Agustín Gómez Arcos es un escritor aún censurado en nuestro país. Alguien con su obra, cuya hambre política no encuentra lugar que le de comodidad, siempre baila sobre la cuerda floja de la censura. La dictadura franquista, que admitía la calidad de sus trabajos pero veía peligroso dar a luz sus escritos, le empujó a exiliarse hacia Francia, no antes de pasar el mal trago de comprobar cómo su creación tampoco pasaban por el filtro conservador de la escena cultural londinense. Es allí, en suelo francés, que da lo mejor de él mismo pese al obstáculo, siempre insalvable en un autor exiliado, de guardar en los textos escritos en lengua francesa el corazón del derrotado. A día de hoy, y pesé a ser un autor consagrado en el país vecino, esta sigue bailando en España, tal como he dicho, sobre esa misma cuerda floja que la invisibiliza. Es por eso, y para contribuir a que se conozca mejor a este, que hemos querido mantener una conversación con el experto en el personaje y también psicoanalista Jorge Cordi.
Francisco: Agustín Gómez Arcos es un escritor “maldecido” en España a través de una cesura silenciosa, creo que lo podríamos decir así. Sin embargo, fuera de nuestras fronteras, en concreto en el país vecino de Francia, parte de su obra es de lectura obligatoria en centros de enseñanza pública. Ante tal olvido, y para situar a nuestros lectores, ¿quién fue Agustín Gómez Arcos?
Jorge: Bueno, Agustín Gómez Arcos es un insigne almeriense, debidamente segregado desde la parte final de la dictadura franquista. Este tiene la característica que agotó la posibilidad de residir en España y que finalmente se fue a Londres para terminar residiendo en París. Es un escritor que, en su juventud, fue adoptado por la profesora Celia Viñas, quien capto en él esa vena suya de escritor, ayudando a propiciarlo. Para mi gusto es un personaje muy urticante para el neoliberalismo vigente, la conjugación actual del capitalismo, porque incluso él objetaba la categoría de democracia vigente en este país a partir del fallecimiento del dictador Franco. Es más, es un autor que todavía permanece censurado. Hay una gran mayoría del público, del mercado tengo que decir, que ignora la existencia de este célebre autor. Se puede ver la distinción de su obra en Francia, pero como no renunció nunca a la ciudadanía española, es decir, no pudo recibir los grandes premios nacionales que este país le ofrecía.
Francisco:Le tengo que preguntar por el enfoque interesante que ha hecho en algunas de sus ponencias, así ¿por qué la obra de este autor desde el punto de vista psicoanalítico?
Jorge: Claro, te tendría que hablar, digamos, como lector, como alguien que ha experimentado el exilio. El haber llegado a Almería y haber escuchado de Gómez Arcos para mí supuso darle una vuelta más de tuerca al estatuto del exilio. Esto empecé a verlo cada vez más claro a medida que iba progresando en la lectura de sus novelas, ¡ojo!, está su poesía que también es una dimensión y el teatro, la poesía no la he frecuentado por falta de tiempo. Aún así, lo que más me resulta para distinguir es la dimensión subversiva y la provocación que establece Gómez Arcos respecto de la cultura española. Es una objeción, es una provocación a un despertar que parece que no termina de producirse, esta es una dimensión que me ha capturado de su obra, y creo que la atraviesa a la totalidad de esta. Sobre todo, otro punto también interesante, se produce en una entrevista que concede a Juan Cruz para el periódico El País, creo que fue en el mismo año de su fallecimiento, y en la cual le comenta que no hay nada autobiográfico en su obra, esto evidentemente lo podemos llegar a problematizar porque si hay elementos o restos diurnos, podríamos decir, de cosas de su vida. Pero su obra no es una historia de su vida.
Francisco: Agustín Gómez Arcos es un autor que aún sigue siendo censurado. Desde sus primeras censuras, incluido esas famosas palabras de rechazo del National Theatre: “sus piezas serán mejor comprendidas dentro de veinte años”, hasta incluso la invisibilidad que se le da en nuestra actualidad ¿sigue siendo este un escritor para futuros lectores?
Jorge: La dimensión de los futuros lectores, digamos, es que cuando Agustín decide dejar España fue por la presión censora del ministro franquista Fraga en el año sesenta y tres, se debe recordar que Agustín había ganado dos premios nacionales de teatro entre el sesenta y tres y sesenta y cuatro, le dieron el diploma correspondiente pero no el dinero, y él se fue a Londres, que en esa época era la capital mundial del teatro, y es en Londres donde le dijeron que ahora no se podía representar sus obras y que volviera en veinte años que quizás si se podría. En realidad, la cita de los futuros lectores fue la respuesta que la gente del teatro en Londres, en el año sesenta y cuatro, le dio a él, y es por eso que después desembarca en Paris, a consecuencia de la experiencia londinense. La dimensión de la censura o la censura tiene toda una fenomenología de exclusión muy voluntaria, yo lo pienso igual que dice Jorge Alemán, no hay lectores en España por la misma razón de cómo opera el olvido del olvido. Es decir, es algo que llega a no tener ni una inscripción ni una trazabilidad porque claro es muy provocativa. Respecto a esto dicho, le pongo, por ejemplo, la novela relativa a la República, Doña María Republica se llama, esta versa sobre una mujer que sabiendo que tiene sífilis se hace prostituta para infectar a la mayor cantidad de nacionales posibles. Esa cosa, así construida, y que puede parecer ingenua, aunque no es para nada ingenua, pero esto hace, digamos, que no tenga un lugar y es verdaderamente llamativo la ignorancia que pesa porque no podemos aplicar la categoría del desconocimiento. El desconocimiento supone un cierto grado del saber, en cambio la ignorancia es el grado cero del saber. Entonces, no solo no se conoce a Agustín sino que tampoco hay muchas ganas de conocerlo.
Francisco: ¿Una literatura como la de Agustín Gómez Arcos, más enfocada en los derrotados, cómo podría servir como “paracaídas” en un sistema tan fuertemente competitivo como el que se da en nuestra actualidad?
Jorge: Fíjese, justamente en la charla que sostendré en la librería Picasso (charlas que organiza junto a la psicóloga Elia Roda), haré un dialogo imposible, digo imposible porque no tuvo lugar hacer conversar a Agustín Gómez Arcos y Pier Paolo Pasolini. Me permitiría empezar a construir o amasar una respuesta, porque pensaba en La desaparición de las luciérnagas de Pier Paolo Passolini, tomada de la nota del Corriere della será del uno de febrero de mil novecientos setenta y cinco, al mismo tiempo, cuando este proponía hacerle un lugar a la derrota como la contrapartida de la meritocracia que después se impuso, pues claro, de la misma forma hay una enseñanza en Gómez Arcos por la vía de que los vencidos, en fin, tienen un discurso propio, y poder encontrar esa singularidad es algo a lo que me parece que es la propuesta que atraviesa la totalidad de la obra de este autor.
Francisco: En la anterior ponencia que hiciste en relación al Cordero carnívoro, me llamó mucho como hacías un análisis comparativo de esa obra de Agustín Gómez Arcos en relación al pensamiento feminista, ¿podrías hablar sobre ese porte femenino desde el psicoanálisis?
Jorge: Bien, sí, en el Cordero carnívoro la dimensión del feminismo está sostenido en el mismo niño, porque objeta justamente la figura de su propia madre. Después el personal domestico, como la chacha, que es la que está más cerca de él, aparece más como mujer proletaria con una conciencia de clase, es un sujeto político. Entonces, el feminismo, diría, que aparece por pinceladas, por antonomasia comparativa por contraste, justamente en la descripción social que emplaza, y es interesante porque fui hace unos ocho meses a Enix, el pueblo almeriense donde nació Agustín, a la entrada del pueblo, en un restaurante, después de pedir un agua mineral lo primero que le pregunto a una señora que nos recibió es si conocía a Agustín Gómez Arcos, y me respondió, “que hacía once años que no me preguntan esto que me acaba de preguntar”. Yo creo que eso es un poco la muestra de cómo a pesar de que hay una calle que lleva su nombre y demás que han hecho y todo ese paripé, a la hora de la verdad no es un sujeto, digamos, reconocido en su lugar y mucho menos de su obra. La señora de esta fonda, me gustó mucho su respuesta, no sé si es que estuvo esperando durante once años a que apareciera alguien con esa pregunta, pero al menos daba la sensación de que no aparecía nadie que le preguntara.
Francisco: Ya por último, y para terminar, ¿qué obras recomendaría de nuestro autor para iniciarse en el mismo?
Jorge: No le recomendaría absolutamente nada, sólo que en el momento que tuvieran ese punto de curiosidad para leerlo, que pillen lo primero o aquello que sea más contingente para cada lector. Organizar una hoja de ruta no lo veo muy propicio.