La llegada de la primavera no solo marca el comienzo de días más cálidos, sino también el inicio de una temporada de alergias para millones de personas. En España, más de 8 millones de personas sufren de alergia al polen, y la cifra sigue aumentando. En este contexto, Pedro Fuentes, secretario de Salud Laboral de UGT Madrid recierda que muchos trabajadores enfrentan una realidad compleja: los síntomas de la alergia, que incluyen estornudos, picor en los ojos, congestión nasal e incluso asma, pueden dificultar seriamente su capacidad de trabajo. Pero, ¿es posible que estos síntomas justifiquen una baja laboral o, en casos más graves, una incapacidad permanente?
Alergias y trabajo: una combinación peligrosa para ciertos sectores
El impacto de las alergias en los trabajadores varía según el sector. Pedro Fuentes, secretario de Salud Laboral de UGT Madrid, destaca que los sectores más afectados son aquellos en los que los trabajadores están expuestos al aire libre de manera constante, como la jardinería, la agricultura, la construcción, la limpieza viaria y los servicios de reparto, entre otros. Estos trabajadores no solo enfrentan los síntomas de las alergias, sino que en algunos casos, estos se intensifican debido a la exposición continua a los alérgenos.
"En estos casos, los síntomas pueden ser más intensos y persistentes, ya que la exposición al polen no se limita a un par de horas al día, sino que ocurre durante toda su jornada laboral", explican los expertos. La consecuencia directa de esta exposición continua puede ser una disminución significativa en la calidad de vida y, por ende, en la capacidad para desempeñar el trabajo de manera eficiente.
¿Es posible obtener una baja laboral por alergias?
La alergia al polen puede ser un motivo legítimo para solicitar una baja laboral si los síntomas son lo suficientemente graves como para impedir al trabajador realizar su tarea habitual. Si los síntomas son severos, como crisis asmáticas o rinoconjuntivitis agudas, que incluso interfieren con el descanso nocturno, el trabajador puede ver comprometida su capacidad para trabajar.
A pesar de esto, no existen estadísticas oficiales que midan cuántas bajas laborales son solicitadas debido a las alergias estacionales. Sin embargo, los expertos coinciden en que, con el tratamiento adecuado, la mayoría de los afectados por alergias logran controlar sus síntomas. Sin embargo, para que la alergia sea considerada como una causa válida para una baja laboral, es necesario demostrar que la exposición al polen en el entorno laboral ha sido la causante de los síntomas.
¿Se considera la alergia una enfermedad profesional?
Una de las preguntas más frecuentes entre los trabajadores afectados es si la alergia al polen puede ser considerada una enfermedad profesional. Pedro Fuentes explica que, según la normativa actual, la alergia no se incluye dentro del Cuadro de Enfermedades Profesionales establecido en el Real Decreto 1299/2006, lo que significa que, legalmente, no se considera una enfermedad profesional. En otras palabras, aunque el trabajo al aire libre puede agravar los síntomas de la alergia, no se puede calificar como una enfermedad derivada directamente del trabajo.
"Para que se considere una enfermedad profesional, debe demostrarse que el trabajo en sí es la causa principal de la enfermedad", explica Fuentes. Esto puede ser complicado, ya que la alergia al polen es una enfermedad común que puede desarrollarse en cualquier momento de la vida, aunque su gravedad puede aumentar debido a la exposición laboral.
El impacto de las alergias en la incapacidad permanente
Cuando los síntomas de la alergia son tan graves que afectan de manera continua la capacidad para trabajar, es posible que se considere una incapacidad permanente. Sin embargo, los expertos coinciden en que esta es una situación rara.
A pesar de esto, en casos muy graves, cuando los síntomas no pueden ser controlados con medicación y afectan profundamente la capacidad laboral, se podría dar paso a una incapacidad parcial o incluso total. La cuantía de la pensión o indemnización en estos casos variará según si la alergia se considera una enfermedad común o profesional.
Medidas preventivas en el entorno laboral
Si bien las alergias pueden ser una barrera significativa para muchos trabajadores, especialmente aquellos expuestos al polen de manera constante, las empresas tienen un papel importante en la protección de su personal. Desde UGT Madrid se proponen diversas medidas para reducir los efectos del polen en el entorno laboral.
Entre las recomendaciones, se incluyen el mantenimiento de las ventanas cerradas en las oficinas durante los picos de polinización, el uso de sistemas de ventilación con filtros eficaces, y el fomento de Equipos de Protección Individual (EPIs) como mascarillas y gafas para aquellos que trabajan al aire libre. Además, se recomienda planificar las actividades en el exterior en función de los niveles de polen, para que los trabajadores más sensibles puedan realizar sus tareas en las horas de menor concentración de polen.
También es crucial realizar un seguimiento de la salud de los trabajadores y proporcionarles información y formación sobre los riesgos relacionados con los alérgenos presentes en su entorno.
Un problema creciente
La alergia al polen no es solo un inconveniente para quienes la padecen, sino también un reto para las empresas y la legislación laboral. Con la llegada de la primavera, cada vez más trabajadores se ven afectados por esta condición, que puede interferir gravemente con su capacidad de trabajo. Es fundamental que las empresas tomen medidas para proteger a sus empleados y que los trabajadores conozcan sus derechos en caso de que los síntomas de la alergia se conviertan en un obstáculo insuperable para su labor diaria.