.

Los siguientes capítulos van alternando inspiradores (Buber, Guardini, Spaemann. Stein o Pieper) con pensadores algo más alejados del pensamiento de Ratzinger. La diferencia con los citados en el anterior párrafo es que con algunos de los que debate el teólogo alemán tiene puntos de cercanía o de discrepancias menores, no todos. El debate con Kelsen, Rorty, Rawls, Wittgenstein, Heidegger, Sartre, Popper, Camus, Habermas o Vattimo es prolífico y permite conocer mucho mejor los porqués de algunos escritos que llevó a cabo como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y como Benedicto XVI.

El libro es una magnífica muestra del debate que siempre ha existido y existirá entre el cristianismo y el pensamiento secular. No es un libro meramente para personas con un sentido religioso sino que es apropiado para cualquier persona que tenga interés en la historia de las ideas. En su búsqueda y defensa de la Verdad, Ratzinger no desestimó posibles aspectos racionales de otros que pudiesen ayudar la misión que tenía encomendada. La gracia puede esconderse en los rincones más insospechados y por ello no dudó en tomar de aquí y de allá, a la par que discutía desde la razón (y la fe) con quien hiciese falta. En esas discusiones, para aquellos que no tengan sentido religioso de la vida, pueden encontrar numerosas herramientas para conocer errores que se han cometido en la historia de la Ideas.

Parece ser, no está confirmado, que habrá un segundo volumen con más diálogos, inspiraciones y debates pues tan vasta ha sido la producción intelectual de Benedicto XVI que se han quedado fuera unos cuantos autores. Aquí están algunos de los principales. Los suficientes para que alguien que desconoce el pensamiento ratzingeriano pueda acercarse a él. Los que conozcan algo más a Ratzinger igual echan en falta a ese teólogo o ese filósofo que también dejó su huella en el pontífice. Ya habrá tiempo de ello, ahora no hay mejor homenaje a un año y poco de su fallecimiento que este libro que hoy se reseña. En algún caso se sorprenderán y no por Ratzinger, igual por los propios prejuicios, como le ha pasado a quien esto escribe. Muy buen libro que debería estar en las bibliotecas de muchas personas. Y no, no solo habla de religión.

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1 COMENTARIO

  1. La cuestión está, según mi opinión, en que al final se quede muy tranquilo, mientras debate con la modernidad únicamente para rechazarla. Lo grandioso sería aceptar ciertas posiciones, pero entonces podrían hacer reflexionar al teólogo. Lo mismo pasa con los filósofos (teólogos) primeros. También habría que decir en lo que se han quedado tan obsoletos ya. Se trata de abrirse a nuevas perspectivas y esto es lo realmente difícil.
    Esto no quiere decir que no haya que leer este libro, por supuesto.

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