Desde 1992, los estudiantes musulmanes en España tienen derecho a recibir menús halal en centros educativos públicos y concertados. Ese derecho está recogido en el Acuerdo de Cooperación entre el Estado español y la Comisión Islámica de España, aprobado por la Ley 26/1992, de 10 de noviembre. En su artículo 14.4 se establece: “La alimentación de los internados en centros o establecimientos públicos y dependencias militares, y la de los alumnos musulmanes de los centros docentes públicos y privados concertados que lo soliciten, se procurará adecuar a los preceptos religiosos islámicos…” Sin embargo, la ley pocas veces se cumple. Y no es una cuestión de falta de medios (los niños veganos y con problemas de diabetes o gluten reciben comida específica en las escuelas): se trata de una falta de voluntad política de los diferentes ayuntamientos y gobiernos regionales que no son sensibles a los sentimientos religiosos de las personas de otras culturas. Es decir, un problema educacional o de simple prejuicio hacia las costumbres y tradiciones de los inmigrantes.
El menú halal contiene carnes de animales sacrificados según el rito halal; exclusión de cerdo y derivados; y prohibición de alcohol y sustancias tóxicas. El modelo siempre ha funcionado garantizando los derechos de las personas y la integración. Hasta hoy. El pasado mes de abril, Vox abrió la guerra cultural en las escuelas al denunciar que el 80% de los centros educativos públicos de Barcelona ofrecían menú halal a los alumnos de religión musulmana.
“Nos parece gravísimo que se dé trato preferencial a una religión mientras se ignoran completamente nuestras tradiciones y se reniega de nuestras raíces con constantes guiños al islamismo”, declaró el presidente del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Barcelona, Gonzalo de Oro. Tras una solicitud informativa realizada al Consorcio de Educación, el partido se quejó de que 38 de los 47 colegios públicos del distrito de Sant Martí ofrecen esta alternativa a los alumnos musulmanes, algo que “el partido ha criticado por el trato preferencial del Ayuntamiento en estos asuntos mientras discrimina a los alumnos cristianos a los que no les ofrece ningún menú especial por Cuaresma”.En las últimas horas, el partido ultra ha exigido que el Gobierno acabe con el menú para musulmanes en las escuelas. Una medida con tintes xenófobos que viene a unirse a la prohibición de fiestas religiosas en el polideportivo de Jumilla y a la exigencia de que se prohíba el velo a las mujeres musulmanas.
Un estudio jurídico de la Universidad de Navarra analiza cómo se aplica el artículo 14.4 en centros escolares y penitenciarios. Señala que, aunque el derecho está reconocido, su aplicación práctica es desigual y depende de la voluntad del centro y de la presión social o familiar. También se destaca que la falta de reglamentación específica (como un Real Decreto) dificulta la implementación uniforme del menú halal en todo el país. Algunos centros alegan que “procurar” no significa “garantizar”, lo que ha generado confusión jurídica. La ausencia de una normativa clara sobre certificación halal ha llevado a que mezquitas e imames emitan certificados sin criterios homogéneos, generando desconfianza entre consumidores musulmanes.
El pasado mes de abril, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, un texto presentado por el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, que obligará a los colegios a ofrecer menús veganos y alternativas para musulmanes, así como para otros alumnos con restricciones alimentarias por motivos éticos o religiosos.
Hasta ahora, la disponibilidad de este tipo de menús quedaba a discreción de cada comunidad autónoma e incluso del propio centro escolar. Con la nueva regulación, se establece un marco unificado para centros públicos, concertados y privados que impartan educación infantil, primaria, secundaria obligatoria, bachillerato o ciclos formativos de grado básico y medio y cuenten con servicio de comedor.
El decreto también introduce la obligación de garantizar cinco comidas saludables por semana y suprime de forma definitiva la bollería industrial tanto de las cantinas como de las máquinas de vending. Según datos del Ministerio, más de 1.200 comedores escolares no sirven nunca pescado, y ahora deberán ofrecerlo entre una y tres veces por semana. Se refuerza, asimismo, la presencia obligatoria de legumbres, cereales integrales y proteínas vegetales, incluyendo como novedad su incorporación al segundo plato.
La norma se apoya en las recomendaciones de organismos científicos como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y la Organización Mundial de la Salud. El objetivo, ha señalado Bustinduy, es “garantizar una dieta equilibrada y de calidad para todos los alumnos, con independencia del nivel económico de sus familias”.
Por otro lado, se obliga a los centros escolares a contar con medios para refrigerar y calentar los táperes de los estudiantes que lleven comida de casa, algo que hasta ahora no estaba regulado.
La Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) ha vuelto a alzar la voz para reclamar al gobierno de Pedro Sánchez lo que consideran “derechos” dentro del sistema educativo público español. Entre sus demandas se incluyen el aumento de profesores de religión islámica, la introducción de menús halal (apto para musulmanes) en los comedores escolares, la adaptación de los horarios escolares al Ramadán y que las alumnas puedan acudir a clase con hiyab. Según datos del Observatorio Andalusí, adscrito a la UCIDE, en el último curso se contrataron 243 profesores de religión islámica en centros escolares públicos, un aumento del 68% respecto al curso anterior.
Aún asi, esta cifra sigue siendo calificada como “insuficiente” por parte de las Comunidades Islámicas, dado que el número de alumnos musulmanes en España asciende a 386.070. Cataluña cuenta con más de 104.000 alumnos musulmanes, casi el 30% del total nacional. La UCIDE denuncia que “el 85% del alumnado musulmán carece de clases de religión” y acusa a las administraciones de favorecer a la religión católica. Sin embargo, este argumento ignora el hecho de que España es un país cuya cultura está fuertemente arraigada al catolicismo.