Siempre soy rico

19 de Noviembre de 2020
Guardar
felicidad

Cuando tengo y cuando no tengo, siempre soy rico.

Cuando no tengo es cuando más me tengo a mi mismo, y entonces, muchas cosas me sobran.

Cuando tengo disfruto de placeres sofisticados que ofrecen creatividad y libertad, cuando no tengo, la Naturaleza es mía, el aire, la tierra, el fuego y el agua están en mi poder, dándome su sostén y su caricia.

Y la música está conmigo siempre, si tengo y si no, y con ella está casi lleno mi corazón.

Si aparecen amigos cuanto tengo, sospecho que a ellos les gusta tener, y si no tengo, vienen a mí sin buscarlos mis amigos verdaderos, que brillan como luceros.

Cuando tengo parece que soy más, pero solo lo parece, y que tengo más libertad, pero no es la de verdad, la que libra al alma de las cadenas del miedo y la precariedad.

Y teniendo y sin tener,  están conmigo cofres de oro llenos de brillantes pensamientos en los que hay hojas y más hojas escritas por escultores de misterios.

Cuando no tengo, procuro no tener sueños de mendigo, y mantener mis metas en lo alto, llenándome de proyectos, de iniciativas y de anhelos de querer hacer y de querer dar, y no poner mi alma en la cama ni en el pan.

Amando  es cuando más rico soy, y si estoy ilusionado, con mis sensaciones en llamas.

Y cuando doy, sé que no es mío lo que doy, que solo es prestado, y si recibo no creo que me lo merezca, sino que es tiempo de cosecha.

Cuando no tengo, no añoro cuando tenía, pero pienso que sobre todo en esta vida es necesaria la sabiduría, y que ella, junto al deber te lleva a tener  lo necesario, no siempre, pero frecuentemente. Y si se escoge el camino de hacer en consciencia, lo que uno sabe que tiene que hacer, el dolor que aparezca, ya no será como mordisco de lobo, sino  como enseñanza tatuada con fuego en la piel.

Sin embargo, si se busca el placer, se verá como infortunio, como desgracia y lacerante punzada sin sentido, que se querrá olvidar sin sacarle el jugo a ese fruto que está lleno de misterio y transformación.

El futuro para mí no es un lugar en el que tengo, es un espacio en el que hago, y aunque planifico, gozo respirando el presente que tiene nombre de regalo. No me preocupa mucho lo que ha de venir, pues traerá como todo, su luz y su sobra, sus copas de miel y su hiel. Pero sé que aprenderé bebiendo de ambas.

Lo que pertenece a otro no es mío, y no lo envidio, porque ni quiero ni puedo vestirme sus ropas de vida. 

Cuando tengo agradezco, y también cuando no tengo, pero eso no ocurre nunca, solo que a veces no se mirar y ver.

Lo + leído