El auge de la ultraderecha en las democracias occidentales en los últimos años ha reactivado el interés por cómo hacen política estos movimientos y partidos. Frente a las generalizaciones que señalan que estas ideologías se construyen solo a partir del discurso de odio, dos investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) proponen que esta corriente política en España también saca mucho partido del amor y otros sentimientos positivos, si bien lo hace a través de un punto de vista propio, que gira alrededor de la familia, la nación y la igualdad.
Un artículo científico de Alexandre Pichel, investigador predoctoral del programa de doctorado de Humanidades y Comunicación de la UOC, y de Begonya Enguix, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades e investigadora líder del grupo Géneros en Transición: Masculinidades, Afectos y Cuerpos (MEDUSA), quien también dirige la tesis de Pichel, analiza la utilización del amor por parte de la ultraderecha en España y propone que esta corriente política está motivada por sentimientos "que van mucho más allá del rechazo".
Entre tanto amor, ¿dónde encajan las realidades rechazadas?
El 8 de marzo de 2020, a pocos días de que se declarase el confinamiento por la pandemia en España y mientras se celebraban multitud de marchas feministas en diferentes ciudades, VOX organizaba un acto en el Palacio de Vistalegre, de Madrid. Allí, la tercera fuerza política del Congreso de los Diputados desgranó buena parte de sus argumentos. Tras el análisis de los principales discursos de aquel día, los investigadores reflexionan sobre cómo los líderes del partido hacen uso del amor como elemento de división.
"La ideología más conservadora usa el amor para lo mismo que la izquierda, la derecha mainstream o cualquier otro tipo de ideología. Este actor político no usa el amor para ocultar su verdadera cara, de rechazo hacia los que no se identifican con sus valores. Esta corriente política ama, pero el problema está en qué ama. Ama una España mononacional y excluyente. La ultraderecha genera odio por las cosas que ama, pero el amor es totalmente real", explica Alexandre Pichel.
En este sentido, tal y como detallan los investigadores en el artículo, el amor se utiliza como una herramienta para marcar la diferencia entre el nosotros (las familias tradicionales, los hombres blancos y los nativos españoles) y los demás, ya sean la élite (personalizada en los gobernantes y en el feminismo) o los que son diferentes (las familias no tradicionales o los migrantes). Para ello, en sus discursos, los líderes de la ultraderecha dan forma a este sentimiento a través de su relación con la familia, la igualdad y la violencia.
El amor y la familia tradicional
La defensa de la familia tradicional se ha convertido, en la última década, en una de las piedras angulares del discurso ultraconservador. En este sentido, los investigadores constatan que el feminismo y el movimiento LGBTQI son señalados en dichos discursos como principales amenazas de un tipo de unidad familiar que se identifica como la única "normal y natural". Además, Pichel y Enguix concluyen en su artículo que esta familia es una conexión directa con el pasado, la tradición y el legado cultural de las generaciones anteriores, es decir, con algunos de los pilares del discurso más conservador.Los expertos apuntan que las ideas conservadoras sobre la familia sirven para marcar las fronteras políticas entre los opositores a la familia tradicional (identificados como feministas y personas LGBTQI) y aquellos que protegen, aman y están dispuestos a transmitir los valores sexuales y de género naturales, nacionales y morales de España. Los investigadores afirman que, en el discurso de esta doctrina política, "feministas, queers e izquierdistas traicionan las normas morales de la nación y pretenden destruir España y la familia tradicional".
El amor por la igualdad
"La igualdad en la ultraderecha surge de la idea de una sociedad totalmente uniforme. Si el pueblo es uniforme, es imposible que exista la desigualdad", explica Alexandre Pichel. "Por el contrario, desde los movimientos de izquierdas y el feminismo, la igualdad se entiende como un concepto que comprende y evidencia las diferencias para crear una comunidad abierta. En este sentido, la ultraderecha entiende que las cuotas de género son limitaciones a la igualdad de género, pues no entiende la necesidad de especificar las diferencias. Lo mismo lo aplica a la educación sexual en las escuelas. Esta idea de igualdad hace que la corriente ultraconservadora masculinice y heterosexualice una sociedad uniforme", añade.
Aquí el amor vuelve a entrar en escena: por ejemplo, el amor por la mujer tradicional, elemento central de la familia. Desde este punto de vista, los investigadores consideran que la corriente más conservadora del panorama político español da a entender que la mujer ya ha alcanzado su máximo de inteligencia, libertad, fuerza e independencia, por lo que no necesita el feminismo. De esta manera, los expertos de la UOC señalan en su estudio que el amor vuelve a usarse para dividir y crear una frontera entre la España más conservadora, el feminismo y todos los que defienden las políticas de igualdad de género.
El amor y su relación con la violencia de género
Los autores de la investigación consideran que el discurso de la ultraderecha española utiliza la diferenciación entre violencia de género y sexual para mantener un discurso ambivalente. Por un lado, tal y como se señala en el artículo científico, sirve para acusar al feminismo de criminalizar a los hombres en relación con la violencia de género. Por el otro, es usado para denunciar a los hombres inmigrantes como potenciales abusadores sexuales. "Nativismo, nacionalismo y xenofobia se entrelazan con el amor y la violencia de manera compleja", concluyen los investigadores en el artículo."La conexión del amor con la familia, con España y con su idea de igualdad se da por lo que el sociólogo británico Jeff Hearn denomina la hegemonía de los hombres. Si nos fijamos en los mecanismos afectivos y políticos que se ponen en marcha, se observa cómo la defensa del hombre siempre está presente", añade Pichel. "La ultraderecha ama la familia para proteger la figura de dominación paterna; ama el país para rescatar a los hombres como líderes nacionales, y ama la igualdad para defender a los hombres frente a los avances del feminismo", concluye el investigador.