En medio del laberinto de documentos internos del Instituto de Virología de Wuhan (WIV), a los que Diario16+ tuvo acceso, emergen indicios inquietantes sobre los días previos a lo que se conocería como el inicio de la pandemia de Covid‑19. Entre actas y memorandos, uno en particular llama la atención porque muestra que, el 19 de noviembre de 2019, incluso los autores de los informes del Partido Comunista Chino (que a menudo adoptan un tono implacablemente optimista) encontraron difícil edulcorar los acontecimientos acaecidos ese día.
Según los documentos, ese 19 de noviembre no fue un día cualquiera. Algo extraordinario se notaba en la actividad interna. Siete días después de que los miembros de la rama del partido de Zhengdian redactaran un memorándum recomendando «correr a la línea del frente para defenderse de los peligros virales», el WIV recibió la visita de un alto funcionario procedente de Beijing.
El doctor Ji Changzheng era el director de seguridad tecnológica y de protección en la Academia de Ciencias de China, organismo estatal responsable de supervisar más de 100 instituciones de investigación, entre ellas el WIV. Su visita fue presentada oficialmente como un seminario de capacitación en seguridad, dirigido a un grupo reducido de alto nivel, compuesto entre otros por los jefes de departamento de investigación del WIV y los principales responsables en materia de bioseguridad.
La reunión, cuya acta fue publicada por el WIV el 21 de noviembre, se distanció notablemente del seminario de seguridad anual que se realizaba rutinariamente en abril. El encuentro no fue proforma sino que estuvo impregnado de un carácter extraordinario y, casi sin escatimar en lenguaje críptico, estuvo «motivado por eventos» inesperados.
En el transcurso de la reunión, el doctor Ji expuso ante el reducido grupo «importantes comentarios orales e instrucciones escritas» procedentes de los máximos dirigentes del país: el secretario general Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang. Según acta, Ji describió una situación compleja y grave que afectaba al trabajo de bioseguridad en el laboratorio. Ese mensaje resultó ser tan enigmático como inquietante. «Muchos casos a gran escala de incidentes de seguridad nacionales y extranjeros en los últimos años, y desde la perspectiva de asumir responsabilidades, estandarizar operaciones, planificar emergencias e inspeccionar peligros ocultos uno por uno, [él] presentó un análisis profundo, con muchos capas y tomadas desde muchos ángulos, que revelaron vívidamente la compleja y grave situación que enfrenta actualmente el trabajo de [bio]seguridad», señala el acta.
Sin embargo, había una palabra que generaba desconcierto pero que fue clave para la investigación de Reid: «pishi». En el contexto de la burocracia china, el pishi es un tipo de instrucción escrita que se añade en los márgenes de los documentos oficiales cuando los altos mandos desean enfatizar la prioridad o la gravedad de un asunto. Tradicionalmente, en situaciones que requieren una respuesta urgente o que tienen un alto impacto, la mención de pishi significa que la comunicación lleva la aprobación, o al menos el conocimiento, del nivel más alto de la jerarquía política.
En este caso, Ji afirmó haber recibido un pishi que habría llegado directamente de Xi Jinping. Este detalle, lejos de ser un recurso retórico para subrayar la importancia de la reunión, sugiere que la cúpula política china pudo haber estado al tanto de una crisis en curso en el WIV.
Aunque algunos expertos en el Partido Comunista Chino sostienen que la mera invocación del nombre de Xi o Li podría utilizarse para enfatizar la importancia de un mensaje, el hecho de que Ji específicamente mencionara «pishi» eleva el nivel de la comunicación, sugiriendo que detrás de las palabras se escondía una directriz directamente vinculada a la seguridad y la protección en un laboratorio considerado crucial para la investigación en virus.
Interpretaciones y repercusiones
A pesar de que la presencia de un pishi en el acta no sirve por sí sola como evidencia concluyente, implica que algo no ocurría de la manera habitual, que había un problema de seguridad interno del laboratorio que requería resolución urgente y, lo más relevante, que este asunto fue elevado a la máxima prioridad por el hecho de ser aprobado por el secretario general y el primer ministro.
La naturaleza de la reunión podría interpretarse como una de las primeras señales de alerta de que, incluso en noviembre de 2019, se conocían indicios de un problema relacionado con la seguridad del laboratorio en Wuhan. En marzo de 2020 una periodista del South China Morning Post informó que, tras revisar datos internos del gobierno chino, encontró que un hombre de 55 años en la provincia de Hubei había sido diagnosticado con Covid‑19 el 17 de noviembre de 2019; es decir, solo dos días antes de la llegada de Ji al WIV con sus instrucciones urgentes.
Crisis en silencio
La cuestión que se plantea a partir de estos hallazgos es si la intervención de Ji Changzheng y la emisión de ese «pishi» fueron una medida reactiva a un incidente concreto dentro del WIV o si formaban parte de una campaña de prevención y control ante la posibilidad de que algo cayera en la esfera de seguridad nacional. Algunos expertos argumentan que la comunicación forzada a niveles tan altos del aparato estatal no se realiza a la ligera; un asunto que precisa de la atención del secretario general y del primer ministro debe estar vinculado a riesgos inminentes o a fallos críticos en la protección de la información y la seguridad biológica.
Por otro lado, existe la posibilidad de que el uso del pishi y la mención directa de altos funcionarios haya sido, en parte, una estrategia para reforzar la disciplina y consolidar la imagen del WIV ante los ojos internos del Partido, asegurando a los supervisores que se estaban tomando medidas enérgicas ante una situación que podría comprometer la seguridad tanto nacional como internacional.
Si bien es innegable que las ambigüedades propias de la comunicación interna del Partido y las prácticas de discreción institucional limitan el acceso a la verdad completa, estas revelaciones invitan a la comunidad internacional y a los investigadores a continuar escudriñando en los archivos y a exigir mayores niveles de transparencia. El hecho de que, en un contexto tan delicado, se invocara directamente a figuras como Xi Jinping y Li Keqiang, envía un mensaje claro: las posibles fallas en la bioseguridad del WIV no podían pasar desapercibidas.