No concibo un jardín sin un par de frutales, uno de hueso y otro de pepita. Son ejemplares que se llenan de flores con fragancia melífera (a miel), de colores pastel preciosos y de formas evocadoras. ¿Quieres descubrir cómo plantar un árbol frutal? Es fácil… ¡Y ahora es el momento!
Anuncian la primavera, pues deben florecer pronto para tener tiempo de formar sus frutos con calma y dedicación. Con sus flores chillonas diseñadas para atraer a los polinizadores brillan y decoran tu rincón natural particular. Los melocotoneros, por ejemplo, presentan flores de un rojo maravilloso. Y los de flor blanca (como los cerezos de la fotografía), huelen de forma exquisita, a miel, para que abejas, abejorros y otros golosos visitantes lleguen a sus corazones de néctar. Y en definitiva, hay pocos placeres como el de arrancar un fruto de tu árbol y llevártelo a la boca.
También los hay únicamente decorativos
El mundo de la jardinería ha obtenido a lo largo del tiempo especies y variedades de árboles frutales más y más bellos, aunque ha sido a costa de perder sus frutos comestibles.
Fíjate, si no, en este soberbio y sorprendente cerezo de flor (Prunus serrulata) en plena floración primaveral. Llena por completo de belleza este rincón íntimo de un jardín con tendencia a lo natural y espontáneo.
Pero este artículo está centrado en cómo plantar frutales de mesa, que sí dan frutas comestibles.
¡Manos a la obra!
Estas son las herramientas necesarias:
- Árboles frutales en contenedor, para que el arraigo sea seguro, y de raíz desnuda (forma mucho más económica).
- Máquina desbrozadora para segar los hierbajos del huerto de frutales o perfilar el césped.
- Tijeras de perfilar y de uña (podaderas).
- Pala jardinera (de borde plano).
- Azadón con buen filo y poco pesado.
- Escoba de hierbas o rastrillo.
- 1.- Cómo abrir un hoyo para plantar un árbol. Una vez apartada la línea de goteo que deberá encargarse del riego del árbol, procedemos a abrir el hoyo con la pala jardinera (de borde plano) para conseguir paredes firmes, que no se derrumben y que permite que trabajemos sin apenas agacharnos.
Es importante guardar la tierra extraída junto al hoyo, de modo que no se pierda y se incorpore accidentalmente al terreno.
2.- Oreado del agujero. Es conveniente dejar reposar unas horas el hoyo abierto para que en contacto con el aire su interior se seque y favorezca la fuga de parásitos anaerobios. De esta forma también se podrá aprovechar el agua de los primeros riegos al contar con paredes más impermeables y sostener el cepellón, evitando torceduras por suelo blando.
3.- Drenaje antiencharcamiento. En los diez centímetros del fondo del hoyo resulta importante, sobre todo para los frutales de hueso, introducir grava. Eso permitirá que no existan retenciones de agua que provocarían la peligrosísima gomosis, enfermedad causada por la asociación de un hongo y una bacteria, mortal en todos los casos. Debes tener en cuenta que el peor enemigo de una planta es siempre el encharcamiento.
- 4.- Árbol al hoyo y tapado con tierra. Una vez depositado el cepellón del árbol en el fondo de su agujero, solo hay que acompañarlo con la tierra previamente mezclada con un buen sustrato orgánico como abonado ideal. No debe haber piedras de gran calibre –que deberían haberse separado previamente– ni arena demasiado porosa.
No conviene apretar demasiado el terreno en torno al cepellón, solo aplicar una ligera presión con el pie.
- 5.- Alcorque, garantía de buen riego. Una vez efectuada la plantación, nada mejor que construir un alcorque o poza de riego junto al tronco.
¡Atención!, los árboles odian que mojemos sus troncos, hay que dejar los cuellos secos sobre un alomado o promontorio, y la canal de acopio de agua a medio metro. Con esta medida nos ahorraremos numerosos accidentes y pudriciones, comenzando con la citada gomosis de los frutales de hueso.
6.- Acolchado. Una vez realizada la plantación y excavado el alcorque de riego, te recomiendo encarecidamente efectuar un generoso acolchado o mulching a tu árbol recién plantado. Consiste en esparcir material de diversa índole junto al tronco, cubriendo el suelo de alrededor. Puedes utilizar lo que se te ocurra, desde paja (como en nuestro caso), a hierbas, ramas, hojas, papeles recortados e incluso ropa vieja. El objetivo es evitar la insolación, además de la evaporación de la humedad del suelo.
7.- Primer riego. Tras el acolchado solo queda incorporar el primer riego o riego de plantación al terreno. Con una regadera echamos agua, pero siempre con cuidado de no encharcar.
- 8.- Por último, el despunte. La tarea no estaría completa si no realizamos el despunte de las ramillas del árbol. No tiene que ser una labor muy a fondo: con eliminar un par de entrenudos con sus yemas correspondientes será suficiente para excitar la brotada del árbol.
Se puede aprovechar para eliminar alguna ramilla que se dirija al centro de la copa, y así conseguir la deseada forma de vaso típica de todo frutal.
Tus especies favoritas
El cerezo presenta un fruto grueso, de color púrpura, forma redondeada-arriñonada y hueso pequeño. Su pulpa es bastante firme a pesar de ser una variedad precoz.
Un peral. Para disfrutar también de fruta de semilla vamos a plantar un peral.