Adiós a Federico Mayor Zaragoza: figura clave en la educación y la cultura internacional

Su legado como exministro y director general de la Unesco marcó la historia educativa y política de España

19 de Diciembre de 2024
Guardar
Federico Mayor Zaragoza, exministro y director general de la Unesco

Federico Mayor Zaragoza, una de las figuras más destacadas de la educación, la cultura y la política en España, falleció este jueves a los 90 años, según confirmó la Universidad de Granada, institución en la que desempeñó el cargo de rector. Nacido en Barcelona en 1934, Mayor Zaragoza dedicó su vida a la ciencia, la educación y la promoción de la paz, dejando una profunda huella tanto a nivel nacional como internacional.

Una trayectoria que unió ciencia y política

Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, Mayor Zaragoza combinó su faceta como académico con una brillante carrera política. Fue catedrático de Bioquímica y rector de la Universidad de Granada entre 1968 y 1972. En el ámbito científico, también destacó como vicepresidente y presidente en funciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), consolidándose como un referente en la investigación.

Su incursión en la política lo llevó a ocupar puestos clave durante la Transición española. Como subsecretario de Educación y Ciencia en el último Gobierno franquista, se enfrentó al reto de impulsar la modernización educativa en una época de profundos cambios. Posteriormente, fue diputado por la Unión de Centro Democrático (UCD) en la legislatura constituyente y, más adelante, eurodiputado por el Centro Democrático y Social (CDS).

Entre 1981 y 1982, Mayor Zaragoza fue nombrado ministro de Educación y Ciencia durante el Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo. Bajo su liderazgo, se promovió la creación de nuevas universidades y se fortalecieron los lazos de cooperación científica y técnica con América Latina, sentando las bases para el desarrollo educativo en ambos lados del Atlántico.

Líder en la Unesco y defensor de los derechos humanos

En el ámbito internacional, Federico Mayor Zaragoza brilló como director general de la Unesco, cargo que ocupó entre 1987 y 1999. Durante su mandato, se centró en promover la educación como herramienta para la paz y el entendimiento entre culturas. Su gestión destacó por iniciativas emblemáticas como el fortalecimiento del programa de alfabetización y la preservación del patrimonio cultural.

Tras su paso por la Unesco, fundó y presidió la Fundación para una Cultura de Paz, desde donde continuó defendiendo los derechos humanos, la justicia social y el diálogo intercultural. Además, impulsó proyectos como el cribado neonatal, una iniciativa destinada a diagnosticar precozmente enfermedades graves en recién nacidos.

Más allá de la política: un hombre polifacético

Además de su labor académica y política, Mayor Zaragoza cultivó una faceta literaria que reflejaba su compromiso con los valores humanistas. Entre sus obras destacan los poemarios A contraviento (1985) y Terral (1997), así como ensayos como Mañana siempre es tarde (1987). Estas publicaciones son testimonio de su visión crítica y reflexiva sobre el mundo.

Las muestras de condolencia y admiración no se han hecho esperar. El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, subrayó su papel pionero en el ámbito sanitario, destacando su lucha por convertir el cribado neonatal en un derecho humano. Por su parte, la Universidad de Granada lo calificó como "una de las personalidades más influyentes en la historia de la institución".

A nivel internacional, su labor en la Unesco fue recordada como un ejemplo de liderazgo comprometido con la igualdad y la paz. Mayor Zaragoza también presidió organizaciones como la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte y la Fundación Ramón Areces, donde dejó una impronta imborrable.

Un legado perdurable

La vida de Federico Mayor Zaragoza es un recordatorio del impacto que pueden tener la educación, la ciencia y la cultura cuando se alinean con valores éticos y sociales. Su visión de un mundo más justo, basada en el conocimiento y el entendimiento, sigue siendo una fuente de inspiración para las generaciones actuales y futuras.

Su ausencia deja un vacío en el panorama intelectual y político, pero su legado perdurará como un símbolo de esfuerzo y dedicación por construir un mundo mejor.

Lo + leído